Donald Trump ya es el cuadragésimo quinto presidente de Estados Unidos. Con un país y un mundo en tensiones, el magnate norteamericano juramentó al cargo ayer en las escalinatas del Capitolio, en Washington D. C., y con un mensaje populista apeló al nacionalismo de los estadounidenses y llamó a la unión por el bien de la nación.
Ante el presidente del Tribunal Supremo, John G. Roberts, Trump juró “preservar, proteger y defender la Constitución de Estados Unidos” con su mano puesta sobre dos biblias: una de su infancia y la otra, la que utilizó Abraham Lincoln hace 156 años.
Al unísono con la juramentación, miles de estadounidenses se manifestaban en contra del que se convertiría en su nuevo presidente.
“La ceremonia de hoy [ayer] tiene un significado muy especial porque no solo hacemos una transferencia de poder, sino que estamos transfiriendo el poder de Washington y devolviéndolo a ustedes, el pueblo”, fueron las primeras palabras de Trump como presidente.
Seguido, prometió combatir contra un “pequeño grupo” que ha tenido el poder en sus manos y no ha permitido que llegue al pueblo. Mientras advertía que las victorias de este sector reducido nunca fueron por el bien de los ciudadanos.
“El 20 de enero 2017 se recordará como el día que el pueblo comenzó a gobernar nuevamente esta nación. La gente olvidada de este país, no lo serán más”, aseguró Trump frente a un grupo reducido de personas en comparación con la toma de posesión del presidente saliente, Barack Obama.
En su primer mensaje como presidente, el magnate norteamericano resaltó el crimen, las armas y las pandillas que arropan las calles de Estados Unidos: “Esto acaba aquí, hoy y ahora”, pronunció.
Para la experta en comunicación política e historiadora Silvia Álvarez-Curbelo, el mensaje del ahora primer mandatario, “es un refrito de los mensajes de Obama”.
Según la catedrática de la Escuela de Comunicación del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, el viraje –cambio de idea o conducta– que muchos esperaban, no sucedió.
“El no viraje es una reiteración de que a quien le estaba hablando era a sus seguidores, partiendo de una premisa bastante cuestionable”, dijo Álvarez Curbelo, quien aseveró que, según las estadísticas, Estados Unidos no está mal en cuanto a criminalidad, educación y economía como Trump aseguró.
“Trump pinta otro cuadro; un Estados Unidos decaído. Esto como preámbulo de que él va a redimir a Estados Unidos y lo va a volver grande y fuerte”, dijo la experta.
Además, Álvarez Curbelo aseguró que el discurso de Trump fue sin más uno de campaña en el cual se devalúa al adversario –en este caso, pintando a un Estados Unidos decaído– y se le da poder retórico a la audiencia.
“Hemos defendido las fronteras de otras naciones y no las nuestras”
Durante toda la campaña, Trump se caracterizó por sus fuertes ataques en contra de los inmigrantes, sobre todo, hacia los mexicanos. Aunque sin mencionar a México, el primer mandatario enfatizó que su gobierno solo se preocupará por sus ciudadanos y “toda decisión se tomará para proteger a los trabajadores norteamericanos”.
“El juramento que he hecho hoy, es un juramento de lealtad a todos los estadounidenses. Por décadas hemos enriquecido a extranjero a coste de nuestras industrias, hemos defendido las fronteras de otras naciones y no las nuestras, hemos gastado millones de millones en países extranjeros mientras la infraestructura de Norteamérica ha caído. Hemos hecho ricos a otros países mientras la prosperidad nuestra ha decaído… pero eso es el pasado”, añadió.
Con su singular consigna “America First [Estados Unidos primero]”, Trump declaró que Estados Unidos volverá ser la gran nación con una fórmula sencilla: comprar productos norteamericanos y empleando a los propios norteamericanos.
“Estados Unidos volverá a ganar como nunca antes, traeremos de vuelta nuestros empleos, nuestras fronteras, nuestra prosperidad, nuestras promesas, volveremos a traer nuestros sueños”, sentenció ante un público que se explotaba en euforia.
Para la profesora Álvarez Curbelo este discurso se asemeja a los utilizados por Adolfo Hitler y Benito Mussolini .
“Los discursos de los 30 de Hitler o Mussolini –y no estoy diciendo que Trump sea fascista– empoderaban al país retóricamente en contra de unos adversarios”, comparó.
Y es que, según otro punto importante del discurso inaugural, el gobierno trumpiano prometió que eliminará el terrorismo de la faz de la tierra, mientras alentaba a sus compatriotas a “no tener miedo”.
“Estamos protegidos por los grandes hombres y mujeres de las fuerzas armadas y sobre todo seremos protegidos por Dios”, expuso Trump vestido de traje azul marino, camisa blanca y corbata roja.
Asimismo, Trump se comprometió a no tolerar políticos que “solo hablan, que solo se quejan pero no hacen nada para cambiar las cosas”.
Mientras aseguraba que todo norteamericano lleva la misma “sangre roja de los patriotas”, finalizó con su distintivo lema: “Juntos haremos que Estados Unidos vuelva a ser grande”.
Luego del discurso de unos 20 minutos, Jackie Evancho cantó el himno norteamericano. A diferencia de Obama quien llevó a Beyonce, Evancho es conocida por ser la joven que a sus 10 años quedó en segundo lugar en el programa America’s Got Talent.
Un gabinete de espanto
Según la historiadora Álvarez Curbelo, los nombramientos de Trump han sido “la peor selección de gabinete en la historia de Estados Unidos”, pronunció.
Por tal razón, hizo un llamado no solo a velar de cerca al primer mandatario de la nación norteamericana, sino a seguir de cerca también a los miembros de su gabinete.
A modo de ejemplo, Álvarez Curbelo mencionó a la nominada secretaria de Educación, Betsy DeVos, quien –a su entender– no conoce las leyes federales y odia el sistema público de enseñanza.
“Son para salir corriendo”, sentenció la catedrática.
Por otro lado, el portavoz de Trump ya ha asegurado que entre sus prioridades estará la inmigración, como acción inmediata. Además, el Huffington Post denunció ayer que el gobierno entrante pretende eliminar el National Endowment for the Arts.
Hoy, la nación norteamericana abre un nuevo capítulo en su historia. Lo que para muchos significaba un chiste de mal gusto, hoy se consumó. Trump es el presidente número 45 de Estados Unidos ante un mundo a punto de combustión. El tiempo juzgará.