
Diálogo inició este semestre la publicación de una nueva sección: CONCiencia, un espacio donde se divulgarán contenidos sobre temas relacionados a las ciencias naturales. Comenzamos compartiéndoles una serie de artículos confeccionados por los alumnos de la doctora Carmen Maldonado, del Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Los textos, que se publicarán a continuación, se enfocarán particularmente en educar y concientizar al público en general sobre asuntos vinculados a la adicción de drogas. La meta principal de esta actividad educativa fue involucrar al estudiantado en la difusión del conocimiento adquirido en el aula con el fin de alcanzar otros sectores de la población que potencialmente se beneficien de lo investigado.
Todos los seres humanos experimentan circunstancias en la vida que pueden ocasionarles estrés y sentirse ansiosos. Una vez el periodo de estrés se ha terminado, la persona se relaja y ya no siente ansiedad. Estas reacciones son ocasionadas por un mecanismo muy importante en los organismos llamado Sistema Simpatético. Este sistema es el responsable de la reacción de lucha o huida que es indispensable para la supervivencia de los seres humanos.
Cuando hay una situación de peligro o estrés, dicho mecanismo se activa y ocasiona diferentes respuestas corporales pertinentes para que la persona pueda sobrevivir o actuar bajo estrés.
Sentir ansiedad es completamente normal, pero si esta sensación perdura por un largo tiempo y descontroladamente debilita a la persona en su vida cotidiana, entonces puede estar padeciendo de un desorden de ansiedad.
Existe una gran variedad de desórdenes de ansiedad que a su vez varían entre intensidad, frecuencia, y razones de ser. Dentro de la extensa cantidad de desórdenes de ansiedad, este artículo discutirá los más comunes, sus factores de riesgo, las estructuras cerebrales posiblemente asociadas a ellos, algunos de los tratamientos farmacológicos y la medicina alternativa para estas condiciones.
Tipos de ansiedad
Dentro de los diferentes tipos de desórdenes de ansiedad, existen algunos muy comunes en la sociedad puertorriqueña que pueden afectar a niños, jóvenes, adultos y ancianos. A continuación ofrecemos una breve descripción de algunos de ellos:
- Desorden de pánico: aparición de miedo y ansiedad imprevisto y recurrente por varios minutos durante los cuales se pueden presentar síntomas como: palpitaciones aceleradas del corazón, sudor, temblor, dificultad para respirar, mareo, escalofríos, hormigueo y hasta miedo a morir.
- Desorden de ansiedad generalizado: ansiedad y preocupación excesiva, difícil de controlar que se produce por un periodo mínimo de seis meses. Durante esos días la persona puede experimentar: nerviosismo, fatiga, dificultad para concentrarse o dormir, entre otros síntomas.
- Desorden de ansiedad por separación: miedo o ansiedad excesiva por aquellas personas a las cuales siente apego. Si esta persona de apego no está cerca, el afectado sufre malestares físicos (mareos, dolor de cabeza y náusea), preocupación exagerada por la persona de apego. Piensa que algo malo le va a pasar y se resiste a estar lejos de él o ella. Esto ocurre durante cuatro semanas o más en niños y durante seis o más meses en adolescentes y adultos.
- Desorden de fobia específica: miedo o ansiedad intensa por un objeto o situación en particular. Ejemplos: miedo a las alturas, los animales, ver sangre, estar en espacios cerrados o en los cuales no pueda escapar y estar rodeado de una multitud, entre muchos otros casos.
Factores de riesgo
Cada uno de estos desórdenes de ansiedad (junto con la extensa cantidad de ellos que no fueron mencionados), afectan millones de seres humanos. Aún no se puede identificar una causa específica, pero sí se conoce que hay varios factores de riesgos como: aspectos hereditarios, la alimentación, enfermedades crónicas y experiencias traumáticas vividas.
Conozcamos un poco más acerca de ellos:
- Alimentación: en un estudio se observó que el uso de Monosodio de Glutamato, un componente de condimentos de comidas frecuentemente utilizados, en ratas neonatales les provocó síntomas de ansiedad en su adultez. Dicho experimento sugiere que existen componentes que ingerimos en la comida que pueden afectar la vulnerabilidad de las personas a desarrollar algún desorden de ansiedad. Por otro lado, un estudio adicional demostró que el uso agudo de cafeína puede disminuir algunos de los síntomas relacionados a la ansiedad.
