El huracán María dejó a su paso múltiples retos relacionados con los servicios básicos en Puerto Rico. Desde entonces, el puertorriqueño enfrenta dificultades como el preparar una comida saludable y que no requiera energía eléctrica, gas ni grandes cantidades de agua.
Para proveerle una alternativa a la comunidad colegial, Campus Verde presentó: Eco-Cocina en tiempos de desastres naturales, un taller dirigido a estudiantes y personal del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico para abordar el tema de la alimentación sana que tome en cuenta la falta de energía para refrigerar los alimentos, que el tiempo de cocción sea menor y que no todos tienen a la mano agua potable para elaborarla.
Así lo explicó la doctora Sandra Cruz Pol, catedrática del Departamento de Ingeniería Eléctrica y de Computadoras del RUM y directora de Campus Verde, quien tuvo a su cargo la actividad.
“Este taller surge porque hemos visto la necesidad recientemente, de cómo comer saludablemente, con un mínimo de recursos”, indicó.
Desde la casa Ecosolar, se elaboró el menú que incluyó arroz con gandules con hojas de plátano del patio, una sopa de 16 tipos de habichuelas, una pasta con salsa roja vegetal y albóndigas vegetarianas, todo acompañado por amarillos, aguacate y pan criollo integral. La confección de los alimentos integró a algunos de los asistentes.
Giliana Yournet Vázquez, del Departamento de Enfermería, no dudó en señalar que llegó en busca de consejos acerca de cómo economizar en la cocina.
“Me encanta cocinar, y ahora que hay tiempo de necesidad, ahorrar es un éxito. Lo que más me gustó fue el menú vegetariano porque en mi familia hay altas tasas de diabetes e hipertensión. Me encantaría educar a mis familiares para ver si podemos reducir la carne y estar más saludables”, comentó.
Otro de los participantes fue Gabriel Colón Soto, del Departamento de Física, quien acudió, motivado en buscar alternativas que complementen su estilo de vida como vegano.
“Decidí venir porque pienso que deberíamos hacer lo posible por no afectar el ambiente al utilizar productos de bajo impacto ecológico”, expresó, al mismo tiempo que comentó, que lo más que disfrutó fue percibir el interés de otras personas como él, en hacer un cambio en el planeta.
Además del taller práctico, la actividad incluyó como temas el ahorro de energía, la desinfección de agua con el sol y la erradicación de hongos sin cloro.
En cuanto al alto consumo energético, el ser humano es responsable de un 92 a 123 porciento del calentamiento global. Esto se debe, en gran parte, a las emisiones de los gases de invernadero debido a las malas decisiones que se toman diariamente. Una de las recomendaciones que se ofreció fue consumir productos hechos en Puerto Rico, ya que requieren menos transporte y menos energía.
“Hoy, más que nunca es importante aprender las medidas ecológicas que se ponen a prueba aquí desde hace tiempo”, detalló la catedrática.
De la misma manera, la selección de los utensilios de cocina, entre otros, un sartén de hierro y una olla de presión- de acero inoxidable, no de aluminio- facilitan la confección de alimentos en poco tiempo y sin perjudicar la salud. Igualmente, la cantidad a cocinar, sobre todo, después de un desastre natural como un huracán, deberá considerar la falta de refrigeración por lo que debe prepararse lo que se degustará en poco tiempo.
Asimismo, se aclaró que ingredientes como: el kétchup, la mantequilla de almendra, las frutas, los vegetales y hasta los huevos, no requieren refrigeración. Del mismo modo, para frenar la huella ecológica, se recomendó que se eviten productos refinados como la pasta blanca, el pan blanco y el arroz blanco, así como el consumo de carnes, y agua embotellada, ya que su elaboración produce más gases de invernadero.
Precisamente, otro de los aspectos que se abordó fue la desinfección del agua mediante el uso de rayos ultravioletas y la fotoxidación, ya que estos métodos destruyen los organismos que causan enfermedades.
“Vemos que la gente está recogiendo agua de los ríos o de la lluvia, pero no están aptas para el consumo. Mediante el método SODIS, Solar-DISinfection, empleado en más de 30 países, y con el uso de botellas transparentes, se puede colocar el agua en su interior y exponerlas al sol durante seis horas, en un día soleado, o hasta dos días si está nublado, para obtener agua desinfectada”, agregó.
Cruz Pol enfatizó en que es suficiente hervir el agua durante un minuto para purificarla, según lo recomienda la Organización Mundial de la Salud. El añadir ocho gotas de cloro por cada galón de agua, debe ser la última alternativa, pues este elemento ha sido vinculado al cáncer.
“El cloro se asocia con alergias y problemas respiratorios, por lo que no debe emplearse para erradicar hongos porque los promueve. También, elimina bacterias buenas por lo que, en su lugar, se puede emplear vinagre blanco o agua oxigenada”, precisó.
Los interesados en ampliar sus conocimientos sobre cómo economizar dinero y ayudar al ambiente, pueden asistir al próximo taller sobre limpiadores ecoamistosos que se celebrará el martes, 21 de noviembre a las 10:30 a.m. El registro está disponible en: https://www.uprm.edu/portada/eventosverdes/index.php?a=ev&id=531.
