WASHINGTON- El presidente Barack Obama parte este jueves rumbo a Asia con una agenda dominada en gran medida por la economía estadounidense, el empleo y un enorme déficit comercial con China. La gira de nueve días de Obama comenzará en Tokio e incluye una parada en Singapur para el foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), seguida de visitas a Shangai, Pekín y Seúl. Obama ha asegurado que hablaría con los chinos sobre la revaluación de su moneda, el yuan, además de alentar a los consumidores del gigante asiático a gastar más y abrir los mercados de su país aún más a los productos de Estados Unidos. También, la gira asiática de Obama se produce mientras éste afronta una gran presión sobre muchos asuntos domésticos, como la reforma sanitaria y el cambio de la legislación sobre el clima, y se acerca a las fases finales de una decisión sobre si envía más tropas a Afganistán.
En una entrevista con Reuters esta semana, el presidente Obama describió a China como “un socio vital, además de un competidor”. Pero advirtió de “enormes tensiones” en las relaciones entre las dos naciones más poderosas de la tierra si los desequilibrios económicos entre ambos no se corregían. Tales desequilibrios -el excesivo consumo y endeudamiento de Estados Unidos, facilitado por la agresiva estrategia de exportaciones china y compras de deuda estadounidense- son considerados por muchos una causa mayor del “auge” y posterior ruina de la economía mundial. Dado que la tasa de desempleo estadounidense está en el 10,2%, el Gobierno de Obama espera que el énfasis en ampliar las oportunidades de exportación funcione bien en su país. En un posible impulso a Obama previo al viaje, China señaló el miércoles que podría permitir una apreciación del yuan, diciendo que considera que las principales divisas -no sólo el dólar- guíen su tipo de cambio. Los fabricantes de Estados Unidos se han quejado desde hace tiempo de que Pekín retiene artificialmente el valor del yuan a la baja, para que las exportaciones chinas sean más baratas y los productos estadounidenses más caros para los clientes chinos. Pero Obama podría afrontar el rechazo de China y otros países que temen que el giro de Washington por la cooperación económica con Asia esté demasiado inclinada hacia un lado. Pekín está molesto con las medidas de Estados Unidos de aplicar sanciones comerciales a los neumáticos y tuberías de acero chinas, mientras que Corea del Sur y otros países albergan dudas sobre si Obama, elegido con un fuerte apoyo sindical, tiene un compromiso suficiente con el libre comercio.