Médicos y académicos del país coinciden en que la mejor forma de disminuir los casos de agresión sexual entre jóvenes es a través de la educación y la prevención. Así lo afirman dos profesoras de la Universidad de Puerto Rico.
Aunque es impredecible conocer cuándo ocurrirán este tipo de incidentes, los expertos aseguran que es posible prevenir la agresión o tomar acción rápida para evitar mayores daños en casos lamentables.
La violencia sexual está definida por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta (CDC, por sus siglas en inglés), como cualquier acto sexual en contra de la voluntad de la persona, ya sea porque no lo consiente o porque no tiene la capacidad para consentir.
Según una encuesta realizada hace cinco años por el Departamento de Educación (DE), seis de cada cien estudiantes puertorriqueños, de noveno a duodécimo grado, han sido forzados alguna vez en sus vidas a sostener una relación sexual sin su consentimiento. Este estudio reveló, además, que uno de cada diez estudiantes de duodécimo grado ha sido agredido sexualmente en alguna ocasión.
El DE realizó la encuesta Youth Risk Behavior Survey, a petición del CDC, para identificar conductas de riesgo entre alumnos de escuela superior.
Incidencia de casos en la Isla
Mientras en el 2005 se radicaron 45,181 casos de agresión sexual en adultos, en el 2007 la cifra aumentó a 54,064.
Según datos del 2007 de la Policía, las regiones de mayor incidencia de casos de agresión sexual fueron Utuado, Humacao y Ponce. Sin embargo, cifras del Departamento de la Familia revelan que los municipios donde más se radican querellas de abuso sexual de menores son: Carolina, Caguas y Ponce.
Los datos más recientes de la Policía de Puerto Rico mostraron que, de enero a diciembre de 2009, se reportaron 3,867 casos de violencia sexual.
Aunque estas cifras dan una idea de cómo se encuentra el país, algunos expertos consideran que estos datos no muestran la verdadera realidad de Puerto Rico. “Estas estadísticas están muy lejos de la realidad porque son muchos los casos que anualmente no se registran”, comentó la doctora Linda Lara, quien es ginecóloga pediátrica y forense del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
Por su parte, la profesora Jeannette M. Sánchez Figueroa, de la UPR en Humacao, expresó que aunque estos datos no muestran la verdad del asunto, últimamente las cifras del municipio de Humacao han aumentado precipitadamente, pues los programas de prevención han hecho que los jóvenes hablen y rompan el silencio.
Sánchez Figueroa, quien labora en el Departamento Interdisciplinario para el Desarrollo Integral Estudiantil (DIDIE) de la UPR en Humacao, coincide con Lara al comentar que “no es que ahora hayan más casos de agresión sexual que antes, sino es que los jóvenes están hablando” y las agencias gubernamentales están contabilizando los casos.
De acuerdo con el Centro de Ayuda a Víctimas de Violación (CAVV), las regiones rurales suelen tener mayor incidencia de violencia sexual en la Isla, pues son áreas bien cerradas, donde hay mucha vulnerabilidad de las víctimas.
Según un rotativo local, la directora del CAVV, doctora María Rebecca Ward, comentó recientemente que la agencia está desarrollando un proyecto que pretende capacitar las instalaciones de salud en áreas rurales, que no tienen salas de emergencias, para atender a las víctimas de abuso sexual.
Todo este esfuerzo se realiza según el protocolo del Departamento de Salud, como parte del programa del Plan de Prevención Primaria de Violencia Sexual para Puerto Rico.
Este Plan, compuesto por un comité interagencial y multisectorial, busca trabajar con la educación a todos los niveles del sistema escolar. El mismo se espera que entre en vigor en dos años.
El proyecto tiene como fin promover la política pública; influenciar las reglas sociales a través de campañas de prevención; aumentar el acceso a la información estadística; y apoyar la investigación, entre otras cosas.
Las universidades no están exentas de estas prácticas
Como trabajadora social dentro en el escenario universitario, la profesora Sánchez Figueroa atiende de dos a tres casos anuales de agresión sexual. Durante toda su trayectoria, laborando con este asunto, ha brindado ayuda a más de 10 universitarios que voluntariamente solicitan sus servicios.
Ha atendido casos de jóvenes que atraviesan problemas matrimoniales, embarazos no deseados, depresión, problemas con familiares, traumas por una violación, entre otras cosas.
“Estos casos de agresión sexual se dan muy seguido en las Justas Atléticas de la LAI; y lamentablemente, son muchas las jóvenes que amanecen al otro día de las Justas desnudas o mareadas sin saber qué pasó el día anterior”, mencionó la académica.
Además, comentó que estas prácticas violentas son muy comunes en recintos donde no hay mucho alumbrado. “Por eso yo le sugiero a los jóvenes que de noche traten de caminar en grupos por el campus y estacionen sus carros donde hayan luces”.
