Angelina Jolie se arroja al escenario cinematográfico con su debut como guionista y directora, tras su ambicioso proyecto In the Land of Blood and Honey, una película sobre los horrores de la guerra y el genocidio en Bosnia y Herzegovina. Su primera incursión en estos ámbitos cinematográficos es interesante, sin embargo, llena de errores e inconsistencias que dejan en evidencia una gran carencia de experiencia y conocimiento técnico.
Jolie es sin duda alguna una controvertible artista de muchas facetas. Además de los escándalos que han enmarcado sus relaciones sentimentales, las opiniones que han ocasionado sus hijos adoptados en conjunto a Brad Pitt, la maltrecha relación que ha tenido con su padre, el actor John Voight, los rumores sobre su desnutrición y su desequilibrio psicológico; también es reconocida por una fructífera carrera como actriz, que ha tenido roles superfluos como Lara Croft en Tomb Raider o en cambio impresionantes como el de Lisa Rowe en Girl, Interrupted.
Ahora se embarca en su primera producción como directora y guionista. Para este fin decidió inspirarse en los horrores que ha conocido como embajadora de las Naciones Unidas, específicamente en el conflicto bélico en de 1992 a 1995 en Bosnia y Herzegovina. Su film narra la historia de una mujer bosnia musulmana y un capitán serbio que están enamorados previo al inicio del conflicto. Una vez comienza la guerra, la mujer cae prisionera en un campo de concentración dirigido por el capitán serbio.
La trama es interesante y con mucho potencial. Lamentablemente, la pobre ejecución de Jolie en la escritura y en la forma en que trabajó la realización del film, no aprovecha el contenido de lo que podía ser In the Land of Blood and Honey. Tristemente, los personajes son escuetamente desarrollados y no es clara una evolución de estos. De igual modo, los sucesos ocurren de forma casi esquemática en el film. Por ejemplo, ambos se conocen y se enamoran, pero el espectador no ve la razón por la que surge este amor. Asimismo, otros eventos transcurren sin ningún control de la narrativa cinematográfica.
Sin embargo, lo más frustrante del debut de Jolie podría ser la falta de control en sus códigos semióticos (o por lo menos el hecho de que la existencia de dichos códigos no sea visible). En un film altamente político, la ausencia de símbolos claros es casi un crimen.
La película tiene un alto contenido de escenas fuertes y crudas sobre el horror de la guerra y la masacre; múltiples violaciones, asesinatos y violencia, la crueldad propia de las utopías nacionalistas. Pero juntar un grupo de escenas violentas sobre la terrible crueldad de los conflictos bélicos, no hace necesariamente una buena película. Además, la ausencia de identificación ante los personajes que no han sido desarrollado en pantalla hace que el observador no sienta ningún tipo de empatía hacia estos.
No obstante a estas fallas, la fotografía y la actuación cumplen, y en algunos momentos, podría llega a sorprender. Aún así, la pobre ejecución de Jolie logra incluso opacar estos elementos que podrían rescatarse de su película.
A pesar de esto, la crítica internacional ha hablado maravillas de esta película y le han celebrado a Jolie el que centre la mirada internacional y de Hollywood en un conflicto que incluso hoy en día continúa teniendo repercusiones en un pueblo lacerado y atormentado por las consecuencias que todavía azotan su tierra. Es una lástima que una buena historia como esta, enmarcada en un conflicto interesante y pertinente todavía en nuestros días, haya sido llevado por una mano tan débil como la de una directora y guionista inexperta e ingenua, cinematográficamente hablando.