Para muchos el mundo del deporte es y debe ser apolítico; aseguran que la esencia deportiva es la sana competencia y que en ella las ideologías políticas no tienen cabida.
Sin embargo, a través del tiempo, algunos eventos han demostrado que el intervencionismo político o ideológico en el deporte es parte fundamental del desarrollo social de los pueblos y que el escenario deportivo –muchas veces– trasciende los ánimos de competencia para convertirse en un medio de propaganda ideológica, de resistencia política, de construcción de identidades o, simplemente, en un puente para adelantar causas particulares.
En el caso de Puerto Rico, donde el Comité Olímpico (COPUR) es el único organismo que cuenta con algún grado de soberanía ante la realidad colonial, el deporte no ha estado exento de manifestaciones y acontecimientos cuya naturaleza política todavía genera candentes debates.
Por ejemplo, quién hubiera pensado que en los Juegos Centroamericanos de San Juan 1966, a poco más de cinco años del triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro, el gobierno de Puerto Rico se alinearía bajo la sombra de Estados Unidos y se negaría –en el contexto de la Guerra Fría– a recibir la delegación cubana, violentando así el reglamento del Comité Olímpico Internacional (COI).
Otro evento se dio años más tarde, en los Juegos Panamericanos de San Juan 1979, bajo el gobierno de Carlos Romero Barceló y a solo meses de los asesinatos en el Cerro Maravilla, Romero fue abucheado durante su discurso en la ceremonia de apertura y utilizó el momento para plantear que su gobierno y su manera de trabajar la democracia eran un ejemplo para el resto del mundo.
Al año siguiente, la participación de Puerto Rico en las Olimpiadas de Moscú pendió de un hilo. Ante el llamado de Estados Unidos y su presidente Jimmy Carter para boicotear las “olimpiadas comunistas” luego que los soviéticos invadieran Afganistán, el gobierno de Romero Barceló trabajó duro para evitar que Borinquen llevase representación a Rusia.
En 1982, Romero Barceló volvió a la carga y, luego de haberle retirado toda ayuda económica al COPUR, anunció la cancelación de los Juegos Centroamericanos que tenían como sede al municipio de Mayagüez.
De acuerdo con el exjudoca y medallista de oro centroamericano, Abderramán Brenes, durante la Guerra Fría el deporte fue el vehículo más voraz de propaganda política.
Brenes, quien ahora se desempeña como profesor de psicología deportiva en la Universidad de Puerto Rico en Cayey (UPR Cayey), aseguró en un foro celebrado por motivo del 70 aniversario del Departamento de Educación Física de la UPR-Recinto de Río Piedras, que al presente el escenario deportivo continúa en esa misma línea ideológica.
Pero en el 1980 la soberanía deportiva pudo más que la batalla ideológica entre ‘capitalistas’ y ‘comunistas’. Las negociaciones e intervenciones del entonces presidente del COPUR, Germán Rieckehoff Sampayo, hicieron posible que los boxeadores puertorriqueños Alberto Mercado, José Molina y Luis Pizarro representaran a la isla, a pesar de que el gobierno romerista no apoyó económicamente la iniciativa.
“La Guerra Fría en la isla estuvo marcada por Luis A. Ferré, el romerato y Hernández Colón. Ferré le escribió una carta abierta en El Nuevo Día a Alberto Mercado diciéndole que no fuera a los Juegos Olímpicos del 80 en Moscú. Para que no fuera traidor. Y Alberto Mercado quería ir a Moscú porque quería cerrar el ciclo olímpico con una cuarta medalla de oro, luego de ganar el mundial. Él no era machetero, pero en el marco de la Guerra Fría todo era –y es– político”, afirmó el exjudoca.
¿Y quién mejor que Brenes para hablar de esto? Si usted no lo sabe, el ahora educador protagonizó una de las manifestaciones políticas más importantes del deporte criollo. Y lo hizo a lo Tommie Smith y John Carlos en las Olimpiadas de 1968, desde lo más alto del podio, pero en los Juegos Centroamericanos de San Salvador en 2002.
