Se estrena por fin The Hunger Games, la primera entrega de esta nueva saga juvenil literaria, adaptada a la gran pantalla, que ya cuenta con fanáticos como en su época los tuvo Harry Potter y/o Twilight. En tan sólo un fin de semana batió records de taquilla con 155 millones de dólares, alcanzando el tercer lugar en el listado de películas partes de una saga, que más dinero han recaudado en su primer fin de semana; superada solamente por Harry Potter and the Deadly Hallows part 2 (169.2 millones) y The Dark Knight (158.4 millones).
El film nos transporta a un mundo distópico en el que una poderosa ciudad llamada El Capitolio, ordena a sus 12 distritos circundantes a ofrecer anualmente una pareja de adolescentes en sacrificio, para que participen en un macabro evento televisivo conocido como los Juegos del Hambre (The Hunger Games). En esta competencia, los “tributos”, es decir, los 24 chicos y chicas, deberán pelear a muerte unos contra otros, hasta que sólo uno sobreviva.
La parte buena del film
Empecemos señalando las cosas buenas de la película. Principalmente la actuación y el notorio elenco pueden ser alabados. La talentosa Jennifer Lawrence interpreta a Katniss Everdeen, la protagonista del film, con la frescura e intensidad que la caracterizan como actriz. Así mismo, Woody Harrelson,Stanley Tucci, Elizabeth Banks, Donald Sutherland e incluso Lenny Kravitz tienen participaciones muy interesantes. No se puede decir lo mismo en relación al papel de Josh Hutcherson como el protagónico Peeta Mellark o el de Wes Bentley como el organizador de los juegos, Seneca.
La dirección de Gary Ross por su parte, funciona de mil maravillas durante la primera mitad del film. Es más, podría decirse que durante esta primera parte, todo funciona excelentemente. La película tiene un ritmo lento que permite aprehender toda la información que se nos está filtrando por fragmentos, comprender el entorno psicológico de los protagonistas e incluso, sentir la sensación de vacío que les invade a estos, ante la inminencia de una posible muerte.
La dirección de arte del film también es interesante, generando un mundo distópico bastante plástico y superficial.
Pero una vez que comienzan los juegos todo se derrumba trágicamente. La falta de experiencia de Ross en el género destruye por completo todo lo que había alcanzado en la primera mitad (recordemos que Gary Ross es famoso por ser el escritor de la encantadora película Big y haber escrito y dirigido la genial Pleasantville, la emotiva Seabiscuit y la aburrida The Tale of Despereaux. Las tres primeras funcionan perfectamente, pero en la cuarta, la incapacidad de controlar la acción resulta desesperante).
Los juegos dejan con hambre
En primer lugar, durante la primera mitad se ha ido construyendo una expectativa en torno a la competencia, describiéndola como un evento magnífico y un excitante espectáculo de pelea. Todo esto resulta contraproducente cuando los Juegos del Hambre resultan totalmente pasivos y con una carencia de acción asfixiante. De hecho, tratan más sobre la supervivencia de los participantes que de sus habilidades de combate.
Además, una vez que inician los juegos, el film olvida por completo los asuntos políticos y mediáticos del mismo. Jamás vemos la forma en que es vendida la violencia en El Capitolio, mientras que sólo se nos presenta pequeñas pistas de que todo un clima de caos político se está dando a la par del evento.
Otro fallo es la escena cercana al final, en la que uno de los jóvenes tributos "malos" (es decir, aquellos que matan más fácilmente) tiene una especie de monólogo corto, en el que vemos que tiene una notable crisis y una pseudo epifanía. El momento hubiese sido magnífico si se nos hubiese presentado más al personaje, pero lamentablemente, este es el único momento en el que lo escuchamos hablar o vemos que es humano.
Pero lo más terrible de Los Juegos del Hambre (tanto de este preciso evento dentro del film, como de la película en sí) es la falta de seriedad con la que se aborda la violencia.
La violencia ignorada
Esta es la historia de un grupo de adolescentes que se matan entre sí porque están obligados a hacerlo. Según Suzanne Collins, escritora de la trilogía, la inspiración le surgió una noche en la que cambiando canales en la televisión, saltó de un reality show de adolescentes e imágenes de la guerra de Iraq. El discurso detrás de la historia es la forma en la que los dirigentes mundiales mandan a nuestra juventud a matarse los unos a los otros, sobre todo aquella que proviene de las regiones más necesitadas de sus naciones.
Así mismo es una crítica a la forma en la que la violencia está completamente institucionalizada, gracias a los medios masivos de televisión. Ahora bien, partiendo de esto, el film falla por completo en mostrar este mensaje.
