
Eugenio María de Hostos, Nilita Vientós Gastón, Arcadio Díaz Quiñones, Edgardo Rodríguez Juliá, Aurea María Sotomayor y Marta Aponte Alsina son las figuras centrales del libro Intelectuales y ensayo, una obra que resalta el rol determinante de ese género literario en la sociedad puertorriqueña.
La publicación de Carmen Centeno Añeses, profesora en el Departamento de Español de la Universidad de Puerto Rico en Bayamón, profundiza sobre el rol del ensayo como difusor de ideas y saberes.
La autora resalta especialmente en este libro cuán importante es el ensayo para potenciar el rol del intelectual, definido como la persona que comunica, coloca y difunde sus conocimientos e ideas en beneficio de la sociedad.
Además, visibiliza las aportaciones de las mujeres como intelectuales de primer orden que ameritan el mismo crédito y respeto que los intelectuales masculinos.
La publicación número seis de la doctora Centeno Añeses, muy bien podría funcionar como libro de texto para universitarios y escolares porque incluye valiosa información sobre el origen y evolución del ensayo, especialmente en Hispanoamérica y Puerto Rico.
Centeno Añeses también reflexiona sobre los nuevos paradigmas y retos que presenta este género.
Quisimos conversar con la autora para conocer más sobre este proyecto literario y de paso reflexionar sobre el rol de los intelectuales boricuas en la coyuntura actual.
Compartimos la entrevista a continuación:
Diálogo: ¿Por qué Intelectuales y Ensayo? ¿Qué le motivó a realizar este nuevo proyecto?
Carmen Centeno: He llamado este libro Intelectuales y ensayo porque en él discuto la relación existente entre los primeros y el género ensayístico. Este se ha distinguido por articular la vida pública mediante discursos, artículos periodísticos, investigaciones y es considerado por excelencia el discurso denominado pensamiento. Es decir, el que presenta las ideas más importantes de una sociedad, de una nación, grupo social etc., aunque reconozco que esto ha sido problematizado en fechas recientes por la intelectual chilena Alicia Salomone. Discuto como este ha sido utilizado por distintos ensayistas como medio de insertarse públicamente, ganar adeptos a sus ideas y formar tanto una esfera pública como dice Habermas al hablar de la esfera pública burguesa, como una contraesfera, como afirma Nancy Fraser en Rethinking the Public Sphere. Partí del hecho de que el ensayo no ha sido lo suficientemente estudiado en Puerto Rico.
D: ¿Como mujer y una de las autoras que cultiva el género del ensayo en la Isla, qué quiso plantear en esta nueva apuesta editorial?
CC: Planteo que debemos estudiar el género en sus distintas variantes, que se debe romper el canon patriarcal que dejaba fuera a las mujeres como se evidencia en cualquier antología del ensayo. Así puede apreciarse en la Antología del pensamiento puertorriqueño de Eugenio Fernández Méndez, en la del Ensayo cubano del siglo XX de Rafael Hernández y Rafael Rojas; y en El ensayo hispanoamericano del siglo XX de John Skirius.

La doctora Carmen Centeno Añeses (Suministrada)
D: ¿Por qué seleccionó a estos seis autores?
CC: Seleccioné a estos autores por su aportación a la cultura nacional puertorriqueña, del Caribe y de América Latina. Hostos es fundador esencial del ensayo latinoamericano, elemento que no ha sido suficientemente reconocido. Nilita Vientós Gastón irrumpió en el androcéntrico campo del ensayo, dominado por los hombres para someter ideas que ordenaran la casa nacional. Díaz Quiñones estudia los lugares de la memoria, de dónde nos asimos los puertorriqueños para sobrevivir, subvierte la fotografía imperial de comienzos de siglo 20 y nos hace reflexionar sobre el racismo en los fundamentos epistemológicos desarrollados por sujetos masculinos del Caribe.
Áurea María Sotomayor hace una importante contribución sobre el nacionalismo y la escritura de mujer; Marta Aponte Alsina establece un profundo diálogo con autores del Caribe no hispánico y Edgardo Rodríguez Juliá nos invita a reflexionar sobre la sexualidad y las intersecciones entre arte, erotismo, imagen, escritura y pornografía.
El libro incluye un trabajo introductorio en el que teorizo, resumo y comento la importancia de otros ensayistas siguiendo la obra de Josefina Rivera de Álvarez, Mariana Robles de Cardona, Marta Aponte Alsina y Juan Gelpí, entre otros. Al final tiene un análisis del ensayo contemporáneo en Puerto Rico.
La ausencia de una red de investigadores dentro de la Universidad de Puerto Rico y de tiempo para la investigación restringieron mi selección. Hay mucho por hacer en el estudio del ensayo puertorriqueño por la gran cantidad de autores existentes.
D: Noto que entre los seleccionados no hay autores jóvenes. ¿No ha habido un relevo generacional hacia los escritores más jóvenes o es que estos últimos no han asumido su rol de intelectuales que como plantea Nilita Vientós sean capaces “de poner en tela de juicio las creencias y valores de la sociedad por amor a los hombres”?
CC: Es importante lo que planteas porque es difícil conseguir los trabajos de los escritores más jóvenes. Traté de escribir sobre ellos, pero estos, por lo general, publican en las redes sociales, periódicos y bitácoras (blogs) de la Red de Internet. Eso representa una dificultad en la investigación porque sus ensayos están dispersos. Sobre todo los que se escriben en Facebook. Se ha dado un relevo generacional que ha buscado otros medios de publicación y que sí ha puesto en jaque viejos paradigmas. Son defensores de derechos humanos, ecologistas, feministas, militantes pro LGBT, antirracistas y anticolonialistas.
