“Esto se dice mucho, y a veces la gente cree que uno lo dice por decir, pero cuando miras la Universidad de Puerto Rico (UPR), es una institución que ha servido de ente transformador de la sociedad puertorriqueña”, aseguró Carlos Colón de Armas, quien aspira a presidir el primer centro docente del País.
Para el profesor de finanzas en la Escuela Graduada de Administración de Empresas, esa función social debe salvaguardarse hoy más que nunca.
De ahí que rechace cualquier tipo de recorte –ya sea de $300, $450 o $512 millones– en la aportación que hace el Estado al presupuesto de la UPR y proponga, a su vez, que se mantenga el desembolso de $833 millones por los próximos diez años.
Lo anterior no implica que desfavorezca los cambios. Como muchos, reconoce que estos son ineludibles. Planteó, sin embargo, que no pueden darse “de un día para otro”, simplemente porque haya una directriz a esos efectos. “Las transformaciones”, dijo, “tienen que responder a razones académicas”, con el fin de que la UPR logre ser una universidad de calibre mundial.
En ese proceso, el cierre de unidades –o considerar si unas se independizarán y otras se especializarán– no está contemplado, afirmó en entrevista con este medio. Agregó que se mantendrían los esfuerzos dirigidos a que la UPR entable contratos de asesoría y de adiestramiento con agencias públicas, pues además de allegar ingresos a las arcas universitarias, abarata el gasto gubernamental.
Colón de Armas lo tiene claro: ser una figura que aspira al consenso, a “la razonabilidad, la prudencia y la sensatez”, no es fácil en momentos donde una crisis fiscal tiende a apresurar decisiones. El propósito de su candidatura es ser un punto medio, y con sus propuestas, convencer a los que están en los extremos de ideas para algunos inconcebibles al momento, como una matrícula gratuita.
“Yo creo que hay que buscar la forma de que se puedan abrir canales de conversación no solo entre la comunidad universitaria, sino con el gobierno y con la Junta de Control Fiscal, y con todos los entes involucrados, para que se dejen de hacer las cosas por caprichos y por arbitrariedades y se hagan con pensamiento”, subrayó.
Diálogo conversó más a fondo sobre estos temas con el candidato a presidir la UPR, que cuenta con el endoso de representantes de los tres sectores –docente, no docente, y estudiantil– que conforman la comunidad universitaria.
Diálogo: ¿Cuál es su visión de una universidad pública?
Carlos Colón de Armas: La UPR tiene que sufrir transformaciones. Donde difiero de lo que está pasando a como creo que se debe hacer, es que para mí estas tienen que responder a razones académicas.
La UPR, como entidad pública, necesita tener una fuente de ingresos que provenga del Estado. Eso es indudable. Pero la Universidad también tiene que reconocer la situación del Estado.
Lo que planteo es que haya un periodo de diez años para hacer las transformaciones por razones académicas. Ese proceso no se hace de un día para otro. Al cabo de esos diez años podemos negociar con el Estado para que su aportación [de $833 millones, un 57%] no sobrepase el 50% del presupuesto de la UPR [de $1,470 millones].
D: En la línea de las transformaciones académicas, uno de sus planteamientos es lograr que la UPR sea una institución de calibre mundial. ¿Cómo se alcanzaría eso?
CCA: Sería un calibre mundial desde el punto de vista académico, y hay varias formas de lograr eso.
En ese periodo de diez años, quiero que los programas puedan mantener su acreditación o lograrla bajo lo mejor de las agencias acreditadoras. Hay otros programas que no tienen agencias acreditadoras, o tienen otras consideraciones, y entonces nosotros como comunidad académica podemos establecer unos criterios. Esto típicamente ocurre con evaluaciones de pares externos y con variables como la cantidad de estudiantes, la tasa de graduación, la productividad del personal docente y el número de publicaciones académicas.
