Los músicos y artistas tienden a ser como los vinos en la cava, déjalos ahí para siempre y sabrán al paraíso. Algunos…no todos. Otros tienden a ser como el jamón, déjalos ahí para siempre y los tendrás que botar. David Bowie cumplió en enero sus 66 años. Unos van preparando su plan de retiro, otros ya van dándoles paletas a sus nietos y Bowie graba su 25to disco. Fácil, ¿verdad?
Después de 41 años, tras uno de sus discos estelares, “The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars” y 10 años desde su último disco, el casi extraterrestre fashionista de Inglaterra sorprende a todos con el lanzado súbito de “The Next Day”. La palabra “súbito” se usa literalmente al pie de la letra con las hazañas de Bowie, anunciando el disco el día de su cumpleaños este año, estrenando un sencillo el mismo día y sacando la colección a la venta en marzo.
Puede que muchos se hayan preguntado: “¿Cuán viejo se ha puesto Bowie?” al escuchar el primer sencillo “Where Are We Now?”. Acompañado por el video más cuestionable y raro del año hasta ahora, la balada viaja por imágenes tristes de lugares ya visitados preguntándose “¿Dónde estamos ahora?”. Sea una metáfora escondida hacia la carrera tipo montaña rusa de Bowie o un relato sobre un grave y nostálgico caso de Alzheimer, nadie sabrá lo que Bowie quiso decir exactamente con esta canción.
Lo que sí se entiende y que no muchos saben es el hecho que lanzar “Where Are We Now?” fue un truco publicitario melódicamente perfecto para “The Next Day”. Mientras que también puede ser una navaja de doble filo, esta grabación es una de las cuatro del disco con un tempo lento y relajado. El resto del disco te toma de sorpresa al llevar un sonido de rock puro y ligero.
Bowie tiene 66, Mick Jagger de los Rolling Stones tiene 69 y el guitarrista legendario, Chuck Berry, cumple sus 87 este año y hasta el día de hoy se restriegan en el escenario como si fuese el primer espectáculo de sus carreras. Abriendo con el disparo de una batería dura y atrevida, “The Next Day” mantiene una energía alta e impetuosa. Bowie y sus compañeros prueban de una vez y por todas que el rock es el elixir de la vida.
“You Feel So Lonely You Could Die” es otra de las baladas, también triste, que contrarresta la inquietud de este disco. Canciones como “The Next Day”, “Valentine’s Day” y “You Will Set The World On Fire” son las que determinan el camino de la colección. Son aquellas que acuerdan de los tiempos de “Ziggy Stardust” sin la sicodelia y con la voz casi “soul” de Bowie.
Bowie es todo un novelista con guitarra. Siempre lo ha sido. Mientras que aquí no tenemos canciones secuelas a las aventuras de Major Tom en el espacio (“Space Oddity”), tenemos relatos de soldados sin ganas de ir a guerra (“I’d Rather Be High”), Valentín convertido en un tipo de asesino (“Valentine’s Day”) y enamorados bajo un cielo estrellado (“The Stars (Are Out Tonight)”).
Entrando ya en la era de mejores éxitos, el británico se niega a lanzar tal disco y graba uno con influencias de su pasado. Coge lo que conoce que lo hace especial y lo convierte en algo nuevo. Tan afiliado está con esta idea que decidió apropiarse de la carátula de su disco estelar, “Heroes”, y tapó su cara y el nombre del disco original con un cuadrado blanco que lee “The Next Day”.
De todas las cosas que hace, Bowie está seguro de una: haga lo que haga, al mundo le va a gustar. Aventurándose en películas desastrosas como “Labyrinth” comoquiera se hablaba bien de David Bowie. “The Next Day” no es su mejor disco para nada, pero le amerita un aplauso al roquero sicodélico como uno de esos artistas legendarios que nos sorprende con música excelente después detoda una vida en la industria.
“Here I am/Not quite dying”, canta en “The Next Day”. Con esa afirmación de inmortalidad esperaremos mucho más de David Bowie en los años entrantes.
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