Al momento de escuchar La Borinqueña, el también exatleta panamericano (Winnipeg 1999, Santo Domingo 2003 y Río 2007) y olímpico (Beijing 2008), decidió cantar el himno nacional revolucionario con el puño izquierdo arriba. Brenes cantó La Borinqueña de Lola Rodríguez de Tió y condenó al silencio la de Manuel Fernández Juncos.
“Amado Morales en el 1979, que era atleta de jabalina, ganó bronce y en el podio alzó el puño izquierdo. En el 79 hacer eso no es lo mismo que hacerlo en el 2002. Aún así, te castigan. El sistema castiga y mientras eres atleta y traes medallas todos sonríen. Pero cuando te retiras te toca pagar. Si no es por los compañeros yo no tendría trabajo”, confesó Brenes.
Asimismo, el deportista destacó que los puertorriqueños tienen la necesidad moral e histórica de utilizar cualquier ambiente para hacernos sentir como nación y aprovechó para mencionar algunos eventos que a nivel internacional marcaron el deporte mundial.
Entre los ejemplos que mencionó Brenes, resalta la figura del afroamericano Jesse Owens, quien en las Olimpiadas de Berlín 1936, organizadas por el régimen Nazi, ganó múltiples preseas doradas. De otro lado, Brenes también reconoció el caso de Nelson Mandela, que luego de convertirse en el primer presidente negro de Sudáfrica, utilizó el deporte para unir a un país que estaba racialmente dividido.
“Las expectativas eran que cuando Mandela llegara al poder se iba a deshacer del equipo de rugby e hiciera un equipo de negros. Pero fue más astuto y creó una unidad nacional”, dijo. El resultado de aquella estrategia fue que la selección sudafricana ganara el Mundial de Rugby de 1995.
Pero para Brenes es importante reconocer nuestra realidad política y ubicarla en el contexto que hemos estudiado en este artículo. Por eso, es importante para él discutir los Juegos Centroamericanos de Mayagüez 2010. En aquel entonces el ahora candidato a la gobernación de la isla por el Partido Popular Democrático (PPD), David Bernier, se desempeñaba como presidente del COPUR y el aspirante al senado por el Partido Nuevo Progresista (PNP), Henry Neumann, era secretario de Recreación y Deportes.
“El COPUR es un puente político por donde muchos han pasado para llegar a la política o por donde llegan al deporte los que no tuvieron éxito en el ruedo político. A nosotros nos vendieron el COPUR como un proyecto de lo que iba a ser el Estado Libre Asociado y hoy representa nuestra mayor identidad como nación”, opinó.
Y es que –según Brenes– David Bernier, Henry Neumann y muchos otros han utilizado el deporte como trampolín para dar el salto a la política.
“Pero eso no [se considera] político. Siempre y cuando seas parte de la ideología que domina, no es político. Si tú eres independentista tú eres político. Pero si eres popular o penepé no pasa nada. Porque son las ideas que dominan”, subrayó.
Si bien para algunos el deporte en Puerto Rico es lo que salvaguarda nuestra identidad, para otros como Abderramán Brenes esa noción no responde a una expresión más pura de lo que es la identidad puertorriqueña, pues “eso no se traduce a ideología”.
“No porque yo represento a Puerto Rico soy independentista. No porque yo juegue por Puerto Rico quiere decir que favorezco la independencia. Ojalá, pero, ¿no estuvieron Jaime Espinal y Kiria Tapia con Bernier en el debate? ¿No están los Seilhamer identificados con el PNP? Ah no, pero eso no es político, porque eso es el ‘establishment’. Pero Alberto Mercado va a las olimpiadas de Moscú y eso es político. Ser independentista en el deporte o romper con el ‘establishment’ sí es político”, puntualizó.