El gobierno de Túnez ordenó el cierre de escuelas y universidades en un intento de aplacar la violencia que ha surgido en el país a raíz del alto índice de desempleo en la juventud tunecina durante las últimas semanas
Por ejemplo, en los pasados días murieron catorce personas durante las protestas que comenzaron en diciembre con el suicidio de un hombre de 26 años que estaba desempleado.
Mohamed Bouazizi intentaba vender frutas y vegetales sin un permiso cuando la policía le confiscó la mercancía. El joven, quien había terminado sus estudios universitarios, se prendió fuego frente a un edificio gubernamental en Sidi Bouzid.
Este suceso desató una ola de disturbios y manifestaciones en solidaridad a Bouazizi y en contra de la falta de oportunidades de empleo.
Según cifras oficiales, Túnez tiene un índice de desempleo de 13 por ciento. Sin embargo, entre estudiantes graduados un 23 por ciento se encuentra desempleado.
“Todos los meses pido trabajo. ¿Hay trabajo? ¿Hay empleos? Cada mes, no hay respuesta”, dijo Lotfi Abdelaoui, quien ya terminó sus estudios, en un reportaje de BBC News.
La creación de empleos para esta población es uno de los retos que enfrenta el gobierno, que ha puesto un énfasis en la educación superior que ha provocado un aumento en estudiantes universitarios en las últimas décadas. Según la página del Departamento de Estado de Estados Unidos, entre 1986 y 2009, el número de universitarios cambió de 41,000 a 357,472.
Asimismo, según la página digital del periódico BBC, el gobierno de Túnez prometió la creación de 30 mil empleos para ponerle fin a los disturbios; mientras que se justifica el cierre de las instituciones educativas como una manera de “mantener tranquila a la población tunecina”.