
Esta vez un montonete de mujeres descendimos sobre Villas del Sol. Allí estaba Martiza sin parir todavía, Laura dispuesta al trabajo. Luis cuidadoso, anotaba las contribuciones que llevábamos. A los niños les llevamos donas de todos los colores y sabores y un paquetón de libros. A diferencia de miles de chicos puertorriqueños éstos no tienen a la tele de niñera, pues allí no hay ni agua ni energía eléctrica. Parte del castigo que se impone cuando se criminaliza la pobreza. Algunos chicos se entretenían sembrando un huerto con la ayuda de unos jóvenes ambientalistas que también se ocupaban de enseñarles la importancia del valle del Toa desde los tiempos taínos. Así se enteran de que comer bien da trabajo y alegría cuando lo sembrado se cosecha; que el alimento no nace en el supermercado ni el 7 Eleven, que se puede comer algo mejor que los ofrecimientos de los negocios de hamburguesas y papitas. Así van en la práctica conociendo la historia nacional, la buena salud y la importancia del trabajo. Como por arte de magia -esa que los niños manejan tan bien- las niñas se abalanzaron no sobre las donas como podríamos pensar, sino sobre los libros. Un gatito travieso se convirtió en mascota, apretada contra el pecho, besada, sobada por las pequeñas manos de una caribeñita boricuadominicana, a quien la pobreza le ha negado el derecho infantil a una mascota. Pobreza que los “privilegiados” del exdirector de Riviera del Caribe no quieren conocer y que muchos ricos y menos ricos en Puerto Rico desdeñan. Magia que ya quisieran esos “privilegiados” saber disfrutar. Magia también parece la solidaridad. Acá no anda cada miembro ni de las familias chicas que componen la comunidad ni de la familia grande, la Villa misma, en solitario pegado a una tele, Ipod, nintendo o a la Red. La falta de servicio de energía eléctrica, la amenaza del desahucio, la falta de abundancia cafrunda de mol walmortiano alecciona. Aquí la solidaridad es un elemento esencial de la supervivencia. Cada quien tiene una tarea, se cuidan los bebés, se atiende a los niños sin importar de quién son, se cocina, se sirve, se limpia en beneficio de todos, lo que hay se comparte. Lección que bien nos valdría ponderar. Trama y urdimbre social que los poderosos quieren destruir.