En muchas unidades de la UPR tenemos programas duplicados. Eso no necesariamente es un problema. Lo que sucede es que hay una limitación de recursos. Tenemos que cuidarnos de tener un programa bajo la mejor acreditación, pero no tener los recursos suficientes para mantener esa calidad porque estamos usándolos en mantener una duplicidad de programas de menor calidad académica. Eso no tiene sentido, y ahí es que creo que tenemos que enfocarnos. Vamos a tener los programas de mayor calidad en Puerto Rico, comparables con los mejores programas del mundo, pero no vamos a desviar recursos por meramente tener un programa por tenerlo.
No estoy hablando de los rankings, porque eso es arbitrario. Nosotros tenemos una cultura de acreditaciones en la UPR, así que es cuestión de seguir adelantado ese proceso.
D: Y si los programas no logran la acreditación o la evaluación exitosa de pares externos, ¿se eliminan?
CCA: Tiene que haber transformaciones. Tampoco podemos caer en el error de que “a los demás hay que evaluarlos, pero al mío no lo toques”. No, tenemos que evaluarlos todos, y si en algún momento un programa no llega a un nivel de calidad y tendría más sentido dedicar esos recursos en otro lugar, pues hay que hacerlo.
D: Como parte de ese proceso de alcanzar la mejor calidad académica, ¿favorece expandir los ofrecimientos a horarios nocturnos y en línea?
CCA: En la UPR –y es una de las cosas que propongo– tenemos un problema severo por nuestros procesos burocráticos. Hay muchas ideas de programas nuevos, no solo en línea o de noche, sino en horario regular, y a veces la gente es renuente de proponerlas porque saben que el camino hacia la aprobación es tortuoso. Por eso estoy proponiendo que el proceso de aprobación termine en cada recinto. Si una unidad quiere proponer un programa nuevo, que a lo más que tenga que llegar sea a su Senado Académico. Si haces más flexible la aprobación de programas, vas a tener más personas proponiendo ideas innovadoras, y más cantidad y variedad de ofrecimientos.
D: ¿Está de acuerdo con la reorganización de unidades por regiones, como se discute en la Junta Universitaria, o con la independencia y especialización de unidades, como ha propuesto el gobernador Ricardo Rosselló Nevares? Más concretamente, ¿cuál es su postura con respecto a alguna reforma administrativa y al cierre de unidades?
CCA: Vamos a coger lo último primero. No estoy a favor de cerrar unidades. De hecho, hay evidencia que demuestra que las áreas aledañas a recintos universitarios se favorecen económicamente en términos de desarrollo. Puerto Rico, aparte de una crisis fiscal, tiene un problema de crecimiento y desarrollo económico. No tiene sentido cerrar unidades, porque estas pueden ser foco de cosas positivas como lo económico, además de la parte universitaria. Pero ese impacto en la economía tiene que estar atado a la calidad académica de los programas.
Por otro lado, no estoy de acuerdo con definirle a una unidad, facultad o programa en qué se debe especializar. Eso típicamente surge del proceso académico, y eso es lo que determina en qué uno se especializa.
D: Usted ha sido crítico tanto del recorte inicial de $300 millones como del posterior aumento de esa cifra a $450 millones planteado por la Junta de Control Fiscal al presupuesto de la UPR. Bajo su presidencia, ¿cuáles serían algunas de las estrategias para contrarrestar este recorte?
CCA: Desde que comenzó la discusión de la crisis fiscal, he sido claro en que uno no puede tomar la postura de que hay que cortarlo todo. Hay actividades en el gobierno que hay que eliminar, y hay actividades que hay que fortalecer. He sido bastante vocal en términos de que la UPR es una de las actividades que hay que fortalecer.
Eso no descarta el que hay que tener eficiencia administrativa, optimizar recursos, y como en toda organización –la UPR no es la excepción– cortar gastos. Pero cuando uno mira la situación fiscal de la Universidad, en el macro es una entidad donde el problema principal no es recortar gastos sino allegar recursos.