Creo que son dignos herederos de Nilita Vientós. Me refiero a Manuel Clavell Carrasquillo, Francisco Font, Manolo Núñez, Gazir Sued, Yara Liceaga, Bárbara Abadía Rexach y Amado Martínez, entre muchos otros. El periodismo ha sido fundamental en este sentido. Pueden verse las páginas de opinión de El Nuevo Día, Claridad, El Vocero y otros. Hace falta otorgar mayor apoyo a la publicación de libros de la generación más joven porque el libro permite otro tipo de circulación de las ideas.
D: ¿Cómo define el rol del intelectual en la actualidad?
CC: El intelectual tiene el deber de sostener un compromiso con la sociedad a la que pertenece. Existen distintos tipos de intelectuales: el gramsciano, el vanguardia, el cosmopolita, el crítico, entre otros que nombran Beatriz Sarlo y Gustavo Lins Riveiro. Yo le añado el intelectual cimarrón: el que busca siempre la libertad en cualquier circunstancia y mantiene una postura crítica sin tapujos. No tiene que ser necesariamente gramsciano, pero sí tener sentido de pertenencia a su comunidad. Pienso en la tarea que les otorgaba Edward Said: “la de universalizar la crisis, darle un alcance humano más amplio a los sufrimientos de una nación o raza particular”.
D: ¿Entiende que como Hostos y Vientós el intelectual contemporáneo tiene el compromiso de usar su sabiduría y conocimiento en función de la sociedad o solo se conforma con ser parte de un círculo muy cerrado que produce para sí pero su rol no trasciende, no tiene la misma influencia que tuvieron los intelectuales en el pasado?
CC: Desgraciadamente, los intelectuales más conocidos son los académicos y estos no siempre se atreven a asumir posiciones. A veces se quedan en círculos cerrados. Yo creo en el intelectual que busca llegar al pueblo. No es idílico. Creo en salir de los pasillos universitarios para llevar la Universidad a los residenciales, los barrios, la calle. Ese proyecto es posible. Estudié a los intelectuales y ensayistas obreros de comienzos del siglo 20 y eso fue lo que ellos hicieron con solo tener la lectura como Ramón Romero Rosa y Luisa Capetillo: llevar la cultura a zonas periféricas. Hay intelectuales que sí trascienden cuando deciden convertirse en públicos y exponer sus ideas en el periodismo, la Red o mediante libros.
D: ¿Cuál debería ser la principal esfera de acción de nuestros intelectuales? En su libro deja ver que el periodismo ha sido determinante en visibilizar sus ideas y saberes, en darles presencia en la esfera pública. ¿Sigue cumpliendo el periodismo esa función o con el cierre de medios periodísticos ha habido algún cambio?
CC: En Puerto Rico todo intelectual serio debería de saber que el colonialismo limita nuestras investigaciones, nuestra vida diaria, nuestras instituciones. En este sentido debe hacer su trabajo éticamente y denunciar las limitaciones que impone el status colonial.
El periodismo ha sido determinante en la difusión de saberes y ha contribuido a una eclosión del ensayo. Hay una proliferación de periódicos por toda la Isla. Tengo que alabar al periodismo puertorriqueño porque se ha convertido, aunque no siempre estemos de acuerdo con los editoriales, en un espacio de discusión y de cultura contestataria.
D: ¿Cómo las nuevas plataformas de comunicación (blogs, redes sociales) han venido a ocupar ese espacio? ¿Ayudan o desayudan al intelectual a cumplir con su rol? (podrían, por ejemplo, funcionar tan solo como una especie de tablón de edictos, donde se expone algo simplemente sin generarse nada más, la gente responde, se desahoga ahí mismo, pero no se generan acciones concretas; se torna en una reacción efímera que se olvida al leer el siguiente post o twitt)
CC: Las plataformas de comunicación han sido vitales en la difusión intelectual, pero lo pueden ser más, sobre todo cuando he leído que Puerto Rico es el país que posee más computadoras en el Caribe. Yo creo que han generado acciones de denuncia sobre la economía del país, el estado de la Universidad de Puerto Rico y nuestro sistema de educación pública.
También se ha contribuido a desalentar políticas racistas que penalizan a los más desposeídos o vulnerables. Mario Cancel y Lilliana Ramos son dos formidables ejemplos de intelectuales y ensayistas que utilizan la Red, además de las nuevas revistas y periódicos que se han creado como El PostAntillano y 80grados.
D: Con tanto cambio en la Universidad de Puerto Rico, que es de donde proviene la mayoría de los intelectuales puertorriqueños que identifica en su libro, habrá futuro para la intelligentia puertorriqueña? ¿Se quedará la Isla sin intelectuales del patio? ¿Qué futuro vislumbra al respecto?
CC: Sí, hay futuro para la intelligentia puertorriqueña. Lo hay todos los días cuando nos reinventamos para combatir la deuda externa y la Junta Fiscal, defender nuestros ambiente y nuestras tierras laborables. Es imposible que desaparezcan los intelectuales. Lo que sí es que no serán exclusivamente académicos, como yo deseo que suceda. Se definirán de otra forma y provendrán de otras extracciones sociales. Estarán en la calle, en los barrios, en las plazas y en una academia resignificada en función de Puerto Rico y no de intereses foráneos.
D: ¿Cuál será su próximo proyecto?
CC: Estudio la escritura narrativa de mujeres del Caribe hispano, pero tengo gran interés en seguir trabajando el ensayo, ese género camaleónico, pues se necesita expandir su campo de estudio.
El libro Intelectuales y ensayo se presentará este próximo miércoles, 4 de abril, a las 7:00 p.m. en la librería Casa Norberto en Plaza Las Américas.