- Enfermedades Crónicas: existen estudios que han comprobado que la prevalencia de ansiedad es significativamente mayor en pacientes con diabetes tipo II. Lamentablemente, la ansiedad empeora la salud de los diabéticos. Estos pacientes, a la vez, son más vulnerables a que su estado emocional empeore. Se piensa que los niveles alterados de glucosa están asociados a estados anímicos negativos y a la ansiedad y la depresión. También se ha demostrado que lesiones cerebrales y el estrés que se ocasiona luego de estos incidentes pueden ocasionar vulnerabilidad entre los pacientes a desarrollar desórdenes de ansiedad y otras condiciones relacionadas al estado de ánimo.
- Experiencias Traumáticas: cuando ocurren experiencias traumáticas, el organismo tiene la capacidad de acordarse de estos eventos para adaptarse y prevenir futuros peligros. Pero una falta de regulación en cuanto a estas respuestas a los traumas puede estar asociada al desarrollo de desórdenes de ansiedad.
- Factores Hereditarios: estudios entre familias y gemelos idénticos han ayudado a la ciencia identificar posibles genes asociados al desarrollo de desórdenes de ansiedad. Se piensa que existe una variedad de genes asociados a los efectos y expresión de los desórdenes de ansiedad, pero es sumamente complejo identificarlos en su totalidad. Sí se conoce que entre familias y gemelos existen agregados de factores que conllevan, en conjunto con factores ambientales, a la expresión de estos desórdenes de ansiedad.
Dentro de los estudios biológicos y neurológicos en investigaciones sobre los desórdenes de ansiedad, se han identificado diferentes estructuras cerebrales que posiblemente están asociadas a estos. Entre ellas se incluyen: la amígdala (responsable de respuestas emocionales, incluyendo el miedo), el núcleo del Rafé (que libera serotonina al resto del cuerpo) y el Núcleo Paraventricular del Hipotálamo (que ayuda a regular niveles hormonales). Todas estas estructuras, mediante mecanismos específicos de su función, ejercen respuestas nerviosas que posiblemente contribuyen al desarrollo de desórdenes de ansiedad.
Aunque no se ha podido encontrar específicamente cuáles son las razones (biológicas o ambientales) por las cuales estos desórdenes de ansiedad se desarrollan, sí se conocen tratamientos para ayudar a mejorar la calidad de vida de los pacientes, disminuyendo sus malestares y síntomas.
Usualmente, cuando se busca ayuda psiquiátrica y es pertinente medicar al paciente, se les receta antidepresivos. Cada uno de ellos tiene mecanismos distintos de trabajar, pero con factores comunes como lo es el controlar los niveles de los neurotransmisores que pueden estar desregulados en el cerebro. Por ejemplo: bajos niveles de Serotonina entre neuronas puede ser regulado por estos medicamentos al igual que se pueden aumentar los niveles del neurotransmisor GABA, que su función es inhibir (previniendo que la neurona genere un potencial de acción), dependiendo del medicamento establecido por el psiquiatra.
Aparte de los medicamentos, se han estudiado otros métodos de medicina alternativa que pueden ser muy efectivos para disminuir el malestar de la ansiedad. Entre estos se encuentran hacer ejercicios o yoga regularmente, tener una dieta balanceada (siempre monitoreando los niveles de azúcar en el sistema), identificar estrategias y actividades de relajamiento que le resulten beneficiosas y la hipnosis realizada por una psicóloga adiestrada en el manejo de la ansiedad.
Cada paciente debe evaluarse con psicólogos y psiquiatras para identificar estrategias completas y eficaces para disminuir los síntomas o simplemente llevar los niveles de ansiedad a unos normales- eliminando o controlando el desorden.
Es importante crear conciencia sobre estos desordenes de ansiedad, al igual que la salud mental en general para evitar que continúe siendo un tabú en nuestra sociedad.
La ciencia y sus avances podrán descubrir nuevos tratamientos farmacológicos, pero estos avances solo se potenciarán junto a una sociedad abierta a tratar los desórdenes mentales como enfermedades serias e igualmente importantes a las condiciones físicas. Solo así se podrá desarrollar un ambiente de mayor compasión y sobre todo de respeto por aquellos que sufren en silencio y batallan con su propia mente día tras día.
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La autora es egresada de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Estudia actualmente medicina en University of Medicine and Health Sciences en Saint Kitts. Este texto constituyó el proyecto final del curso: Bases psicofarmacológicas de la adicción a drogas (BIOL 3576), que dictó la doctora Carmen Maldonado el pasado semestre.