“Falta por ver en la práctica”, es la frase que repitieron las fuentes consultadas por Inter Press Service (IPS) sobre las posibilidades que abre para Cuba el último paquete de medidas para este país, establecido por el presidente estadounidense, Barack Obama, y que entraron en vigor este pasado lunes, 17 de octubre.
Anunciadas el 14 de este mes, desde ahora comienzan a ser efectivas flexibilizaciones que, entre otros aspectos, competen al ámbito comercial, científico, aviación, náutica, agricultura, sociedad civil, remesas, becas y salud, como la autorización a certificar productos farmacéuticos cubanos para su venta en Estados Unidos.
Incluso, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro federal, que se encarga de regular y controlar las leyes del debilitado embargo a Cuba, eliminó la prohibición que impedía a buques extranjeros entrar a puertos estadounidenses para carga y descarga en los 180 días posteriores de haber tocado puertos cubanos.
La prohibición permanece a casos de entrada de productos cubanos prohibidos o “únicamente por motivos antiterroristas”.
“Este nuevo paquete de medidas parece ir en la misma dirección que los anteriores: continuar abriéndole huecos al bloqueo, en la suposición de que esos huecos inevitablemente se irán ampliando y continuarán empujando el proceso (de normalización)”, dijo a IPS el investigador y exdiplomático cubano Carlos Alzugaray.
Como parte de un enconado diferendo, producto de la Guerra Fría, que duró más de medio siglo, Estados Unidos impone a Cuba desde 1962 un embargo económico y financiero, que con los años fue incrementándose y se asentó en un complejo entramado de leyes. Tanto es así, que hoy solo puede ser revocado en su totalidad por el Congreso estadounidense.
“Pero es lícito suponer que, como las anteriores, (las nuevas medidas) no podrán ponerse en práctica de inmediato porque el bloqueo sigue ahí en más de un 90%”, especificó el especialista en la parte política de las relaciones bilaterales. La Habana señala el embargo como el principal obstáculo en el deshielo iniciado en 2014.
En los cambios emitidos antes de su visita en marzo de este año a La Habana, Obama permitió el uso del dólar por parte de Cuba para algunas transacciones. Sin embargo, las autoridades locales aseguran que en la práctica no han podido beneficiarse porque les sigue prohibido abrir cuentas corresponsales en bancos estadounidenses.
A juicio de Alzugaray, “más importante que las medidas anunciadas es la Directiva Presidencial”, porque “es una ruptura con el pasado”.
La denominada Directiva Política Presidencial 43: Normalización de relaciones EEUU-Cuba, fue publicada el 14 de octubre junto con el nuevo paquete de medidas de flexibilización del embargo. Se trata de un recurso poco usado y suele ser clasificado, algo que revela la alta importancia otorgada al asunto.
De hecho, durante sus dos mandatos, Obama –quien dejará el cargo en enero– apenas emitió 43 directivas de las cuales 16 permanecen clasificadas.
En una declaración oficial, el presidente estadounidense insistió en que el documento “adopta un enfoque integral”, “abarca a todo el gobierno para promover el compromiso con el pueblo y el gobierno cubano”, y “promueve la transparencia dejando claro nuestras políticas e intenciones”.
Consideró que la directiva, tal vez la última que emita porque faltan tres semanas para las elecciones presidenciales en su país, “logra que nuestra apertura a Cuba sea irreversible”.
No obstante, Obama reiteró que “todavía sigue habiendo desafíos, y aún persisten diferencias muy reales entre nuestros gobiernos sobre asuntos de democracia y derechos humanos”, un tema sobre el que los dos vecinos dialogaron por segunda ocasión el mismo 14 de octubre en La Habana.
Alzugaray calificó la directiva presidencial como “un documento de trascendencia política fundamental que sienta las pautas de una nueva política hacia Cuba. Tiene como eje central el reconocimiento de la soberanía y la autodeterminación cubana y la renuncia expresa a la política de ‘cambio de régimen’ tal y como la conocíamos hasta ahora”.
“Se reconoce como principal objetivo de la política interactuar con el gobierno cubano e instruye a todos los organismos del Ejecutivo, incluyendo al Pentágono, el Departamento de Seguridad y la Oficina del Director Nacional de Inteligencia a establecer nexos de cooperación con sus contrapartes cubanas”, remarcó.
Alzugaray amplió que “es lícito suponer que el documento se consultó con el equipo de [Hillary] Clinton [la candidata del Partido Demócrata] pues en definitiva es un documento a futuro y, de salir electa, su administración tendrá que ponerlo en práctica”.
“Sabemos, sin embargo, que si sale [ganador el candidato del Partido Republicano, Donald] Trump, probablemente lo revierta y redacte una nueva directiva”, dijo.
Los dos aspirantes a suceder a Obama manifiestan posturas diferentes con respecto a Cuba. Mientras Clinton asegura que continuará el camino abierto por la administración actual, Trump se muestra en desacuerdo con la normalización de las relaciones con el gobierno socialista de La Habana.
En tanto, las autoridades cubanas también manifestaron moderación y reserva sobre el paquete de medidas en declaraciones a la prensa nacional y extranjera.
Josefina Vidal, directora general de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba y responsable local las conversaciones con Estados Unidos desde 2014, consideró que la directiva política reconoce al gobierno cubano como su interlocutor.
Pero, sobre las medidas, estimó que benefician más a Estados Unidos que a Cuba.
A diferencia de cambios anteriores, ahora la OFAC desató nudos que impedían intercambios científicos, religiosos y de la sociedad civil entre los pueblos separados por 90 millas náuticas.
Aunque partidario de esperar por la implementación, el agroecólogo y productor privado Fernando Funes dijo a IPS que ambos países pueden intercambiar en “temas de investigación agrícola de interés común como la sequía, resiliencia al cambio climático, desarrollo de sistemas de producción orgánica y del agroturismo, entre otros”.
El jefe de la ecológica Finca Marta, ubicada en la provincia de Artemisa, que colinda al oeste con La Habana, apuntó que, “a pesar de las dificultades, durante los últimos 25 años ha existido un continuo y profundo intercambio sobre agricultura orgánica y agroecología entre científicos norteamericanos y cubanos”.
“Numerosos estudiantes, profesores y agricultores que han participado en encuentros en Cuba, y algunos que hemos viajado a los Estados Unidos, sabemos las amplias oportunidades que tenemos de colaborar en investigaciones conjuntas con diversas universidades y organizaciones afines a estas áreas”, remarcó.
La directora del ecuménico Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo-Cuba (CCRD-C), Rita María García, planteó a IPS que se requieren de medidas que puedan realizarse en la práctica y ejemplificó con el caso del uso del dólar en las transacciones.
En el área religiosa, dijo que espera “una mayor relación entre las congregaciones estadounidenses y sus pares cubanas, lo cual, siempre favorecería el intercambio pueblo a pueblo”.
“Si el Departamento del Tesoro no establece mayores trabas, se pudiera pensar en determinadas colaboraciones que beneficien de manera económica, social y espiritual a las comunidades cubanas”, propuso García.