Por Carlos Esteban Cana
En el marco de XXXIII Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Latinoamericanos que se está celebrando esta semana en el Caribe Hilton, este próximo jueves 28 de mayo a las 2 de la tarde, una de las humanistas que más respeto, la profesora, escritora, pintora, cantante y performera Adriana Garriga López ofrecerá la conferencia The Spiny Urchin: Sex, Poverty, and HIV Research in San Juan, Puerto Rico en un panel que hace un estudio comparativo entre Ecuador, Mexico y Puerto Rico. En el mismo participan intelectuales de universidades estadounidenses de Oregon, Arizona y Nueva York, y entre ellos Claudia Garriga-López, su hermana.
Y durante la tarde de hoy miércoles, a las 6:00 p.m., Adriana Garriga López tendrá un conversatorio con estudiantes y participantes del Taller de Nada, en el Museo de Arte Contemporáneo. El mismo es abierto al público.
Por lo anterior, quiero compartir con los lectores de Diálogo algunas reflexiones que Garriga López, quien enseña en el Departamento de Antropología y Sociología de Kalamazoo College en Michigan, compartió con este servidor. Las mismas son parte de una serie de entrevistas que he sostenido en los pasados meses con personalidades de la cultura nacional e internacional. Esta conversación ofrece un perfil de esta polifacética creadora boricua.
Carlos Esteban Cana (CEC): Hablemos acerca del mundo de la creación… ¿por qué crees que tu vida ha sido marcada por el signo artístico?
Adriana Garriga López (AGL): El signo artístico lo marca todo. Como parte de ese todo también me marca a mí. Al final nos motiva el deseo y la búsqueda por la inmortalidad.
CEC: En qué género te sientes que fluyes más como creadora, al menos en este momento…
AGL: Fluyo entre muchos medios. La escritura como base del proceso creativo es una constante en relación a todos. Además de la escritura cultivo la voz (soy soprano), el performance y la pintura. Recientemente he tomado clases de dibujo y pintura buscando mejorar esas destrezas. Me gusta el arte conceptual y la instalación. Al momento me emociona mucho el muralismo. Pero siempre es la poesía ese lugar donde más capaz de expresarme me siento.
CEC: ¿Cómo contrastas esa experiencia múltiple con la que recibes al explorar otros saberes?
AGL: Todos los medios que utilizo convocan a la reconsideración crítica de la vida social. Me interesan en particular la dominación, la sexualidad y el trabajo como temas. Exploro cualquier posibilidad estética que se me presente como útil para ese propósito. Moverse entre géneros permite una consideración de estos temas desde muchas perspectivas, y cada cual produce una lectura nueva o distinta de lo que existe ahora y lo que podría ser.
CEC: ¿Necesitas distancia o soledad para realizar tu obra?
AGL: Esta pregunta es bien complicada y la contestación varía mucho según el medio, pero por lo menos para la escritura no cabe duda que lo mejor es un entremedio de estar acompañado pero que no te hablen. Es una magia curiosa. Los mejores momentos que he pasado escribiendo han sido con amistades con quienes he podido trabajar juntas en silencio. ¡Eso me encanta! Pero la mayor parte del tiempo requiere una soledad bien jodida.
CEC: Como creadora, con toda esa visión propia de tu época, ¿cómo observas lo que te precede en el arte? ¿Cuáles son, si alguna, esas voces creativas del pasado o de la actualidad que merecen tu atención?
AGL: Todo lo que ha ocurrido es mi legado y de todo se puede aprender, pero algunos de mis artistas favoritos son Francis Bacon, Francesca Woodman, Guillermo Gómez Peña, Ana Mendieta, Regina Galindo, Wilfredo Lam, Kehinde Wiley, Francisco Oller, James Baldwin, Gloria Anzaldua, entre muchos otros más.
CEC: Puedes describir tu poética, es decir, la materia prima con la que haces tu obra.
AGL: La descripción de mi poética es inútil si no es mediante un poema, el cual en sí es sólo un momento de condensación y materialización de intensidades que en su totalidad no son estáticas.
CEC: Tienes algún ritual a la hora de acercarte a la página en blanco. Concibes la idea, el motivo, con anterioridad o te vas en un flujo hasta que encuentras el delta indicado.
AGL: Ningún ritual en específico más allá de la procrastinación perversa y la angustia neurótica.
