
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, así como su homólogo en Cuba, Raúl Castro, anunciaron esta semana la normalización de las relaciones diplomáticas entre estos dos países, luego de 53 años de la imposición del embargo por parte del Congreso y el cierre de la embajada estadounidense en suelo cubano.
El nuevo estado de las relaciones surge tras meses de conversaciones entre Washington y La Habana, con la mediación del Papa Francisco, máximo líder de la Iglesia Católica, en el marco del 184 aniversario de la muerte de Simón Bolívar y con un mutis del expresidente Fidel Castro, arquitecto del sistema político comunista en Cuba.
Intercambio de prisioneros y reapertura de embajadas
Entre los acuerdos para llegar al nuevo estado de las relaciones figuró la liberación de Alan Phillip Gross por parte de Cuba. Gross, de 65 años, fue detenido en Cuba en el 2009 y sentenciado en marzo de 2011 a 15 años de cárcel por traer a esa isla equipo de comunicación satelital relacionado a su trabajo como contratista.
Cuba además liberó a otra “fuente de inteligencia” norteamericana, una persona que no ha sido identificada por razones de seguridad y que llevaba más de 20 años en prisión.
Estados Unidos, a su vez, liberó a Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, los tres presos cubanos que restaban del grupo de “Los Cinco”, detenidos por espionaje en el 1998. Previamente, René González había sido liberado en el 2011, mientras que Fernando González fue liberado en febrero de este año.
Otras concesiones incluyen la reapertura de las embajadas en ambos países, la remoción de Cuba del listado de países terroristas, el uso de tarjetas de crédito y débito emitidas por bancos estadounidenses en suelo cubano y la expansión de las categorías de viajeros que podrán volar a La Habana, incluyendo políticos, periodistas, religiosos, académicos, deportistas y educadores.
Además, se flexibilizará el intercambio de materiales informativos como periódicos y revistas y los cubanos residentes en Estados Unidos podrán enviar hasta dos mil dólares trimestrales a la isla e importar de Cuba todo tipo de artículos.
Estrategia fallida el aislamiento
Para José Javier Colón, profesor de Ciencia Política en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, el anuncio del nuevo estado de las relaciones es un reconocimiento público de Estados Unidos de que “la estrategia de aislar a Cuba como política internacional fracasó en su propósito de lograr que Cuba llevara a cabo una reforma política bajo los términos que Estados Unidos exigía que estas se llevaran acabo”.
Agregó que “es un evento muy importante porque la política norteamericana hacia Cuba hasta ahora se había negado a aceptar ese hecho fundamental. Estaba la contradicción enorme de que (Estados Unidos) estaba haciendo negocios de forma intensa con países como China, pero mantenía una política totalmente distinta con Cuba”.
Colón reconoció que ahora se abre el camino para atender aspectos relevantes para la isla caribeña. Por ejemplo, mencionó que ahora podría aumentar la presión del sector económico cubano relacionado al turismo para eliminar las restricciones y permitir un mayor flujo de turistas a Cuba.
Continúa el embargo
Ciertamente, la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba representa un avance histórico en términos diplomáticos, pero deja en remojo la posibilidad de levantar el embargo impuesto a ese país por el Congreso estadounidense a principios de la década del 1960.
“El embargo queda en manos del Congreso, pero cuán fuerte se implantan o no las restricciones queda en manos del Ejecutivo. Ahora mismo, en cuanto a inmigración, Obama está tomando unas decisiones que no está contando para ellas con el Congreso. Así que en la medida en que la política pública de la Presidencia cambie, se esperaría que las medidas punitivas contra Cuba en el plano comercial también disminuyan”, indicó Colón.
El catedrático cree que a Washington le será cada vez más difícil justificar el mantenimiento del embargo.
“Son muchos factores los que están contribuyendo a esto, incluyendo algunos de naturaleza doméstica. Por un lado, Obama necesita aparecer en estos últimos dos años como un presidente fuerte, como un presidente que no necesita necesariamente del Congreso republicano para ser relevante. Por otro lado, la opinión pública en Estados Unidos sobre el embargo ha estado cambiado significativamente, incluyendo dentro de la comunidad cubana en Florida”, puntualizó.
Si bien el anuncio del nuevo estado de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos pudiese ser visto como una estrategia para despuntar la popularidad de Obama y revitalizar su figura luego de la derrota de los demócratas en el Congreso hace ya un mes, Colón señaló que “la Presidencia sigue siendo la institución más fuerte dentro de la división de poderes en el sistema norteamericano. Y en el área internacional, el presidente tiene un margen de acción muy amplio que incluye la firma de acuerdos internacionales, que tienen la misma fuerza que los tratados internacionales y que no necesitan ser ratificados por el Senado”.
El impacto en Puerto Rico
Colón argumentó que el nuevo estado en la relaciones entre Cuba y Estados Unidos debe ser visto por Puerto Rico como algo esperanzador, pues se demostró que cuando las partes tienen interés y empiezan a moverse hacia la búsqueda de una negociación consensuada, es posible concertar acuerdos.
“Puerto Rico comparte con Cuba unos asuntos que se habían ido convirtiendo en problemas crónicos de la diplomacia estadounidense, donde parecía que no había posibilidades de solución. Sin embargo, vimos que como en toda relación diplomática, las partes necesitan encontrar un acuerdo común, y ambas partes empezaron a hacer concesiones importantes”.
En ese sentido Cuba, empezó a enviar los prisioneros políticos a España, a utilizar activamente la iglesia católica para hacer negociaciones, a liberalizar las normas que tienen que ver con la creación de empresas cooperativas no estatales, que se suman al intercambio de presos políticos y el restablecimiento de las embajadas en ambos países, indicó el profesor.
Por último, Colón comentó que el dramatismo que rodea el restablecimiento de las relaciones entre ambos países es la superación de uno de los capítulos más peligrosos de la Guerra Fría, donde se estuvo muy cerca de un conflicto nuclear.