Dallas, Texas.- Algunas veces las señales en el cerebro son más fuertes que la fuerza de voluntad, según lo aseguran investigadores en Texas con base en estudios de laboratorio llevados a cabo en ratones. Durante esta investigación, los roedores fueron inyectados y alimentados con diferentes tipos de grasas. Uno de estos tipos específicos de grasa envió señales al cerebro que suprimieron la hormona leptina y la insulina. Las moléculas de grasa enviaron entonces mensajes a las células del cuerpo para que ignoren otras señales enviadas por la voluntad, como la de “no quiero comer más”. La investigación, publicada este mes en el Journal of Clinic Investigation, encontró que el ácido palmítico lleva a cabo todas las actividades de este mecanismo. “Normalmente nuestro cuerpo está adiestrado para decir cuándo hemos tenido suficiente, pero eso no siempre pasa cuando estamos comiendo algo rico”, dijo Deborah Clegg, líder del estudio. “Lo que hemos demostrado en este estudio es que la química del cerebro de una persona puede cambiar en un periodo corto de tiempo. Nuestras investigaciones sugieren que cuando una persona come alimentos altos en grasa, el cerebro se ve afectado por ácidos grasos y uno se convierte en resistente a la insulina y leptina”. Clegg agregó que “debido a que uno no está siendo instruido por el cerebro para dejar de comer, entonces come de más”. De acuerdo a los investigadores, el efecto de estos ácidos grasos dura hasta tres días. Esta tal vez sea la razón por la cual muchas personas que comen demasiado los viernes y sábados dicen estar más hambrientas los lunes que cualquier otro día de la semana. Si bien los científicos han sabido por mucho tiempo que una dieta alta en grasa puede causar resistencia a la insulina, todavía existe poco conocimiento sobre cómo se activa esta resistencia; o si algunos tipos de grasa presentan más probabilidades de aumentar la resistencia a la insulina que otros. Un gran número de estos tipos de grasas se encuentran en la mantequilla y la carne de res. Durante el estudio, los investigadores encontraron que los ratones reaccionaban de manera diferente de acuerdo a cada tipo de grasa consumida. Las grasas suministradas a los roedores fueron ácido palmítico, grasas monoinsaturadas y ácido oleico. El ácido palmítico es una grasa saturada común en alimentos como la mantequilla, queso, leche y carne. El ácido oleico, por su parte, es una de las grasas no saturadas más comunes. El aceite de oliva y las semillas de las uvas, por ejemplo, son ricos en ácido oleico. Los investigadores encontraron que el ácido palmítico disminuyó la capacidad de la leptina e insulina, ya que se encuentra en alimentos altos en grasas saturadas. Clegg dijo que a pesar de que el estudio se llevó a cabo en ratones, se recomienda a las personas limitar su consumo de grasas saturadas, pues son las que hacen que uno coma más. Para acceder al texto original puede visitar: http://www.conciencianews.com/index.cfm?p=articulos&id=411