CEC: En un mundo como el nuestro, y enmarcado en todo lo que quieras nombrar del mismo -en una dirección u otra- ¿Tiene lugar el arte, la palabra, la creación?
AGL: No sólo tiene un lugar sino es lo único que podrá salvarnos.
CEC: ¿Qué es necesario para ser una escritora?
AGL: Escribir y leer.
CEC: ¿Crees que existe el llamado bloqueo del escritor?
AGL: Existen razones para no escribir pero ninguna es buena.
CEC: Hay quienes piensan que las mejores páginas salen de situaciones extremas o dolorosas. ¿Qué piensas al respecto?
AGL: La vida entera es desengaño y sufrimiento. La literatura y el arte deben reflejar y luchar contra eso, o si no se convierten en puro adorno.
CEC: Otros esgrimen la tesis de que ese periodo nocturno y sinuoso de los sueños abona para la creación ¿Será valioso ese universo onírico para crear?
AGL: La noche es el lugar de la soledad y la soledad nos lleva a escribir buscando conexión con nosotros mismos y con otros en el mundo. La noche brinda unos espacios de creatividad que pueden ser provechosos, pero no les adjudico factor místico. También puede ser un espacio de mucho dolor.
CEC: ¿Hay algo que no te gusta o disfrutas del oficio, del ser creadora?
AGL: La soledad se me hace difícil y a la vez necesaria. Es una paradoja inescapable; estúpida y voraz.
CEC: Prefieres crear todas las semanas o tienes periodos voluntarios de silencio artístico.
AGL: Soy feliz cuando estoy produciendo intensamente y me gusta olvidarme de todo que no sea lo que hago. No se puede mantener el mismo ritmo de trabajo siempre, pero disfruto mucho y de procesos de trabajo bien intensos, sobre todo cuando son en grupo o compartidos con gente chévere.
CEC: Otros teóricos del proceso creativo, o incluso artistas, manifiestan que el creador es un medio, una especie de antena o médium por el que desemboca la creación. ¿Concurres con esa idea?
AGL: No. Bueno, o solo en el sentido de que la subjetividad del artista está siempre ligada o determinada por su lugar en la historia sociopolítica de la humanidad.
CEC: ¿A qué aspiras con tu arte?
AGL: Aspiro lograr rupturas semióticas contundentes. También aspiro a aprender el lenguaje de lo sutil. Quiero crear nuevos significados. Materializar lo que ya en mi mente es evidente. Busco el amor. Busco entender más y mejor, dejar atrás el miedo, cambiar algo que valga la pena cambiar. Me interesa crear heterotopias radicales mediante el juego y la audacia con los signos. Me gusta el humor negro cuando revela caminos inesperados que se pueden tomar. Quiero imaginar junto con otros y otras ese otro mundo que sabemos es posible pero aún no hemos creado.
CEC: Cuáles han sido los libros más significativos, esos que ocupan un lugar de privilegio en tu biblioteca.
AGL: Amo los libros y soy muy celosa con mi colección. Tengo una biblioteca extensa, con varias ediciones vintage de Sigmund Freud. Su libro sobre la interpretación de los sueños es uno de mis favoritos. El libro de Audre Lorde, ‘Sister Outsider.’ Todo lo q escribieron Foucault y Marx. Me gusta mucho el trabajo de Deleuze y Guattari, Donna Haraway, Gayatri Spivak, Edward Said, Gramsci. Bueno, son tantos que si sigo no paro.
CEC: A veces, como autor, tenemos un aprecio particular por un texto de nuestra autoría, ¿cuál de los tuyos merece tal aprecio?
AGL: Amo y odio a todos mis textos por igual.
CEC: ¿Cuál, entiendes, es el mayor reto que tiene de cara un autor en el futuro?
AGL: Escribir. Volver a empezar. Seguir escribiendo.
CEC: Y para finalizar… ¿Qué te ocupa en estos momentos? ¿En qué linderos creativos pernocta actualmente el creador o la creadora que eres?
AGL: En el presente me preparo para publicar mi primer libro académico. También aguardo la publicación de dos poemas y un cuento corto en publicaciones puertorriqueñas. Estoy ansiosa de culminar estos procesos para poder comenzar otros. Continúo cantando en conciertos de música clásica en Kalamazoo, Michigan y sigo trabajando para consolidar un manuscrito de poesía.