El pronunciamiento del Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, respecto a los matrimonios entre personas Lésbicas, Gay, Bisexuales y Trans (LGBT) ha sacudido al país norteamericano.
Desde que se hicieran públicas las declaraciones ayer, el bombardeo a través de las redes sociales y diversos medios de comunicación no se ha hecho esperar. Múltiples personalidades del medio artístico, de la Academia e incluso dirigentes de empresas con base de fe dieron su opinión respecto a las posturas de Obama.
En Puerto Rico, ambos bandos se expresaron. Por un lado, conservadores y fundamentalistas recurrieron a su acostumbrada retórica basada en el eufemismo de tolerancia. Otros, en cambio, fueron más allá y recurrieron al miedo como herramienta para justificar sus expresiones y, de paso, asegurar la estabilidad de sus empresas.
Mientras, sectores que se pronuncian a favor o en pro de los derechos humanos celebraron la noticia refiriéndose a ella como un paso más en las luchas de equidad social en el mundo, específicamente en Estados Unidos.
Sin embargo, ¿a qué podrían responder estas nuevas posturas del presidente Obama? Independientemente de las razones personales del Presidente estadounidense, la verdad es que con el tiempo, la comunidad LGBT se ha convertido en un objetivo poderoso para ciertos mercados que no están exentos de las oligarquías políticas que rigen el modus operandi actual.
Es decir, sin restar méritos a los movimientos reivindicadores que exigen la visibilidad de las disidencias sexuales, específicamente y mayormente la de los gay, no podemos descartar que el mercado haya hecho grandes aportaciones al asentamiento de este sector en diversas partes del mundo. Sobre todo, en esos espacios constituidos o guiados por el capitalismo.
Oscar Guash nos dice en su texto 'La crisis de la heterosexualidad' que “las identidades gay nacen con el activismos político pero han sido reinventadas por el mercado y transformadas en un bien de consumo”. Guash añade que estas identidades o personas gay son vistas desde el crisol político y empresarial como un producto. O sea, es un sector rentable y vende bien.
En este sentido, en momentos donde aplaudimos las transformaciones sociales, máxime aquellas que igualan a las personas, no podemos desvincularnos de ciertos actores que se esconden tras bambalinas en medio de un circo mediático. Tengamos de perspectiva que todo acto político conlleva un entramado de estrategias publicitarias y de campañas. De ahí que incontables empresas recurran a movimientos ambientales para movilizar el capital que generan sus productos; el llamado “Greenwash”. O, que diversas y autodenominadas ONG’s vean en la caridad, la humanidad y la solidaridad, un mercado rentable.
Como nos dice profesor mexicano, Jorge Castañeda-Torres, no es sorpresa que con el tiempo, junto a la bandera arcoíris se observe cada vez más un signo de dólar.
Por lo que, en definitiva las declaraciones de Obama son un cambio de paradigma, y como todo cambio, trae resultados. Mantengamos los ojos puestos en el mercado. Al final, éste da a conocer todos los hipertextos que se cuecen tras todo tipo de declaraciones, beneficien a quien sea.