Pasó un día por mi mente, hace mucho tiempo. Recordaba eventos que sucedieron cuando cursaba el bachillerato, cuando hice mi maestría y en etapas más recientes, lejos de Puerto Rico. Algunos de esos eventos son fáciles de contar, algunos no, pero todos marcaron mi carácter y la forma de ver a mi persona en el mundo de la ciencia.
Sabía que mi idea no era única, principalmente porque aquello que la fundamentaba era una necesidad colectiva. La necesidad de tener un espacio, una comunidad y una voz que representara las mujeres de Puerto Rico dedicadas a las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), era la necesidad y el deseo de muchas otras. De muchas mujeres (y hombres) que expresaron su júbilo ante el nacimiento del blog Borinqueña, una iniciativa de Ciencia Puerto Rico.
El concepto cambió de nombre y de colores antes de completarse y pasó de ser una iniciativa personal a una de grupo. Sin embargo, lo que nunca cambió fue su propósito: resaltar la contribución de las científicas Boricuas e Hispanas y motivar a las futuras generaciones de científicas.
Reclutar al equipo de Borinqueñas que hoy hace posible esta gestión, no fue difícil porque el entusiasmo se desbordaba, pero ciertamente hay que reconocer que este grupo es especial. Apostaron a la idea, le dieron forma y comenzaron a construir una nueva página en la historia de las científicas puertorriqueñas. Su trabajo y esfuerzo brinda la oportunidad de rescatar el legado de aquellas que llegaron antes y que han ayudado a desarrollar la ciencia con su intelecto y pasión, aún en tiempos más difíciles que los nuestros.
Las Borinqueñas (equipo del blog) ayudan a que sean visibles esas científicas e ingenieras de Puerto Rico y el mundo, que son un verdadero modelo a seguir para las futuras generaciones. La dedicación de este grupo de jóvenes boricuas que dijo sí al llamado, hace posible que las “Semillas de triunfo” que están sembrando nuestras niñas y jovencitas no pasen desapercibidas. Como si fuera poco, hay que decir que somos muy afortunadas porque otras borinqueñas de todos los rincones se han unido al esfuerzo y han hecho crecer la idea y permitirle a nuestro blog ser la voz de las científicas boricuas. De ellas también es el logro de esta gesta.
En un año, muchas historias se han contado. Hemos aprendido de las experiencias de otras. Hemos compartido las historias de éxito, de fracasos superados, de los retos, de los sueños y como los hemos forjado.
Hace un año, ser borinqueña se convirtió en un adjetivo que va más allá del ser hija de Borinquen, que llevar la sangre puertorriqueña en las venas o esta islita en el corazón. Ser borinqueña también es sinónimo de la mujer profesional y trabajadora que deja su huella a través de la ciencia. Ahora, luego de regresar a mi Isla, miro hacia atrás y me alegro de haber pensado aquel día que mi idea era solo la representación de la idea de todas.
Puerto Rico es privilegiado, aunque aún nos falta mucho por recorrer y superar en el camino de la igualdad, nuestra fuerza femenina laboral (dentro y fuera de la Isla) es enorme, principalmente en las ciencias. Superamos a muchos países en este renglón. Sepan que somos muchas y somos fuertes. Tenemos mucho que decirle al mundo, pero sobre todo a nuestro propio País.
Si las ciencias y la tecnología será la apuesta para encontrar la solución a nuestros más grandes retos y por lo tanto, para potenciar el crecimiento de nuestra economía, entonces nuestro País está orgullosamente en manos de sus mujeres.
¡Gracias borinqueñas por todo lo logrado! Vamos por más.
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La autora es científica y comunicadora y miembro de Ciencia Puerto Rico.
