Primero le prohibieron a los miembros de las fuerzas armadas la utilización de Facebook o Twitter para comunicarse con sus seres queridos por seguridad, luego le vetaron a los jugadores de varios equipos de fútbol americano durante la temporada el uso de estas redes sociales y ahora varios medios de comunicación quieren comenzar a controlar la manera en la que sus periodistas se comportan en el mundo social cibernético; todo con el fin de evitar que se cuele información prohibida que pueda afectar a estas empresas. ¿Será que hay una estrecha línea entre la vida privada y la vida profesional? ¿Hasta qué punto los jefes pueden controlar la privacidad de sus empleados? Con relación a este dilema, la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano creó un foro de discusión cibernético titulado ¿Deben los medios controlar lo que sus periodistas hacen en las redes sociales? con el fin de que periodistas y el público en general reaccione ante esta problemática que atenta contra la privacidad de los profesionales de la información. Y es que rotativos como The New York Times, The Washington Post, The Wall Street Journal, Folha y la agencia de noticias AP, han decidido controlar y monitorear los perfiles personales de sus empleados en las “concurridas” redes sociales como Facebook o Twitter. ¿Estará tambaleando el periodismo en la cuerda de la era digital? Sin embargo, fue el Washington Post el que “alborotó el gallinero” con sus diversas exigencias periodísticas al indicar que al momento de utilizar las redes sociales como Facebook, LinkedIn, Myspace o Twitter para reportajes, sus periodistas deben identificarse como tal y deben proteger su integridad profesional. “Nada de lo que hacemos puede poner en duda nuestra imparcialidad. Todos los periodistas del Post deben renunciar a algunas de las ventajas de las que gozan ciudadanos privados. Deben reconocer que cualquier contenido asociado con ellos en una red social online es el equivalente a su firma en nuestro diario o sitio web”, fueron las declaraciones del rotativo estadounidense. Fue así como este diario indicó que sus periodistas deben de abstenerse de escribir, twittear o subir video o fotos que posicionen su opinión ante un ideal político, racial, sexista, religioso o cualquier otro tipo de favoritismo. Al parecer, algunas empresas mediáticas buscan controlar la vida y opinión de sus empleados. Pero, ¿hasta qué punto los medios de comunicación opacan o censuran la opinión de sus reporteros? ¿Será que al momento de un periodista firmar un contrato pierde sus privilegios sociales y deja de ser un ciudadano común para convertirse en periodista 24/7? “Yo creo que esto no es correcto. Los periodistas pueden querer usar las redes sociales como esparcimiento, como una forma de estar en contacto con amigos, familia, etc. No todo es trabajo en la vida y fuera del diario, la agencia o la radio, todos tenemos ideas políticas, ideas religiosas, económicas… una red social es eso, una red social, no una red laboral en la cual el jefe pueda incidir”, comentó Jairo Echeverri García ante las exigencias publicadas por el Washington Post. Por el contrario, algunos periodistas se piensan como figuras públicas que deben cuidar su imagen en cada aspecto de su vida como lo es el caso de Gabriela Arévalo quien indicó que, “si los periodistas nos hemos forjado un nombre a lo largo de nuestra carrera, y lo que nos avala es nuestra credibilidad, debiéramos cuidar de ésta en cada uno de nuestros actos porque finalmente sí somos figuras públicas y estamos bajo el escrutinio de nuestros lectores y de las personas de quienes escribimos. He visto que algunos reporteros quieren avalar sus dichos con su nombre de profesionistas, exigiendo a su vez la libertad de ser un ciudadano común, lo cual me parece una incongruencia”. Pero a las declaraciones del Washington Post, se le unieron sus secuaces Associated Press, Folha, New York Times y Wall Street Journal los cuales siguen su misma “línea editorial”, aunque con unas pequeñas diferencias. No obstante, estos medios de comunicación han prohibido que sus reporteros convoquen amigos o familiares para apoyar o defender su trabajo como informante; a lo que uno de los participantes del foro refutó. “Sin duda, las redes sociales y otras plataformas tecnológicas como el Blog son herramientas útiles para el periodista, es un espacio donde se pueden publicar opiniones y trabajos periodísticos sin limitación de tiempo ni espacio. Lamentablemente como vemos actualmente este espacio esta siendo censurado y lo peor es que el comportamiento del El Washington Post incita a la autocensura no sólo de sus periodistas sino de otros profesionales que antes de publicar algo en la Web tengan que pensar en la reacción del medio de comunicación en que trabajan. Estoy totalmente en desacuerdo con la acción de este diario, pues el decidir la publicación que un periodista haga en la Web atenta contra la libertad de prensa”, expresó Carolina en desacuerdo con las declaraciones emitidas por el Washington Post. Por otro lado, entre los comentarios expuestos salió a relucir el hecho de que la censura de los medios de comunicación en el uso de las redes sociales es una violación a la libertad de expresión indicando que ni el ser humano ni los medios de comunicación son imparciales, aunque así lo quieran hacer parecer. Mientras que otros ciudadanos reclamaron la necesidad de que existan periodistas con posiciones y opiniones que no sólo sean visibles en las redes sociales, sino también en su trabajo periodístico durante su jornada laboral. A este comentario Lulu añadió que, “me parece contradictorio que en estos tiempos, cuando los medios de comunicación deberían hacer esfuerzos por adaptarse a las nuevas herramientas, impongan trabas a sus periodistas como reglas de conducta en las redes sociales. Yo estoy convencida de que el uso de blogs y otros servicios de Internet ofrecen a los medios la oportunidad de mostrar un rostro cálido a su audiencia, con nombre y apellido, a través de sus periodistas, y que ésta note que son seres humanos con ideas y sentimientos propios que incluso pueden diferir con sus medios. La conversación y el intercambio con el público se vuelven más ricos, y si la audiencia siente que el periodista lo escucha, lo comprende, y hasta comparte con él su forma de pensar, sentirá también que el medio lo toma en cuenta”. Sin embargo, no faltó el ciudadano que intentara buscar opciones viables para lidiar con esta situación. “Propongo que los reporteros tengan dos cuentas en las redes sociales: una, personal, y otra de carácter institucional. Para esta última creo que sí debería aplicarse las normativas expuestas por las corporaciones mediáticas. Así, tendremos claro si estamos hablando con el ciudadano (que puede disentir de algunas directrices editoriales) y el periodista (que debe acatar ciertas medidas de carácter institucional), ya que las corporaciones no son dueñas de las emociones, sentimientos e ideas de los reporteros”, indicó César. No obstante, Lic Susana Benítez indicó que varios medios como CNN le permiten a sus reporteros tener una cuenta personal y empresarial que les permita indentificarse como prensa o un mero ciudadano durante su travesía cibernética. “Creo que intentar hacer callar a un periodista por fuera de los límites de papel, digitales, sonoros o visuales de la empresa para la que presta servicios periodísticos profesionales es un imposible. Ya lo decía nuestro Rodolfo Walsh, con su Cadena Informativa: ‘Difunda esta información, sienta la satisfacción moral de un acto de libertad’, y lo hacía mediante un pasquín, por cartas, o como fuere. Es imposible hacer callar a un periodista cuando éste quiere hacerse oir y conoce con habilidad cómo hacerlo. Y es cierto que el pensamiento de la empresa para la que trabaja no siempre es el pensamiento individual del periodista. Hoy ese escenario que utilizaba Walsh es digital, son las redes sociales, correos electrónicos, etc.; y contra ello es imposible la censura”, afirmó Azucena Castillo.