“Es una buena oportunidad para establecer un diálogo en torno a las problemáticas de la gestión cultural”, sostuvo el Dr. Rubens Bayardo en la conferencia “Políticas Culturales y Derechos Culturales” en el Museo de la Universidad de Puerto Rico. Los derechos culturales tienen que tener una referencia directa con el marco social aunque por definición estas leyes sean de carácter difuso. En este sentido, planteó Bayardo que las política culturales enfrentan el desafió de avanzar sobre los derechos culturales. Es obligación del Estado proveer bienes y servicios que incluyan los derechos culturales, reflexionó el director de la especialización en Gestión Cultural y Políticas Culturales del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín en Argentina. El doctor explicó los tres momentos por los que ha pasado la política cultural. En un primer momento, las políticas culturales se concentraban en preservar el patrimonio. Más adelante, en su segundo momento, se le plantearon cuestionamientos a las instituciones culturales como por ejemplo su relación con la educación formal y no formal. En esta etapa se entendió que el avance en las comunicaciones repercutía grandemente en la industria cultural y en la conformación de identidades. Durante un tercer momento se entendió que: “Las políticas de desarrollo con preocupación cultural se ligan al desarrollo social y artístico, pero entendiendo que el hombre no es un instrumento del desarrollo si no un fin del desarrollo”. Sobre el nacimiento de la noción de política cultural, Bayardo expresó que “se comienza a debatir en los años 1960 alrededor del mundo”. Se planteó, desde sus inicios, por ejemplo, la relación del sector publicó y privado en torno a la cultura. Estas ideas dieron pie a la pregunta: ¿qué se ha planteado como contenido principal de los derechos culturales? El doctor dio como ejemplo las distintas declaraciones hechas por la ONU y de otras instituciones que hablaron de estos temas a finales de la década de los 40. El profesor en gestión y políticas culturales leyó parte de la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), la cual refiere el derecho de la comunidad de disfrutar de las artes, de la literatura y de la ciencia para su desarrollo integral como individuos. Ya para 1966, explicó que se hablaba de las distintas poblaciones en un mismo país que tienen derecho a disfrutar de su producción cultural. Este planteamiento dio pie a que el profesor preguntara al publico qué se entiende por comunidad. “¿Nos une la raza, la sexualidad, la ideología, la religión?” Otro tema discutido en la conferencia fue sobre la propiedad intelectual y el copyright. Bayardo aseguró que se habla de compartir libremente las artes y las ciencias y por otro lado se nos habla de los derechos de propiedad. Dio como ejemplo que las corporaciones o entidades culturales se apropian de derechos y evita el acceso a obras fundamentales para una sociedad. El problema es que estas formas de propiedad frenan el compartir. Entiende que Creative Commons, entre otros, son esfuerzos valiosos pero continúan siendo parciales en cuanto a demandas de diversos grupos. “La comunidad puede ser algo que nos acoja, pero también puede ser algo que nos oprima y restrinja, hay personas que se han criado en un país y que detestan vivir en él. Por esta razón se mudan”, sostuvo el catedrático. ¿Pero qué pasa si la cultura, el lenguaje de tu comunidad no te incluye? La idea de la cultura como un bloque se forjó, y ha respondido muy mal a la realidad de la vida cultural. La cultura se construye en el vinculó con los otros. No hay correspondencias unívocas culturales. “Los derechos culturales no sólo deben procurar los suyo si no lo ajeno, definirlos en relación con los otros”, explicó Bayardo. “El gran problema de los derechos culturales es que han sido aceptados, no nos faltan en el papel, en mucha la normativa en Latinoamérica”, criticó el profesor en Argentina. Sobre la evolución de estos derechos en América Latina dijo que “los latinoamericanos no somos campeones de la debilidad institucional”. Si bien es cierto que la brecha entre la riqueza y la pobreza es mayor en esta región, la falta de políticas de gestión cultural concretas no es sólo un problema latinoamericano, si no de todo el mundo. ¿Por qué los derechos culturales han sido mundialmente negados? Bayardo entiende que se debe a que los derechos culturales se ven como una amenaza para algunos Estados. En este sentido, declaró que las corporaciones trasnacionales se benefician con las patentes del conocimientos y saberes tradicionales cuando éstos pasan a manos privadas. Bayardo no olvidó replantear la dificultad de definir cultura: “No hay una definición ni noción exclusiva de cultura, hay comunidades que se pueden pensar distinto a la nación”. De esta forma, concluyó afirmando que “no basta que sean respetados nuestros derechos individuales, la especie humana se constituye en la cultura. ¿Son los derechos culturales, derechos de minoría o son derechos de todos?, lanzó esta interrogante final a la audiencia.
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