Ya que el público al que está destinada la trilogía de novelas es uno joven adulto, la película fue hecha para una audiencia PG-13, por lo que la violencia fue dejada por fuera de la pantalla. Todos las muertes son sugeridas y no tienen ningún peso o relevancia. De hecho, tienen más peso otros elementos, como el romance fatulo entre los dos protagonistas, que la muerte de la gran mayoría de los adolescentes.
Si precisamente una de las denuncias de Collins en The Hunger Games es la insensibilidad que se tiene hoy en día ante la violencia y la muerte, sobre todo en los medios de comunicación; el que las muertes de adolescentes a manos de adolescentes sean tomadas a la ligera y sin peso alguno en el film, es caer precisamente en aquello que se está denunciando. Para que la violencia sea importante, debe ser relevante en pantalla y cada muerte debe ser tomada en serio.
Battle Royale y The Running Man
En 1999 el novelista japonés Koushun Takami escribió un libro llamado Battle Royale. Esta dio pie a un manga (novela gráfica japonesa) y luego generó un film homónimo en el año 2000. La película es una maravillosa obra que incluso fue alabada por el director Quentin Tarantino como “la película que a él le hubiese gustado haber hecho”.
Sumamente violenta, dramática, con infinidad de sentimientos y un brutal discurso sobre la competitividad agresiva en la sociedad nipona. Battle Royale nos cuenta la historia de un grupo de chicos, compañeros de clase, que son arrojados en una isla desierta y son obligados a matarse los unos contra otros, hasta que sólo uno sobreviva.
El argumento se parece tanto a la obra de Collins que es imposible no comparar ambos filmes, aun cuando en un principio, tienen marcadas diferencias. Ahora bien, en los dos libros, la acción ocurre en un futuro distópico y un grupo de jóvenes es obligado a asesinarse mutuamente, el evento en el que se enfrentan tiene una difusión mediática (el grado en que se vende como espectáculo la matanza en Battle Royale está mayormente expuesto en el manga) y en ambas historias, los protagonistas tienen una conexión romántica (aunque no sea exactamente igual en ambas).
Collins se ha defendido de las acusaciones de plagio asegurando que ella jamás había escuchado hablar de Battle Royale hasta que había terminado el primer libro de los Juegos del Hambre. La escritora asegura que su mayor inspiración (además del suceso televisivo del reality show y la guerra de Iraq) fue el mito de Teseo y los jóvenes tributos que entregaban los atenienses a Creta para ser comidos por el Minotauro, como acuerdo para terminar la guerra entre ambas regiones.
La referencia al mito del Minotauro es obvia, incluyendo el hecho de que Katniss se ofrece como voluntaria al igual que Teseo en el mito griego. Pero esto no explica las otras similitudes.
Así mismo, duras acusaciones se le han hecho a Collins ante el hecho de que también pareciera haber una influencia no reconocida del libro The Running Man del afamado escritor Stephen King, que también generó una adaptación cinematográfica en 1987, protagonizada por Arnold Schwarzenegger. En esta historia, un macabro evento en el que competidores deben matarse los unos a los otros, es un espectáculo televisivo sumamente exitoso.
Pero si a King llegó a molestarle esto, no lo dejó ver cuando le dio una B a The Hunger Games en su reseña para la publicación Entertainment Weekly. El veterano novelista resaltó lo adictiva que resulta la historia de Collins, a pesar de que presenta cierta pereza narrativa, que según King “será perdonada más por los lectores jóvenes que por los más experimentados”. También recalcó que el componente romántico era bastante genérico.
Así que, quizás es cierto que Suzzane Collins nunca escuchó hablar de Battle Royale y que no leyó la obra de Stephen King ni vio el film con Schwarzenegger. Pero en todo caso me pregunto si Gary Ross (quien no sólo dirigió la adaptación cinematográfica de Los Juegos del Hambre, sino que escribió el guión en conjunto a Collins) no habrá tenido dichas referencias en mente a la hora de hacer el film.
Nadie puede saberlo más que él. En todo caso, el discurso sobre la muerte y la violencia mediática hubiese sido más contundente, en la medida en que hubiese sido expuesto de forma más similar a Battle Royale o The Running Man. No me refiero a que haya sido explícita, pero si manejada con seriedad y respeto por el mensaje. Claro está, esto hubiese costado una clasificación R, en vez de la amplia PG-13, y por tanto, esos 155 millones hubiesen estado mermados notablemente. Cosa que seguramente eliminarían la posibilidad de realizar la segunda y la tercera parte de la trilogía. Quisiera tener la esperanza de que las partes restantes de la saga, lleguen a ser más oscuras y coherentes con el mensaje.