Colectivo académico analiza la realidad política, social y cultural de Puerto Rico
Ante una excelente campaña de varias agrupaciones vinculadas al movimiento independentista y luchadores por los derechos humanos, la fumigación se ha atrasado. (Archivo)
SOBRE EL AUTOR
Especial para Diálogo
Colaboración especial para el periódico oficial de la Universidad de Puerto Rico.
En la búsqueda de nueva información que complete la investigación conducente a la publicación de al menos dos libros que documentan las aportaciones del Movimiento Pro Independencia (MPI), se van encontrando asuntos y temas que hacen pensar que si bien es cierto que la historia no se repite, al menos parece ser cíclica.
La historia nos muestra que hay eventos irresueltos, que provocan que la reaparición de denuncias realizadas en el pasado, sean motivo de discusión en el presente. Ante esta realidad, vemos como el movimiento independentista ha sido punta de lanza al denunciar prácticas abusivas de parte de Estados Unidos en la utilización de nuestro territorio nacional como zona de experimentación.
Es conocido el caso del Partido Nacionalista y su denuncia a las prácticas médicas del estadounidense Cornelius Rhoads. Para 1935, los nacionalistas denunciaron la implantación de células cancerosas de parte del doctor Rhoads, luego que accedieran a una carta en la que el galeno relataba lo siguiente:
“Ellos son, fuera de duda, la raza de hombres más sucia, más holgazana, más degenerada y más ratera que jamás haya habitado la tierra. Enferma habitar la misma isla con ellos. Son aun inferiores a los italianos. Lo que la isla necesita no es trabajo de sanidad pública sino una ola que marca o algo para exterminar totalmente la población. Podría ser entonces habitable. Yo he hecho lo mejor posible para acelerar el proceso de exterminio, matando a 8 y trasplantando cáncer a varios más. Esto último no ha producido muerte todavía. Aquí no juega papel alguno aquello de considerar el bienestar de los pacientes. De hecho, todos los médicos se deleitan en el abuso y tortura de los desgraciados sujetos” (Pérez Soler, Angel. Auge y Decadencia del Sistema Colonial en Puerto Rico. Pág. 134. Rescatado de http://en.calameo.com/books/000347595428e0c99d7aa).
La denuncia del Partido Nacionalista fue una de las varias intervenciones de la organización que forzó la fuerte represión de Estados Unidos sobre el movimiento independentista. De igual forma correspondió al Movimiento Pro Independencia hacer la denuncia en 1965. En un órgano de distribución interna del MPI, fechado del 3 de febrero de 1965 (Edición #192; Año V.), que llevaba el nombre de Carta Semanal del Movimiento Pro Independencia, estos denunciaban la utilización del Bosque Forestal El Yunque como centro de experimentación. Bajo el título Estados Unidos Toma a Puerto Rico de Conejillos de India, el MPI señalaba su preocupación con la noticia pública de un ciclo de experimentación radioactiva en un área designada del Bosque Forestal El Yunque en Luquillo.
La noticia mencionaba que se había instalado una gigantesca cápsula radioactiva con el fin de investigar el efecto en la fauna y flora. La instalación estaba motivada por el interés de observar el comportamiento de los mismos simulando los efectos de una explotación a pequeña escala de una bomba atómica. La investigación se centraba en el interés de instalar canales interoceánicos de radioactividad para la lucrativa industria armamentista. Ante esta situación, el MPI se cuestionaba:
“No nos explicamos cómo es posible que los mayordomos coloniales- que dicen representar los intereses del pueblo- puedan permitir semejante crimen contra los puertorriqueños. ¿Por qué ha de ponerse en peligro la vida de la fauna, la flora y los puertorriqueños con ese tipo de experimentos al hacerse los mismos en un territorio tan reducido como el nuestro y una población tan densa como la nuestra?
