
Mientras hay países en el mundo en los cuales la educación superior se obtiene gratuitamente, hay otros en los que un bachillerato o una maestría pueden asegurarle al estudiante una deuda que tardará en pagar muchos más años de los que tardó en estudiar. Esto, en medio de una crisis económica como la actual, se convierte en una variable muy importante al momento de que un joven egresado de escuela superior tome la decisión de comenzar estudios universitarios. Los casos quizás más concretos para ejemplificar esto provienen de los altos costos de los estudios en las universidades privadas de los Estados Unidos. En estas instituciones la norma es que un buen programa de estudios sobre pase los 15 mil dólares al semestre en el bachillerato y una maestría ronde aproximadamente en los 60 mil. Incluso mucho más depende la rama de especialidad y la extensión del programa. Igualmente si se es residente de un estado y se quiere estudiar en una universidad pública de otro estado, los costos aumentarán notablemente. En el caso de Puerto Rico, si se compara con el referente educativo más inmediato de la Isla, que es el sistema educativo estadounidense, bajo el cual se diseñó el nuestro, los costos varían considerablemente. Al tener el país un estatus político ambiguo que le relaciona directamente con EEUU pero no es un estado propiamente, el tema de la inversión que hace el alumno en su educación es distinto. Por un lado el modelo bajo el cual se estructuró el sistema educativo del País emula el estadounidense pero por el otro, los costos por crédito son considerablemente menores en el sistema público. Hay algunos elementos que inciden en que esto sea así. Uno de ellos tiene que ver con cómo se calcula el costo de matrícula, asunto que está estrechamente ligado a la cantidad y la calidad de los servicios que estas instituciones ofrecen a los estudiantes. Igualmente, el nivel de vida en la Isla es inferior al de Estados Unidos. “Hay una tendencia de que la educación sea accesible al puertorriqueño promedio. Además hay un punto importante y es que la Universidad de Puerto Rico, que es la más grande, está subvencionada por el estado en un 9.6%. Esto provoca que no tenga que buscar esos gastos en matrícula”, explicó la directora ejecutiva del Consejo de Educación Superior de Puerto Rico (CESPR), Dra. Viviana M. Abreu Hernández. A esto se le añaden temas como, el hecho de que los salarios de los profesores son inferiores a los que se remuneran en Estados Unidos y los servicios que reciben los estudiantes son mucho menores a los que recibirían en una institución privada, y entonces la ecuación cobra sentido. “Cuesta menos porque el Estado invierte más, mucho más que en cualquier otro estado”, detalló la Dra. Abreu Hernández. La Universidad de Puerto Rico, única universidad del estado con 11 recintos alrededor de la Isla, es indiscutiblemente y por razones como estas, la institución de educación superior más económica del País. El costo por crédito no sobre pasa los 50 dólares y en muy pocas ocasiones un programa académico completo llega a los 800 dólares al semestre en la etapa del bachillerato. Para programas de maestría y doctorados, los más costosos como es costumbre, son los estudios en Medicina que rondan los 8,000 mil dólares al semestre para lo alumnos locales y para los extranjeros no residentes la suma llega alrededor de los 16,000 dólares. En otros programas graduados los costos por crédito apenas sobre pasan los 100 dólares. Esto, si se compara con la inversión de universidades estadounidenses representa un número muchísimo más bajo. Es decir, sí puede constatarse que la educación pública a nivel superior en la Isla es mucho más económica que en los Estados Unidos. Sin embargo, debe tomarse en cuenta que los costos son cónsonos con los recursos disponibles y las acreditaciones que haya obtenido un programa, así como con la aportación estatal a la institución. A la larga es un asunto de política pública y como en todo intercambio económico, un asunto de oferta y demanda. Más estudiantes, menos costos, mayor calidad educativa, mayores recursos, aumento en los gastos, aumento en la necesidad de la institución de generar ingresos. En las universidades privadas como el Sistema Universitario Ana G. Méndez (SUAGM), la Universidad Interamericana de Puerto Rico (UIPR) y la Universidad del Sagrado Corazón (USC), entre otras, los números cambian. El costo por crédito -que varía según el programa de estudios- fluctúa entre los 150 y los 200 dólares. Esto a su vez, redunda en una serie de servicios y beneficios tanto para el tiempo que el estudiante pasa en la universidad como para las repercusiones que tenga su formación en el mercado laboral. Ahora bien, no siempre una universidad “barata” necesariamente implica una baja calidad en la enseñanza o al revés, una universidad costosa es garantía de una educación óptima, según confirma la Dra. Abreu Hernández. “Una cosa es prestigio y otra cosa es calidad. Una institución de educación superior que tiene muchos servicios costosos como laboratorios equipados, mejores bibliotecas, recursos de información, instalaciones deportivas, servicios de alimentación, hospedaje, estacionamiento. Todo eso les cuesta más pero no implica calidad, aunque pudiera hacerlo”, ejemplifica la directora ejecutiva del CESPR. En cuanto al tema de la empleabilidad, también hay variables interesantes. “Las universidades se han convertido en marcas, el nombre de la universidad es un emblema o símbolo vendible que implica calidad como cualquier otra marca. Es un producto. La universidad produce grados académicos y eso es una carta de presentación que dice que tú eres mejor que otro. Ese prestigio tiene un costo porque promueve la facilidad de empleabilidad y ese grado es una inversión de dinero en calidad y prestigio que puede ofrecerte unas garantías importantes para tu futuro”, elaboró. Entonces, queda de manifiesto que a la hora de seleccionar una institución para obtener un grado universitario hay muchas variantes que ponderar. En el caso de Puerto Rico llama la atención el hecho de que la Isla -por ser un lugar donde el acceso a la educación superior es menos costoso a comparación de otros lugares- ocupa el número 5 de 51 en cuanto a la cantidad de estudiantes que ingresan a estudios de bachillerato en Estados Unidos. Sin embargo, esta cifra decae vertiginosamente pues pasa a ocupar el número 48 de 51 en la estadística que mide la cantidad de personas mayores de 25 años con un grado universitario. “No podemos hablar del éxito institucional si no los graduamos, es irrelevante la calidad de la institución si no los graduamos”, finalizó la Dra. Abreu Hernández, dejando claro que en Puerto Rico no se trata de atender el acceso a la enseñanza, sino la retención en las instituciones de educación superior. Esta retención logrará que aumente notablemente la cantidad de alumnos que se gradúan anualmente, actualmente un 28.7% de los que comienzan a cursar estudios universitarios. El acceso está probado falta que el lazo entre alumno y universidad perdure. Es la tarea pendiente. Para acceder al texto original puede visitar: http://www.universia.pr/portada/noticia_actualidad.jsp?noticia=41178