Guillermo Rebollo Gil es ensayista, poeta, sociólogo, abogado y profesor universitario. También es parte del grupo de colaboradores permanentes de Diálogo Digital. A continuación, su más reciente colaboración.


Dennis Cooper, en su poema Abba, escribe “Ellos ven lo que nos pasa/ Y lo ponen en sus discos”. Intereso escribir sobre danza contemporánea. El poema de Cooper concluye: “Sentimos cosas, y ellos saben/ más de lo que nadie puede imaginar”. Me refiero a Estudio de Danza en Dos Planos de Marili Pizarro y Cristina Lugo, estrenada este pasado fin de semana en La Beckett. La poesía y la danza tienen en común que alguien ve lo que nos pasa y siente cosas o las imagina, y termina poniéndolas en un cuerpo o en un papel.

El cuerpo y el papel son superficies de ensayo. Se le llama “producto final” a lo que el público cree que ve cuando descubre el poema de Cooper contenido en un libro o cuando los cuerpos de Cristina y Marili hacen que bailan. Digo “hacen que” porque intereso hacer hincapié en el proceso mediante el cual una mujer pone las cosas que nos pasan en su cuerpo que se restriega en la tierra (Marili) o que da tumbos en el techo (Cristina). Para poner cosas en un poema no basta con escribirlas. De igual forma, no basta con que una mujer ponga su cuerpo en movimiento para sentir, al verlo, que ella, más que nadie, sabe que uno entra en movimiento al comienzo de cada día con la intención de dejar el cuerpo caer a la menor provocación. Estas cosas pasan todos los días aquí: una mujer que se restriega en la tierra, otra que intenta escapar de la casa, cruzando el techo, como si caminara sobre una cuerda floja.

Hubo además un juego de luces y sombras; una musiquita de peli de terror. Hubo belleza, igualito que en un papel, en el sentido de que la belleza de un poema es imposible de describir. Tendría uno que escribir otro, ponerle las cosas que sentimos o imaginamos durante la lectura. Lo mismo me pasó con los cuerpos de Marili y Cristina —tendría yo que aprender a moverme así, como queriendo escapar de la casa, dispuesto a comer tierra. Son cosas que uno siente a veces y se deja caer. Ellas, sin embargo, ensayan movimientos sobre esos mismos sentimientos. A eso se le llama hacer algo que no tiene descripción; jugar a que el cuerpo es un papel. Porque no basta con escribir “Belleza” para que así sea.

¿Cuál es el papel del cuerpo en un poema? De vuelta en mi casa, agarré un bolígrafo y escribí “bailar” en mis rodillas, para cuando caiga.  

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