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Podemos discutir muchas fuentes de ingresos, pero yo creo que la fuente de ingresos más importante que tiene que considerarse es el Fondo Dotal. Tenemos un Fondo Dotal que está en papeles, que hay un dinero ahí [$107 millones actualmente], pero realmente la UPR no ha sido efectiva en levantarlo. Yo me quiero enfocar primero en ese fondo, que a largo plazo sería una fuente de ingresos permanentes.
Hay muchas personas deseosas de ayudar a la UPR financieramente, y se debe ser más efectivo en hacer accesible cómo donar a ese fondo. Estoy convencido que si les ofreciéramos a los puertorriqueños la oportunidad de donar a la UPR veríamos cómo exalumnos y personas que se han nutrido en sus vidas profesionales y personales de la UPR están dispuestos a corresponderle con donativos. Pero si tú le preguntas a la gente, la gente no sabe cómo donarle dinero a la Universidad y eso hay que cambiarlo.
Si levantamos un Fondo Dotal de $1,250 millones invertidos al 8%, eso me da un ingreso anual de $100 millones. Eso es más que lo que tenemos por ingreso de matrícula hoy ($84 millones). Ahora, ¿cuán rápido podemos levantar $1,250 millones? Está en nosotros determinar eso. [Colón de Armas plantea un periodo de 25 años.]
D: O sea, considerando que la matrícula conforma el 5% del presupuesto de la UPR, junto a la propuesta del Fondo Dotal, y viendo cómo ya en Estados Unidos están experimentando con tipos de matrículas gratuitas, ¿quizás movernos a eso?
CCA: (Gesticula positivamente) Y ahí empiezas a ver una nueva posibilidad de una fórmula de generar ingresos para la UPR. Esto no se levanta de un día para otro. Por eso es que planteo darnos un tiempo, y que el gobierno nos permita un sustento para poder hacer estas transformaciones. Pero no me quites la alfombra debajo del piso, porque entonces no puedo hacer ni una cosa ni la otra.
Por otro lado, hay que tener unas conversaciones con el gobierno y con la JCF y hacerles entender que es arbitrario y caprichoso forzar esos ajustes sin darle realmente tiempo a que las cosas se hagan por los canales correctos. Pretender que uno va a estar recortando gastos en tan corto tiempo por la razón de que ellos [la JCF] no quieran abrirles las puertas a otras mejores fuentes de resolver los problemas de liquidez me parece irrazonable.
D: La candidatura a la presidencia de la UPR se da en medio de una huelga indefinida en nueve de las once unidades del sistema. Uno de los reclamos estudiantiles es que no se aumente la matrícula ni se eliminen exenciones. ¿Cuál es su postura al respecto?
CCA: En el desespero de la crisis, todo el mundo está buscando de dónde sacar dinero, y la forma más fácil es aumentar la matrícula. Yo preferiría que busquemos otras fuentes de fondos nuevas. Creo que los estudiantes tampoco pueden tener la postura de que no va a estar dispuestos a colaborar con la UPR. La pregunta es qué hacemos. Prefiero enfocarme en el Fondo Dotal. Ya la Junta de Gobierno reanudó los aumentos automáticos a la matrícula [$2 por crédito para la clase entrante]. Pues yo creo que si hay que escoger entre aumentos automáticos o el aumento por ajuste según ingresos, a mí me parece que tiene más sentido el aumento automático.
La matrícula representa el 5.74% ($84 millones) de todos los ingresos de la Universidad. Eso es bien poca cosa en términos relativos. Además, si subes la matrícula, ese dinero se destina como garantía para el pago de la deuda de la UPR, por lo que de entrada lo que más beneficia es el servicio de la deuda y no necesariamente otros fines.
D: ¿Y en cuanto a la auditoría de la deuda, que es otro de los reclamos estudiantiles?
CCA: Yo he sido bien claro públicamente en que yo estoy en contra de la auditoría de la deuda y estoy a favor de que se pague.
