El genial músico y compositor argentino, Gustavo Cerati, lleva seis días debatiéndose entre la vida y la muerte en una clínica en Caracas, Venezuela, luego de que sufriera un accidente cerebro váscular, dos horas después del concierto ofrecido en la capital del país sudamericano. El pasado 15 de mayo, el músico argentino, Gustavo Cerati, se presentó en Caracas, Venezuela, por motivo del fin de su gira internacional Fuerza Natural. Yo, que soy venezolano y un gran admirador del artista, me moría de rabia por no haber podido pagar los 800 dólares del pasaje y lo que costaba la taquilla. Minutos después del concierto, amigos míos me comentaban vía internet que había sido uno de los mejores conciertos del astro. Sólo podía esperar que se extendiera esta gira y que las nuevas fechas incluyeran a Puerto Rico, tal como pasó hace tres años con su disco Ahí Vamos, con el que vino dos veces a la Isla. Pero el destino quiso que mis esperanzas se turbaran ante una noticia que ha mantenido en vilo a toda la fanaticada del cantante desde ese día. Dos horas después de su concierto, Cerati sucumbió ante un accidente cerebro vascular (ACV) y fue internado en el Centro Médico Docente La Trinidad, en la capital venezolana. A mi angustia se le sumaba el hecho de que dicho instituto de salud queda relativamente cerca del lugar donde yo vivía en Caracas y era donde me atendía mi pediatra. En mi mente no deja desde entonces de repetirse, la idea de que mi músico favorito se debate entre la vida y la muerte en el área donde me críe. Rápidamente se comenzaron a correr rumores. Las redes sociales se saturaron de usuarios que repetían la noticia y expresaban su angustia, deseándole buenas vibras al músico. En cuestión de horas, su apellido se volvió uno de los cinco tópicos más nombrados en Twitter. En su página oficial se anunció que Cerati había sufrido una descompensación debida al cansancio, pero los medios de comunicación venezolanos hablaban de una isquemia cerebral producida por el ACV que obligó a los médicos a abrirle el cráneo al músico para liberar la tensión de la acumulación sanguínea, también hubo declaraciones de los galenos de que el artista presentaba parálisis facial, problemas motores y del habla, y que se le había inducido un estado de coma. El cantante se encontraba en cuidado intensivo y observación. Según los medios, Cerati había sido visto en la noche anterior al concierto en un local caraqueño hasta las tres de la madrugada. Esto, sumado al tren de trabajo de esta intensa gira, su fuerte adicción al cigarrillo y una condición de salud ya golpeada por una trombosis venosa que le fue diagnosticada cuatro años atrás, pudiera haber sido lo que le ocasionó esta situación. Seis días después, el viernes 21 de mayo, María Laura Cerati, hermana del músico, lo acompaña ya en Caracas, mientras que su madre, sus dos hijos y algunos médicos argentinos también llegarán en los próximos días. Gustavo Cerati continúa en un crítico estado estacionario y recién acaba de presentar una leve mejoría. Existen altas probabilidades de que le queden secuelas que definitivamente impedirían que siga siendo el mismo. Gustavo Adrián Cerati Clark, quién el 11 de agosto cumplirá cincuenta y un años, es uno de los artistas y compositores más importantes del rock en español latinoamericano. Además de su carrera como solista que comenzó en 1994 y ha producido siete discos, fue el vocalista de Soda Stereo, agrupación aclamada por la crítica y el público que de 1982 a 1997 influenció notablemente la movida rockera hispanoamericana con sus siete discos de estudio. En el 2007 hicieron una gira internacional que resultó sumamente exitosa. Al terminar, Cerati realizó un concierto gratuito con su material solista en las calles de Buenos Aires, al que asistieron de 150 a 200 mil personas. Algunos críticos consideran que el músico se encuentra en la cúspide de su carrera en solitario. También ha incursionado en el área de la música electrónica, formando grupos como Plan V o el trío Roken. Sería una gran pérdida que el artista perdiera la vida o que sobreviviera con problemas motores o del habla que le impidieran tocar la guitarra o cantar. Su madre, Lilian Clark, sin embargo declaró a la prensa que confía que su hijo saldrá vivo de esta situación: “siento que va a salir adelante, no me importan las secuelas, a las secuelas las vamos a combatir”. Los fanáticos mientras tanto, entre los que me incluyo, seguimos esperando que la “fuerza natural” del músico no se desvanezca y podamos seguir deleitándonos con más conciertos y nuevos discos producidos por el genial talento que lo ha caracterizado por más de dos décadas.