
El racismo norteamericano, como ideología, ha sostenido a través del tiempo que los americanos negros constituyen una subespecie de la raza humana. Es decir, poseen una capacidad intelectual inferior a la de la población blanca, son extremadamente emotivos y menos racionales y hasta poseen una biología distinta, apestan, y, claro está, son feos. Otra de las características de este racismo es su visceralidad. Es decir, estas ideas producen unas reacciones físicas y emocionales muy profundas. Por esta razón, aún hoy, produce cierta incomodidad ver a un hombre negro teniendo relaciones sexuales con una mujer blanca en una película, pues se trata de ver a una bestia agrediendo sexualmente a lo más excelso de la sociedad norteamericana: la mujer blanca. Esta caracterización del racismo norteamericano nos podría parecer hoy como una caricatura, pues muchas cosas han cambiado. Pero este fue el racismo que prevaleció en los Estados Unidos hasta entrada ya la década de 1950, y que hay evidencia de que no ha desaparecido totalmente entre ciertos sectores de esa sociedad. Se ha trazado el origen de esta ideología racista a las plantaciones agrícolas del sur de los Estados Unidos del siglo 18 basadas en el cultivo de algodón con mano de obra esclava negra. La necesidad de mantener una fuerza de trabajo confiable y dócil en la tarea onerosa del cultivo del algodón generó una ideología severa que le permitía a esa sociedad no inmutarse ante las atrocidades cometidas contra el esclavo: la horca, la quema de esclavos vivos y azotarlos como parte de una rutina cotidiana. Siempre me asombró ver fotografías de esclavos siendo ahorcados en el sur en las que aparecen niños observando la situación en calma cuando el proceso de la ahorca produce unas convulsiones muy violentas en el cuerpo humano. Podemos imaginarnos cuan profundo debe haber calado la ideología racista en estos niños que tal espectáculo no les produjera repulsión. En contraste con lo anterior, nos cuenta Malcolm X en su autobiografía el efecto que tuvo sobre él cuando de niño fue llevado a ver el cuerpo de su padre desmembrado, al pasarle por encima un tren como consecuencia de haber sido atado a las vías del tren por unos racistas del Norte. La conclusión lógica a la que se podía llegar en esos momentos era que los blancos eran el diablo y esa fue la idea que Malcolm sostuvo durante su periodo de Musulman Negro. La Proclamación de la Emancipación emitida por Lincoln en el 1863, ni la abolición de la esclavitud mediante la adopción de la decimotercera enmienda a la Constitución de Estados Unidos en 1865, tuvieron la intención ni el efecto de eliminar la ideología y las prácticas racistas contra los americanos negros, no fue asi ni el sur ni en el norte de los Estados Unidos.

Se trataba más bien en consideraciones de estrategia militar y los objetivos de los industrialistas del norte de expandir su poder basado en la explotación de una mano de obra libre obligada a vender su trabajo como medio de subsistencia, independientemente del color de esta mano de obra. En términos de los linchamientos y otras atrocidades contra la población negra, éstas continuaron tanto en el sur como en el norte de los Estados Unidos. Lo anterior no significa que la abolición de la esclavitud no conllevó cambios importantes en las vidas de los americanos negros, no estar sujeto a la voluntad y al maltrato de los amos veinticuatro horas al día y vivir bajo el contínuo temor de ver sus familias destruidas por la venta de sus miembros tuvo que significar un gran alivio para la población esclava. El racismo norteamericano es un asunto que ha calado y marcado profundamente tanto a los americanos negros como a los americanos blancos a través de su historia. El efecto de esta experiencia histórica fue recogido en un estudio amplio sobre el tema, dirigido por el economista suizo Gunnar Myrdal publicado en el 1942 bajo el título An American Dilemma: The Negro Problem and Modern Democracy. Se optó por escoger a un estudioso de reconocimiento mundial europeo, un extranjero no impactado por el problema, para garantizar la objetividad de los hallazgos y las conclusiones del estudio. El estudio tuvo como objetivo que se llevara a cabo una investigación amplia sobre la situación del americano negro, que incluyera elementos antroplógicos, económicos, educativos y sociales. En la introducción al estudio, señala que el problema del racismo norteamericano era uno arraigado en el mismo corazón de todos los americanos y que era allí donde se libraba una lucha decisiva. Yo viví en Nueva York durante unos años de mi niñez y de mi adolescencia en la década de 1950, y como miembro de una familia producto de la mezcla racial típica de muchas familias puertorriqueñas fue que por primera vez entré en contacto con el racismo norteamericano. Esa experiencia tuvo un impacto profundo sobre mi persona. Posteriormente, viví en Nueva York y California durante mis años de estudiante universitario y siempre recuerdo el alivio que sentía al regresar a Puerto Rico durante los veranos y descansar de la carga emocional que el racismo le imponía a todas las áreas de la vida de los americanos.

