A pesar del creciente interés por parte de científicos sociales estadounidenses en investigar la violencia armada en Estados Unidos, existe una fuerte oposición de parte de los sectores que rechazan que se regule el manejo de las armas en ese país para que ese tema sea estudiado profundamente, según un artículo publicado por The Chronicle Journal.
El doctor Mark Rosenberg, quien fue director del Centro para el Control de Enfermedades (CDC) desde 1994 hasta 1999, informó en el artículo titulado Correction: Gun violence research story, que el número de investigadores comprometidos con la violencia de las armas se elevó de una docena a más de una treintena entre la postrimería de 1980 y mediados de los 90. El interés fue creciendo no solo entre los investigadores de salud pública, sino también entre los especialistas en campos como la antropología, criminología, educación y sociología.
Según el texto de la publicación anglosajona, hay estudiantes de salud pública que quieren entender mejor el aumento de las tasas de suicidio con armas de fuego, los homicidios por arma de fuego y los asesinatos en masa en muchas ciudades de Estados Unidos. Sin embargo, son muchos los tropiezos que encuentran los investigadores para ello. Más aún, se sienten desesperanzados en que el asunto cambie, pues no ven muchas posibilidades para que el Congreso de ese país haga algo respecto. Ni siquiera confían en que ese organismo político pueda hacer algo sustancial para reducir la violencia armada, independientemente de lo que los científicos encuentran.
El artículo, publicado en el 2015, asegura que el trabajo de los investigadores interesados en estos temas es muy estresante pues muchos de ellos reciben correos electrónicos con amenazas de muerte de parte de quienes creen en la posesión desregulada de armas.
Entre los pocos estudios que se han logrado realizar está una investigación del CDC que establece que el mero hecho de tener un arma en el hogar puede detonar incidentes violentos. Ese estudio reveló que tener un arma en la casa triplica el riesgo de que alguien sea asesinado y aumenta la probabilidad de que se produzca un suicidio.
Otro hecho importante que se destaca en la nota es que el Congreso tomó $2.6 millones del CDC que se habían presupuestado para estas investigaciones y los destinó para investigar lesiones cerebrales traumáticas. Los obstáculos continúan. Para poder explorar este tema los investigadores necesitan saber dónde se almacenan las armas y el número exacto de la distribución de armas, pero ningún organismo rastrea la propiedad de armas en Estados Unidos. Es decir, nadie sabe cuántas armas hay en ese país.
Ante este panorama en el que se amenaza a los estudiosos del tema, les quitan los fondos para hacer investigaciones y se les imposibilita acceder a los datos estadísticos, muchos investigadores jóvenes se desaniman de trabajar en un campo en el que, según el artículo de The Chronicle Journal, probablemente se politizan sus hallazgos.
¿Qué pasa en los Estados Unidos con las armas?
El fácil acceso a las armas en Estados Unidos ha llevado a ese país a convertirse en el lugar en el mundo donde existen más armas en manos de ciudadanos. También, es uno de los sitios donde más se producen tiroteos masivos. El año pasado ocurrieron más de 355 balaceras masivas.
Iglesias, un cine, centros comerciales, centros de servicios para discapacitados, escuelas y universidades han sido los escenarios donde han muerto cientos de personas. El incidente más reciente ocurrió la noche del pasado sábado en Michigan, donde Jason Brian Dalton, de 45 años, disparó al azar y mató a seis personas e hirió a dos.
Estos asesinatos han propiciado que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, trate de aprobar una ley que ayude a regular y controlar el acceso a las armas de fuego. Sus propuestas no han sido bien acogidas por el Congreso, donde no se aprueba ninguna ley para restringir la venta de armas hace dos décadas. Una de las razones por las que el Congreso se opone a la regulación es el apoyo económico que reciben algunos representantes de parte de la Asociación Nacional del Rifle, según denunció el portal español 20 Minutos. De acuerdo a lo reseñado en medios internacionales, no haber logrado establecer una ley que controle el acceso a las armas es la mayor frustración del presidente durante su mandato.
Lo único que Obama pudo lograr fue establecer una orden ejecutiva, a principios de este año, que establece lo siguiente:
- Todos los vendedores deben contar con una licencia y deben realizar revisiones de antecedentes, eliminando las actuales excepciones con las que cuentan algunos vendedores que operan en Internet y a través de exposiciones de armas.
- Los estados deben proveer información sobre la gente descalificada por sufrir enfermedades mentales o por haber incurrido en actos de violencia doméstica.
- El FBI aumentará el personal disponible para realizar la revisión de antecedentes en 50%, contratando a más de 230 nuevos analistas.
- Se pedirá al Congreso invertir $500 millones para mejorar el acceso a cuidados de salud mental, ya que muchos de los que ocasionan este tipo de incidentes tienen problemas de salud mental.
- Los departamentos de Defensa, Justicia y de Seguridad Interior explorarán la “tecnología de armas inteligentes” para mejorar la seguridad de las armas.
Resta por ver si la orden ejecutiva del presidente Obama logrará disminuir estos actos violentos.