El ser una de las instituciones más importantes de España y un referente completo en torno a la normalización de la lengua española en todo el mundo, hace que cuando hable la Real Academia Española (RAE) todos estemos más que atentos a sus designios.
En esta ocasión nos hemos encontrado con la noticia de que la Academia ha hecho públicos los nuevos cambios que sufrirá su Diccionario en su 23ª Edición, planeada para 2014 y consensuada por las 22 academias de la lengua repartidas entre las naciones de habla hispana.
Y como suele pasar se “lía parda”. Desde el anuncio han corrido ríos de tinta, tanto impresa como electrónica, a favor o en contra de algunos de los neologismos y enmiendas aplicadas para el nuevo Diccionario de la RAE. De hecho, una vez repasados algunos de los cambios que vendrán en esta nueva edición, no he podido evitar hacer una pequeña lista con las entradas que más me han llamado la atención:
Autonomismo: me parece bastante redundante, sobre todo porque en sus primeras dos acepciones no veo la diferencia con “autonomía”.
Blog/chat/SMS/USB: Está muy bien que la RAE admita tanto blog como bloguero en su diccionario, ya que son algunas de las nuevas voces más comunes a nivel general. Al igual que pasa con chat, SMS o USB, son términos tecnológicos que ya se echaban en falta en el diccionario.
Camp: De las cosas que no suelo entender es la inclusión aleatoria de voces inglesas que no terminan de tener mucha aceptación entre el pueblo ¿por qué camp y no hipster o mainstream?
Cenetista/ugetista/pepero…: Tampoco me convence el tema de hacer “oficiales” palabras que designan afiliaciones de partidos políticos, sindicatos, o cualquier organización en general. Me parecen palabras demasiado artificiales, a pesar de que tienen un uso muy extendido.
Culamen/canalillo: Me ha sorprendido que canalillo no estuviera antes en el diccionario, y lo ha hecho aún más que la hayan incluído a la vez que culamen, palabra surgida casi de la broma y a raíz de la existencia de tetamen.
Isidril: demasiado localista. Sí, son las fiestas principales de la capital de España, pero no veo la necesidad de admitirla (al igual que rociero).
Sudoku/sushi/manga: las voces japonesas siempre son bienvenidas, sobre todo estando tan extendidas como estas tres, a pesar de que han causado mucho revuelo, sobre todo la tercera. Sorprende, además, que la RAE no haya intentado españolizar y poner “sudocu” ante la tendencia de eliminar la “k” para fomentar la c/qu.
También nos encontramos con las clásicas adiciones resultado de la deformación de términos que acaba generalizándose y adquiriendo un aura de normalidad que a mí no me termina de cuajar (en esta edición nos encontramos “idiosincrático”) o la tendencia de añadir a cualquier palabra “-ación” o “-ismo” redundando, en ocasiones, con el lexema al que sirve de sufijo.
Ya lo dijo Arturo Pérez Reverte, con sus habituales formas, en su twitter: “Es muy difícil a niveles diplomáticos y lingüísticos consensuar un diccionario como este, que sirve de referencia para todo hispano hablante, lo hable en España o en la Patagonia. Y en este sentido le tengo que dar la razón. Siempre que actualiza la RAE viene la polémica porque somos 440 millones de hispanohablantes y, por fuerza, nunca va a llover a gusto de todos… aunque hubiera buscado un consenso que al menos fuera bien recibido de forma popular”.
Conviene recordar siempre que el diccionario, aunque es referente, no legisla nuestra lengua. Por lo que su uso e importancia es el que nosotros decidamos darle (aunque tampoco podemos ignorarlo por completo). Desde ahora y hasta el 2014, la RAE entra en un periodo de revisión del diccionario en el que lo pulirán y terminarán de darle forma atendiendo a lo que se comenta en la calle al respecto.
Fuente Blog Papel en Blanco