
Bajo la lluvia, un grupo de estudiantes de escuela secundaria salpicaba en el agua de la fuente de la Plaza del Quinto Centenario del Viejo San Juan, cual si fueran niños, esperando la guagua escolar.
Mientras, a unos cuantos metros de distancia, los académicos de distintas universidades caminaban por las calles aledañas al Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y del Caribe.
Dos generaciones, unos ávidos de conocimiento y diversión, y otros deseosos de compartir sus más recientes creaciones y críticas literarias con sus colegas; convergen en La Ciudad Amurallada con un mismo propósito: el interés por las letras.
Es que, oficialmente, comenzó el programa del Festival de la Palabra, con actividades dirigidas especialmente a estudiantes y académicos.
Lecturas de cuentos, charlas, presentaciones de libros, música y talleres de escritura, son solo algunas de las actividades que se estarán realizando hasta el próximo domingo 23 de octubre en distintos lugares del Viejo San Juan como parte de este festival.
Varios jóvenes con camisetas blancas transitan por las calles y se colocan a la entrada de ciertos edificios, no son parte de un performance sanjuanero, son los voluntarios del festival, cuya función es orientar a los que deseen participar de las actividades.
Lenin González, quien lleva cuatro años como voluntario, explicó que “ayer la lluvia nos causó un poquito de problemas, pero las escuelas que no vinieron ayer, vinieron hoy y se nos llenó [el espacio]. Todo ha estado corriendo perfecto”.
Para este joven y futuro escritor, ser voluntario en el festival es una gran oportunidad para conocer y compartir con escritores locales e internacionales. “Uno se da cuenta que todos estos escritores que vienen de todas partes de Latinoamérica, de todas partes del mundo, son personas”, expresó.
Motivada por el deseo de ser escritora, Kathiely Rivera, estudiante de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPRRP), está en su segundo año ofreciendo trabajo voluntario en esta actividad.
“Lo bueno del festival es que uno conoce a estas personas que uno los ve tan lejanos y se acerca a ellos, es una conexión tan personal con ellos que ya uno se siente en el núcleo”, comentó la estudiante de Bellas Artes.
Ambos voluntarios coincidieron en que el festival ha sido muy concurrido durante los dos días que lleva realizando actividades y están confiados en que este año haya más participación que años anteriores.
Las actividades del Festival de la Palabra no solo se limitan al Viejo San Juan, también se realizarán conferencias y charlas en distintas universidades de la isla, así como en Ponce y hasta en Nueva York.
Ayer las charlas, presentaciones y conversaciones que se realizaron entre el Cuartel de Ballajá y el Centro de Estudios Avanzados, fueron parte del programa académico del Festival de la Palabra, dedicado a los 25 años de la editorial Isla Negra.
“Creo que ha sido un excelente día para Isla Negra y para sus autores. Tener la oportunidad de contactarnos con lectores nuevos, con lectores especializados… [y] para conectar con la academia con la que hemos estado unidos de muchas maneras, desde los inicios”, dijo Carlos Roberto Gómez, editor de Isla Negra.
En las distintas charlas y presentaciones estuvo presente la crítica y la creación literaria. Para Daniel Torres, profesor de la Universidad de Ohio, quien además es crítico literario y escritor, es importante que se incluya la crítica literaria dentro del festival.
Explicó que “es importante que se traiga al seno del festival porque muchas críticas que se le han hecho al festival precisamente son en cuanto a la profundidad o no de los trabajos”.
Aunque esta iniciativa es dirigida al público general, el programa académico, especialmente, está enfocado en profesionales de la literatura. Por tanto, añadió, era importante incluir la crítica, sobre todo el lenguaje de la crítica literaria, que es más especializado.
Al concluir la jornada de actividades, a eso de las seis de la tarde, los académicos volvieron a invadir las calles del Viejo San Juan, que ya habían sido cubiertas por la oscuridad de la noche.
Mientras caminaban, aquellos que venían de visita, buscaban en el mapa y comentaban entre sí algunos lugares donde podían ir a comer y tener una tertulia, pues según ellos, todavía quedaba mucho por decir entre la crítica y la literatura.