Podríamos visualizar el triunfo de Barack Obama en las elecciones de 2008 como otro avance de la población americana negra por lograr el pleno reconocimiento de sus derechos civiles y por mejorar sus condiciones socioeconómicas. Un éxamen informal de la sociedad norteamericana durante las últimas décadas nos revela que no hay un área con un alto grado de visibilidad pública en la que los americanos negros no aparezcan. Más aún, en algunas áreas previamente dominadas por los americanos blancos los americanos negros los han superado. En el área de los deportes, algunos de éstos como el golf y el tennis eran deportes de caras blancas. Entonces llegaron las caras muy negras de Tiger Woods en el golf y las de las hermanas Venice y Serena Williams en el tennis y les dijeron ‘Sálganse del medio que este deporte es mío’. El entretenimiento por televisión (entertainment television) también fue dominado por animadores blancos por mucho tiempo hasta que apareció Oprah Winfrey y les dijo ‘Abran paso’. Y ya sabemos de algunos concursos de belleza. En otras áreas el avance no ha sido tan espectacular, pero los avances han sido significativos, por ejemplo en los anuncios comerciales. Hoy día no se puede ver un anuncio por televisión en el que no aparezca un americano negro. También en los noticieros, en los que hay muchos reporteros anclas negros tan efectivos como los reporteros blancos. Esto significa que la imagen del americano negro a la que la población blanca había estado acostumbrada ha ido cambiando. Ya esta imagen no está limitada a ver a un negro asaltando un banco o deambulante por las calles a una imagen más positiva. Sin embargo, estos logros no nos deben conducir al engaño. Desde el punto de vista socioeconómico, el porciento de americanos negros que estaban bajo el nivel de porbreza en 2006 bajó comparado al 1986. Tambíen el porciento de las familias negras que eran dueñas de sus hogares subió. A su vez, según estadísticas del censo federal, se observaron alzas importantes en el número de americanos negros entre los médicos, abogados (Michelle y Barack son ambos abogados), profesores universitarios y altos ejecutivos. Sin embargo, al examinar las condiciones de vida de la población negra, en general, el cuadro que surge no es tan halagador. En el 1995, el ingreso promedio de una familia negra alcanzaba aproximádamente el 60% de lo que ganaba una familia blanca. Las tasas de desempleo entre la población negra y la población blanca también se diferencian significativamente. En el 2007, la tasa de desempleo entre la población negra subió el doble de la tasa de desempleo de la población blanca. Es decir, que cuando a los trabajadores blancos le da catarro a los trabajadores negros les da pulmonía. Sin embargo, cabe notar que la situación que sufren las comunidades latinas y los americanos blancos más pobres es comparable a la que enfrentan los americanos negros.
¿Significa la elección de Barack Obama a la presidencia de los Estados Unidos que ha desaparecido el racismo en ese país? Creer esto sería pecar de una ingenuidad extrema. Un problema tan profundo no desaparece en el tiempo que dura una campaña eleccionaria. Posiblemente, tome varias generaciones para que este problema deje de ser un asunto pesado en la vida cotidiana de los americanos. Pero creo que el resultado de las elecciones refleja que ha habido cambios que apuntan a que la sociedad americana está dispuesta a moverse en esa dirección. Estoy seguro que hace dos años por lo menos el 75% de los americanos hubiese respondido que un americano negro no podía llegar a ser presidente de los Estados Unidos. De hecho, cuando en un momento Obama consultó con Bernard Jordan, un reconocido líder negro que formó parte de la administración de Bill Clinton, éste le contestó que todavía no había llegado ese momento. Y cuando Obama le mencionó al hermano de Michelle Obama que él tenía la intención de en algún momento postularse para presidente de los Estados Unidos, éste le contestó que no hablara estupideces, particularmente frente a su familia. Todavía cuatro meses antes de las elecciones pocos americanos le concedían alguna probabilidad a un americano negro de llegar a ser presidente.

En lo que concierne a la abolición del racismo en los Estados Unidos, tener a un americano negro capaz en la posición política de mayor rango en los Estados Unidos debe contribuir significativamente a debilitar el racismo existente en ese país. También debemos esperar que la lucha en defensa de los derechos civiles continúe y se profundice. Haber seleccionado a Eric Holder, un abogado negro, como su nominado a Secretario de Justicia parece ser un paso en esa dirección. Ya hemos apuntado que el paradigma racista en los Estados Unidos ya venía agrietándose, pero con la elección de Obama el paradigma sufrió un daño posiblemente irreparable. ¿Y si después de toda la alegría, las celebraciones y la algarabía Obama no cumple con las grandes esperanzas que se han depositado sobre él? Nada, señoras y señores, que esa multitud compuesta por miles de jóvenes, personas educadas, americanos negros y de otros grupos étnicos que lo llevaron al poder, se organice para obligarlo a renunciar o para sacarlo en las elecciones del 2012. Ya ellos saben cómo recoger dinero, organizar a las comunidades y utilizar el Internet para comunicarse y así lograr los objetivos que se propongan. Para mí éste fue uno de los logros más importantes de las pasadas elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Pero hoy voy a disfrutar el día sin especular mucho sobre el día de mañana. Voy a cantar junto al rapero Will.I.Am : “Hoy es un nuevo día”. Y, desde mi perspectiva, el día se siente chévere.