BUENOS AIRES- La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, sufrió una dura derrota en las elecciones de mitad de mandato que pusieron fin al control oficialista sobre el Congreso y posicionaron a opositores como favoritos para ganar la presidencia del país en el 2011. El revés más duro para el peronismo gobernante se dio en la provincia de Buenos Aires, la más poblada del país, donde el esposo y antecesor de la mandataria, Néstor Kirchner, perdió ante Francisco De Narváez, un peronista disidente, según mostró en un avanzado e irreversible conteo. El traspié podría dejar a Kirchner, un político que gobernó Argentina con un estilo áspero y confrontativo entre el 2003 y el 2007, fuera de la carrera para las presidenciales del 2011. El ex mandatario, considerado por muchos como quien ostenta el poder real en el Gobierno de su esposa, reconoció la derrota con un inusual tono conciliador y dijo que el país tiene un nuevo marco político. Fernández reemplazaría a varios de sus ministros tras los resultados de los comicios del domingo, dijo a periodistas una fuente del Gobierno que pidió el anonimato. El Gobierno había apostado fuerte a conseguir una holgada victoria en la principal provincia argentina. “Queremos sentarnos en una mesa con ella (Fernández) y con su gabinete para colaborar”, dijo un eufórico De Narváez, quien pidió cambios en el estilo de gestión de la presidenta, quien como su esposo entre el 2003 y el 2007 confronta abiertamente con opositores e importantes sectores económicos y sociales.
Kirchner se postuló para apoyar al Gobierno de su cónyuge desde el Congreso, pero su derrota y la pérdida de terreno en el ámbito legislativo crearán dificultades para que Fernández avance con su agenda en momentos en que la economía argentina se deteriora y se achica el saldo fiscal. “Gobernar sin el Congreso no es fácil, éste va a ser el gran desafío del oficialismo. Las dos veces que un Gobierno perdió el control del Congreso fue una situación de gobernabilidad difícil”, dijo el analista Rosendo Fraga.
Los candidatos del Gobierno cayeron en los principales cinco distritos del país por población y poder económico: la provincia y la ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Incluso en la sureña provincia de Santa Cruz, cuna política del matrimonio Kirchner, ganaron opositores, configurando una inédita situación para la pareja, que disfrutó de seis años de un poder casi absoluto en Argentina. “Va a haber una necesidad por parte del oficialismo de hacer acuerdos parlamentarios”, dijo a Reuters Juan Germano, director de Isonomía Consultores. El Acuerdo Cívico y Social, una fuerza de centro, se convirtió en la mayor agrupación opositora no peronista y tendrá el mayor bloque de diputados a nivel nacional. Carlos Reutemann, un ex piloto de Fórmula Uno que desafió al candidato oficialista en Santa Fe, fue otro de los triunfadores del día y aparece en el horizonte como presidenciable por el peronismo, en el que el liderazgo de Kirchner quedó muy debilitado. “La actuación pobre de (la presidenta Cristina) Fernández refleja el descontento cada vez mayor con el estado de la economía”, dijo un informe de RBC Emrg Mrkts Research en Nueva York. “El resultado de la elección puede, en última instancia, ser positivo para los mercados financieros mientras que debe desalentar a la administración de Fernández de perseguir medidas políticas poco ortodoxas”, agregó. Casi 28 millones de argentinos estuvieron habilitados en las elecciones que renovaron la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Las proyecciones indicaban un retroceso oficialista de hasta 18 bancas en la Cámara baja y la pérdida de cuatro escaños en el Senado, lo que haría desaparecer las mayorías con las que hasta el momento contaba el Gobierno en ambos cuerpos para tratar proyectos. El matrimonio Kirchner lleva seis años en el poder y, tras conducir un exitoso ciclo económico, comenzó a perder popularidad junto con un deterioro de la actividad causado por problemas domésticos y la crisis global. “Se acaba la hegemonía, regresa el diálogo”, dijo Ricardo Alfonsín, hijo del ex presidente Raúl Alfonsín y candidato a diputado del Acuerdo Cívico y Social.
La agrupación política apoyada por el vicepresidente de la Nación, el radical Julio Cobos, devenido en opositor, arrasó en Mendoza y dio sustento a sus pretensiones presidenciales. En la Ciudad de Buenos Aires, capital del país, se impuso el PRO, fuerza que lidera el alcalde Mauricio Macri, aliado de De Narváez y quien también se proyecta como una figura a disputar el poder en las próximas presidenciales del 2011. La nueva legislatura asumirá en diciembre del 2009. Los comicios se celebraron en las 24 unidades federativas de Argentina. Las elecciones se desarrollaron en calma, aunque el frío del invierno austral y el miedo a la creciente epidemia de gripe A H1N1 redujeron la asistencia de electores en un país en el que votar es obligatorio. Argentina podría declarar la emergencia sanitaria esta semana, en momentos en que los muertos por el nuevo virus ascienden a 26 en todo el país.