CARACAS (Reuters) – El presidente Hugo Chávez ya dejó claro que él será el candidato del socialismo para las elecciones en Venezuela del 2012, mientras la oposición aún analizaba el lunes si vale la pena ir a nuevas contiendas comiciales en clara desventaja. Aunque el líder izquierdista recibió el domingo un espaldarazo a su proyecto revolucionario, la complicada situación económica global le obligaría a bajar la velocidad a sus reformas radicales para afianzar, como él mismo dijo, los logros ya alcanzados. Tras pocas horas de su triunfo, dirigentes de la fragmentada oposición denunciaron el ventajismo oficialista que representó el uso de la maquinaria estatal para la contienda, mientras evalúan futuras vías para contrarrestar al militar retirado, a quien acusan de querer eternizarse en el cargo. Los pequeños partidos, factores de la sociedad civil y grupos de estudiantes que adversan al gobernante -y lograron más de cinco millones de votos en la contienda-, apostaron el lunes por lograr más inclusión en la nación de 28 millones de habitantes. “Si seguimos en una confrontación entre los que fueron del ‘No’ y los que apostaron por el ‘Sí’ (a la enmienda), vamos a perder muncho tiempo y vamos a desgastar las instituciones”, dijo en una conferencia de prensa el alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma. La oposición tendrá que decidir ahora su estrategia para enfrentar en el futuro al fortalecido mandatario de cara a las elecciones legislativas del 2010, año en que también podrían intentar un referendo revocatorio contra el gobernante. Y luego, dos años después, en las presidenciales. Por su parte, Chávez dijo en su discurso tras el triunfo del domingo que se centrará, en el tiempo que resta a su actual período, en combatir la inseguridad, que sondeos muestran como la principal preocupación de los venezolanos. “Estaríamos dispuestos a dialogar con el presidente si nos convoca a discutir y hablar sobre los gravísimos problemas que tenemos en Venezuela”, dijo Luis Ignacio Planas, presidente del opositor partido socialcristiano COPEI. En tanto, el líder del partido Primera Justicia, Julio Borges, se preguntaba si ante el ventajismo del Estado valía la pena lanzarse a participar en otras contiendas.
En tanto, el editor del matutino Tal Cual, Teodoro Petkoff, calificó de “ilegal” e inescrupuloso a Chávez por usar los fondos del Estado en la campaña. “Pueden celebrar hoy, pero en el horizonte del 2012 lo que comienza a alzarse es el fantasma de una derrota inevitable”, escribió el lunes Petkoff en su editorial. En medio de una prometida revisión y reimpulso del socialismo, Chávez se enfrenta también al impacto de la crisis económica mundial. El desplome de los precios del barril de crudo, a menos de 40 dólares desde los máximos históricos alcanzados en julio del 2008, ha secado buena parte de los ingentes recursos de los que dispone el mandatario para financiar sus programas sociales -llamados misiones- en favor de la mayoría pobre. Eso podría llevar al Gobierno a implantar ajustes impopulares, que supondrían un obstáculo en el camino a la reelección del gobernante cuya popularidad se sustenta en los vastos programas de salud, educación y alimentación. Analistas destacan la capacidad de Chávez para sobreponerse a situaciones adversas, como lo hizo frente la derrota sufrida en el 2007 cuando intentó aprobar una amplia reforma constitucional que ya contemplaba la “reelección continua” y tras la cual prometió una revisión de su proyecto socialista. El militar retirado, que ha despertado también odios y pasiones en la región latinoamericana, recibió felicitaciones por parte de sus más cercanos aliados, como su “padre” ideológico el cubano Fidel Castro y el boliviano Evo Morales. Expertos consideran que la campaña internacional del líder, a quien sus detractores acusan de usar los “petrodólares” para comprar voluntades dentro y fuera de la nación, también se verá minada por la merma en los ingresos.