¿Por qué Estados Unidos no experimenta con substancias tan peligrosas en su propio territorio donde hay enormes extensiones de tierra desierta? Y si piensan hacer un canal en Colombia, Panamá o Costa Rica, ¿por qué no experimentan en dichos países que, después de todo, son naciones más grandes que Puerto Rico y con menos población y, además, serán las que se beneficiarán directamente con la construcción de un canal? Pero seguramente dichas naciones no le permitieron a Estados Unidos llevar a cabo dichos peligrosos experimentos en sus territorios~ Y como son naciones libres, Estados Unidos no pudo imponerles su voluntad” (Carta Semanal del MPI; Vanguardia Patriótica Puertorriqueña; Núm. 192. 3 de febrero de 1965; Año V. Río Piedras. Escrito por Pedro Baigés Chapel. Rescatado de la colección del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano).
Ante ese cuestionamiento, el MPI instaba a su militancia a protestar ante lo que consideraban un “crimen contra la vida humana”. Cerraba la nota llamando a sus militantes a protestar, trazando el estribillo que utilizaría en la protesta el cual decía: “Que se vayan a su país con sus experimentos y que nos dejen en paz”.
El Naled y el zika
Cincuenta años después, vemos como las mismas fuerzas imperiales mueven cielo y tierras por rosear a los puertorriqueños con larvicidas en busca de controlar la nueva epidemia llamada zika. El país entero fue testigo de los visuales que mostraron cientos de empaques del químico que llegó a la isla sin el consentimiento de las agencias en Puerto Rico.
Ante una excelente campaña de varias agrupaciones vinculadas al movimiento independentista y luchadores por los derechos humanos, la fumigación se ha atrasado. Si bien es cierto que se logró concretar una opinión mayoritaria en contra de la fumigación, también es cierto que no tenemos certeza de la salida del químico de los almacenes en Puerto Rico.
Sin obtener el dato y fungiendo de abogado del diablo, vale la pena analizar el particular interés que tiene Estados Unidos por el tema. Tanto así que en los pasados días, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama destinó dos minutos de su tiempo para hablarle a los puertorriqueños sobre su “profunda preocupación” con el tema del zika en la Isla.
Haga usted el análisis, con el sinnúmero de problemas sociales que hay en Puerto Rico, en ocho años Obama ha destinado su mirada a la Isla en tan solo tres ocasiones. La primera vez fue para promover la recolección de fondos para la campaña primarista presidencial del Partido Demócrata para el año 2012. La segunda fue para trabajar el tema de la deuda y la junta de control fiscal. Este asunto sabemos que responde al alto interés que tienen algunos estadounidenses en recobrar la gran tajada de dinero vinculado a los fondos buitres.
Y ahora se dirigió a los boricuas para hablarles sobre el zika. Sin temor a que se me señale como teórico de la conspiración, el que Obama destinara esos dos minutos al tema del zika en Puerto Rico es motivo suficiente para reconocer que los intereses en gastar el químico, que está proscrito en gran parte del mundo, está latente.
Mientras eso sucede, siguen compañeros y compañeras dando una batalla y ofreciendo soluciones mucho más económicas y con mayor efectividad para combatir el mosquito que por décadas viene picando al puertorriqueño y que cada vez que quieren empujar alguna campaña comercial, le cambian el nombre (dengue, chicungunya, zika). Añádale que el esfuerzo institucional por la prevención es tan flojo que en las pasadas semanas en una visita al casco urbano del pueblo de Naguabo encontramos la fuente principal de su plaza pública en deplorables condiciones.
Como bien sentenciara Baigés Chapel en su comunicación al MPI, es lamentable ver cómo aquellos llamados a defender los intereses del pueblo, están como mayordomos, con las cabezas inclinadas permitiendo que enfermen más a este país. En ánimo de contribuir en el cese de la trillada denuncia que los independentista son amantes de las teorías de conspiración, aquí comparto esta nota que muestra lo cíclico de la historia o nos restalla una vez más el problema irresuelto del colonialismo.
Adjunto copia del fragmento del documento circulado por el Movimiento Pro Independencia.
El autor es Trabajador Social Coordinador del Proyecto CAUCE/UPR Río Piedras.
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