Yo creo que hemos cometido un error drástico peleando con la deuda cuando la pelea debería ser con la renuencia de la JCF de no permitir un préstamo interino, que es la solución por excelencia a un problema de liquidez como el que enfrenta el gobierno. Si la JCF permitiera un préstamo interino, sí habría que hacer recortes, pero no tan drásticos como están planteando, ni en la UPR ni en el resto del gobierno.
La pregunta es por qué yo tengo esa postura. Creo que hay una equivocación grande que tiene la gente sobre cuál es el propósito de auditar la deuda. Mucha gente cree que si se audita y se encuentra deuda que es ilegal, no hay que pagarla. Eso no es correcto. Si se encontrase que hay una deuda ilegal, eso quiere decir que el contrato bajo el cual se emitió esa deuda no es válido, y lo que procede es que se devuelva el dinero que se intercambió como parte de ese contrato que se declaró ilegal. El gobierno se expone al posible riesgo de tener que devolver un dinero de cantazo en lugar de pagarlo en 30 o 40 años. Por lo tanto, podría ser peor el remedio que la enfermedad.
El gobierno no tiene efectivo. Yo estoy en desacuerdo con los recortes que está proponiendo la JCF. Si ganamos esa batalla y se eliminan los recortes, la cuestión sigue siendo que el gobierno tiene un problema de liquidez. Entonces, si el gobierno no tiene efectivo, si el gobierno de Estados Unidos no está dispuesto a darnos efectivo, ¿de dónde va a salir? De un préstamo interino que darían los bonistas.
Por eso es que te decía hace rato que hay posturas en la comunidad universitaria que son inconsistentes. Yo estoy de acuerdo con la pelea con los recortes, pero no estoy de acuerdo en la pelea con la deuda, porque de ahí es que va a salir el efectivo que necesito, por ejemplo, para las mejoras permanentes. Y ahí está la dicotomía.
D: ¿Qué significa la UPR para usted?
CCA: Lo que soy se lo debo a la UPR, y creo que yo no soy una excepción. Aparte del proceso de estudiar, en la UPR hay una serie de actividades académicas –investigaciones, conversatorios– que ocurren y preparan a las personas que van a ser responsables del futuro de Puerto Rico. A esa institución hay que protegerla, hay que fortalecerla y hay que salvaguardarla para el futuro.
Junto a Colón de Armas, también son evaluados para el cargo los doctores Arturo Avilés, Miguel Muñoz, Martha Quiñones y Nivia Fernández. Esta semana Diálogo publicará las entrevistas realizadas a cada uno de ellos.
Dentro del proceso de búsqueda y consulta del próximo presidente o presidenta de la UPR resta que los Comités de Consulta de los Senados Académicos evalúen los aspirantes y sometan sus informes a la Junta de Gobierno (JG) no más tarde del 1 de junio de 2017, a las 4:00 p.m.
Desde el 2 hasta el 16 de junio, el Comité de Búsqueda y Consulta de la JG evaluará esos informes y entrevistará a los candidatos recomendados. Del 19 hasta el 30 de junio, ese comité rendirá su informe a la JG y recomendará a un candidato. En julio, la JG designará al presidente de la UPR.
Como parte del proceso, Colón de Armas sometió una carta de intención, plan de trabajo, curriculum vitae y referencias para ser considerado para la presidencia de la UPR. Puede ver los documentos a continuación:
Lea el resto de las entrevistas a los candidatos:
Arturo Avilés: “La Universidad es de todos y hay que respetarla”
Carlos Colón de Armas: “Lo que soy se lo debo a la UPR”
Miguel Muñoz: “Yo puedo aportar mucho a la Universidad”
Martha Quiñones: “Destruyes a la Universidad de Puerto Rico y destruyes el futuro”
Nivia Fernández: una fortaleza “mi capacidad para el trabajo colaborativo”