TEGUCIGALPA- Simpatizantes del depuesto presidente hondureño, Manuel Zelaya, chocaron nuevamente con las fuerzas de seguridad durante una manifestación en la que exigían la restitución del gobernante. En el segundo día consecutivo de protestas, miles de manifestantes desfilaron por Tegucigalpa hasta una céntrica plaza donde fueron dispersados por efectivos apostados en las cercanías del Congreso.Oficiales con escudos y equipos antimotines impidieron el paso de la marcha hacia la vía que llega al cuerpo legislativo y lanzaron gases lacrimógenos contra el grupo a favor de Zelaya. Los “zelayistas” respondieron con piedras a los gases lacrimógenos, según un testigo de Reuters. De esta forma, los choques dejaron algunos heridos leves y decenas de personas fueron detenidas por la policía. Testigos relataron que el vicepresidente del Congreso, Ramón Velásquez, fue identificado en las calles aledañas lo que inició acciones de repudio en su contra y la posterior actuación de las fuerzas del orden. Las personas corrieron por las estrechas calles del centro de la capital hondureña para evitar el efecto de los gases, mientras otros manifestantes lanzaron objetos contundentes contra fachadas de edificios y comercios, cerrados previamente debido a la movilización. Fuerzas militares ingresaron también a las instalaciones de la Universidad Pedagógica, donde pernoctan manifestantes del interior del país, y lanzaron gases lacrimógenos contra los ocupantes. Socorristas sacaron del centro al menos cinco personas heridas. El presidente interino, Roberto Micheletti, denunció en una transmisión de radio y televisión que “agentes extranjeros” estarían financiando los desórdenes y afirmó que se respeterán los derechos a los detenidos durante las revueltas. “Tenemos que detener con firmeza la realización de actos delictivos de cualquier procedencia para evitar los daños a la propiedad de pequeños y medianos negocios, que dejan sin trabajo a mucho hondureños”, afirmó. Dirigentes zelayistas dijeron desconocer la razón de la violencia pero llamaron a sus partidarios a continuar con las manifestaciones en la jornada del jueves.
En tanto, en la industrial San Pedro Sula otra protesta también generó choques con la policía, que dispersó a los manifestantes con gases lacrimógenos. En la movilización se encontraba Xiomara de Zelaya, esposa del presidente depuesto. Algunos dirigentes habían amenazado con sabotear el juego del miércoles de la selección de fútbol contra Costa Rica en esa ciudad por el hexagonal final de la eliminatoria de la Concacaf al Mundial de Sudáfrica 2010. Partidarios de Zelaya han dicho que aumentarán las protestas hasta que se logre el retorno del líder, sacado por la fuerza del poder el 28 de junio acusado de atentar contra la Constitución al promover un referendo que abriría la puerta a la reelección. Pero, apartando los choques puntuales en Tegucigalpa y San Pedro Sula, el país permanece en calma mientras las manifestaciones se han vuelto cada vez más intermitentes desde el derrocamiento del mandatario. Miles de personas habían llegado el martes a ambas ciudades desde varios puntos del país para intentar presionar al Gobierno de Micheletti, que se niega a aceptar la vuelta de Zelaya. En la primer jornada, manifestantes quemaron un autobús y un restaurante de comida rápida, además de romper las vitrinas de varios comercios, con un saldo de 47 personas arrestadas, según la policía. El Gobierno de facto decretó un toque de queda para la noche del martes. El diálogo para una salida a la crisis luce estancado mientras la Organización de Estados Americanos (OEA) busca reflotar el Acuerdo de San José, propuesto por el presidente costarricense, Oscar Arias, y que contempla el regreso del gobernante depuesto.