HERAT, Afganistán- El estallido de una bomba, reivindicado por talibanes, causó este lunes la muerte de al menos 12 personas en la ciudad más importante del oeste de Afganistán, según las autoridades, en medio de un deterioro de la seguridad antes de los comicios presidenciales de este mes. La bomba, activada por control remoto y ubicada al costado de una ruta, podría haber estado dirigida al jefe de la policía local pero mató transeúntes cuando explotó a la hora de mayor tránsito cerca de un banco de sangre en Herat, una ciudad relativamente pacífica cerca de la frontera con Irán e importante centro comercial. La violencia ha aumentado en todo el país ante las elecciones del 20 de agosto, consideradas por Washington y Kabul como una prueba clave. Los talibanes han prometido obstaculizar los comicios y han pedido a los afganos que boicoteen la segunda ocasión de elegir directamente al presidente desde que el régimen islamista fue derrocado en el 2001. Entre los muertos del lunes había una mujer, un niño de 12 años y dos policías, indicó el mando de seguridad para Herat, general Esmatullah Alizai. El Ministerio del Interior situó la cifra de muertos en 12 y señaló que había 29 heridos. El presidente, Hamid Karzai, condenó el atentado, definiéndolo como “un ataque terrorista”. Herat, una de las tres ciudades más grandes del país, es por lo general un lugar seguro y próspero debido a sus fuertes lazos comerciales con sus vecinas Irán y Turkmenistán.
Julio ha sido el mes con más muertos para las tropas extranjeras desplegadas en el país desde el derrocamiento de los talibanes en el 2001, con al menos 71 bajas. Hasta ahora, agosto ha seguido con esta tendencia. Un total de 41 militares estadounidenses murieron en julio, muy por encima del récord anterior de 26 fallecidos de septiembre de 2008. También Reino Unido ha sufrido sus peores cifras en casi una generación, ya que los 22 muertos de julio elevan a 191 sus bajas en los ocho años de guerra, 12 más de los que murieron en Irak. Los ataques de este año en Afganistán ya alcanzaron su nivel más alto desde el 2001, y aumentaron después de que miles de marines estadounidenses lanzaran el mes pasado una gran operación en la provincia sureña de Helmand, tradicional bastión talibán y fuente de la mayoría del opio que ayuda a financiar la insurgencia. También los civiles están muriendo a cifras récord. Naciones Unidas señaló la semana pasada que 1.013 civiles murieron entre enero y junio de este año, frente a los 818 del mismo periodo del año anterior. Los talibanes y otros grupos insurgentes fueron responsables del 59 por ciento de esas muertes, según la ONU.