Marta I. Díaz Aponte, de 59 años, fue reportada desaparecida la semana pasada por su hija residente en Texas. Una hora después, su cuerpo parcialmente quemado fue encontrado detrás de su residencia en el barrio Pastos de Aibonito cubierto por una sábana verde.
Así lee una de las fichas colocadas en el piso en forma de círculo. Como parte de una manifestación, cada una de esas fichas honra a personas que han sido víctimas de violencia de género este año: 19 mujeres (10 confirmadas y nueve bajo investigación), dos hombres y tres niños.
La manifestación, que se llevó a cabo el martes pasado en la Placita de los Vientos de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPRRP), fue organizada por estudiantes y profesores de la Escuela Graduada de Trabajo Social de la institución como parte de la conmemoración del Día Internacional de No Más Violencia Contra las Mujeres, que se conmemora hoy.
“Estamos honrando a [aquellos] que fueron asesinados por violencia de género. Cada una de sus historias no están lejos de las nuestras, de las historias de nuestras madres y hermanas. Lo que decidimos fue sacar a la luz parte de sus historias, visualizarlas y honrarlas”, comunicó Elithet Silva Martínez, organizadora de la manifestación.
Las fichas estaban acompañadas por un par de zapatos. Una de ellas representaba a las víctimas que sobreviven, resisten y luchan. Esa ficha también honraba a las víctimas cuyos asesinatos no han sido clasificados como violencia de género.
Silva, coordinadora del Programa Graduado de Trabajo Social en la UPRRP, entiende que los esfuerzos en contra de la violencia contra de género nos conciernen a todos y todas. “Lo debemos hacer todos los días desde el espacio familiar, pero también desde el espacio profesional en la evaluación y formulación de políticas públicas”, enfatizó.
De hecho, la Ley para la Prevención e Intervención con la Violencia Doméstica –conocida como la Ley 54– fue creada el 19 de agosto de 1989, siendo una de las primeras políticas públicas en contra de violencia contra las mujeres en Latinoamérica y el Caribe.
Para Silva, es preocupante que a pesar de la longevidad de la ley en Puerto Rico aún vemos una gran disonancia entre el discurso de dicha legislación y la implementación de la misma. Por lo que considera que “no solo hay que repensar la ley sino también la implementación de la política pública tanto en el Departamento de Justicia como en la Policía de Puerto Rico”.
En uno de los casos más recientes de violencia de género en la isla, las víctimas fueron tres niños de Ponce. Los menores fueron asesinados por su padre. El hombre tenía una orden de protección y grilletes por un caso con la madre de los menores, Marlene Martins da Rocha, inmigrante brasileña. El asesinato, ocurrido a principios de este mes, aún está bajo investigación pero ya levanta serios cuestionamientos en cuanto a la implementación de ley.
Para la niña y sus dos hermanos había una ficha en el suelo junto con tres zapatos pequeños.
Claramente, la violencia de género no solo afecta a mujeres. Por lo que en el círculo se incluyeron a dos hombres que fueron asesinados por mujeres este verano.
Otro aspecto preocupante, según Silva, es el recorte de fondos que han tenido los distintos programas que trabajan en contra de la violencia de género, situación que se ha exacerbado ante la crisis fiscal que vive el país.
“En este caso es imposible no hablar de la deuda. La deuda es con nuestra gente y ya vemos los recortes en fondos a organizaciones en fondos estatales y federales. Es un área que nosotros como ciudadanos tenemos que defender”, puntualizó.
La manifestación no fue una algarabía de voces, los estudiantes y profesores se tomaron de mano en círculo alrededor de las fichas reflexionado. Todo lo contrario a la violencia.
Adli Cordero, una de las manifestantes, quiso representar la esencia de la manifestación a través de una intervención musical.
“Es una canción bien sencilla que habla sobre las cosas que parecen ser simples pero de momento son las que desatan otras grandes y genuinas. Así que hasta cierto punto pensar en estas mujeres puede parecer simbólico, pero no, este tipo de actos desata cosas más grandes. Visibilizan lo que es la violencia contra la mujer”, arguyó.
La joven concluyó que lo más importante es pensar en el por qué: “No es solo una manifestación, es recordar lo que estamos haciendo, por qué lo estamos haciendo y quiénes nos inspiran a hacerlo. No queremos ver una lista más. Basta ya”.