Sánchez Figueroa también dijo que estos casos de agresión sexual se dan a causa de las violaciones en citas. “Los jóvenes salen para conocerse y entonces en la cita viene el varón y le introduce una pastilla en la bebida de la chica y la joven pierde el control”.
Según datos de un Estudio sobre la Violencia Interpersonal entre Adolescentes en Puerto Rico, publicado en junio del año pasado, los jóvenes más en riesgo de cometer violencia interpersonal (como iniciar peleas, portar armas de fuego y agredir a otros) son varones que usan drogas, que han sido molestados sexualmente, y que viven en comunidades con un alto nivel de desorden social (como vandalismo).
“Además, más del 80 porciento de los agresores son familiares de las víctimas”, comentó la doctora Lara.
Según el Artículo 53 y 54 del Reglamento de Estudiantes de la UPR en Humacao, estudiantes que incurran en actos de agresión sexual o cualquier delito grave pueden ser expulsados de la UPR.
Por otro lado, de acuerdo a los expertos, las poblaciones más vulnerables de ser blanco de violencia son las mujeres y niñas, personas con impedimentos y deficiencias en el desarrollo, inmigrantes, residentes del área rural, miembros de la comunidad LGBTT (Lésbica, Gay, Bisexual, Travesti y Transexual) y personas de edad avanzada.
Para evitar el aumento en los casos de agresión sexual, la UPR en Humacao creó, en 1999, el Programa de Prevención de Violencia hacia las Mujeres, que tiene como objetivo promover una respuesta comunitaria para combatir la agresión sexual y la violencia hacia las féminas.
Este programa se está implementando en todos los recintos de Sistema UPR para erradicar estos casos de violencia.
Consecuencias de una agresión sexual
Expertos afirman que la violencia sexual tiene efectos en la salud de las víctimas como: el suicidio, aislamiento, depresión, síndrome de estrés postraumáticos, diversas enfermedades mentales, desconfianza, embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual, lesiones auto-infligidas y, en el caso de abuso sexual contra menores, adopción de conductas de alto riesgo, como tener múltiples parejas sexuales.
“En base a mi experiencia, los universitarios abusados se sienten sucios, desarrollan fobia social, no quieren radicar querellas, tienen miedo a quedar embarazadas o a contraer alguna enfermedad venérea y comienzan a reflejar ataques de pánicos”, expresó la profesora Sánchez Figueroa.
Según la académica, aunque muchos de estos jóvenes no verbalizan la situación, sus ausencias a clases, el aislamiento, la depresión, el acto de bañarse excesivamente, los problemas al dormir y la falta de apetito, los delatan ante sus compañeros y profesores.
Para la doctora Lara, todas estas consecuencias podrían evitarse si el Gobierno logra fomentar un trabajo interagencial para educar a la juventud y al país. La doctora considera que, además, es vital la creación del Registro de agresiones sexuales que se propuso el año pasado.
Los profesionales de la salud afirman que es necesario promover la educación sexual en las escuelas, propiciar la comunicación y supervisión de los padres en los hogares, fomentar el apoyo familiar y crear agencias especializadas para estos problemas.
Medidas básicas de seguridad:
* No camines sola si te sientes enferma, ebria o endrogada; pídele a alguien que te acompañe
* Si te sientes amenazada, cruza la calle, cambia el rumbo, corre hacia un lugar seguro o camina más cerca del tráfico.
* Si temes algún peligro o es de noche, solicita que alguien del personal de seguridad te escolte hasta tu automóvil o la entrada de la Universidad
* Debes estar pendiente de quien está delante o detrás de ti
* Si temes algún peligro, grita “Fuego” y corre hasta el lugar alumbrado más cercano; no dejes de gritar
* Mantén las manos libres para que puedas utilizarlas en tu defensa
* No sigas siempre la misma ruta para llegar a tu hogar u hospedaje
* Asegúrate de que haya luces en las entradas del edificio, hospedaje o casa donde vives; solicita que las instalen
* Ten las llaves listas cuando llegues a tu casa, a tu hospedaje o automóvil
* Lleva contigo siempre a la mano: un pito para llamar la atención, pepper spray y tener el número de emergencias 911 en discado directo desde el celular
Algunas recomendaciones sobre qué hacer si una persona es víctima de una agresión sexual:
* Actuar lo más rápidamente posible y protegerse de los posibles efectos físicos y emocionales de la agresión. Las víctimas tienen cinco años para radicar un caso ante un tribunal.
* Busca atención médica inmediatamente, dirigiéndose a la sala de emergencia del hospital más cercano o al Centro de Ayuda a Víctimas de Violación. Exigir el cuidado médico que se necesita y al que tiene derecho.
* Si hay interés en denunciar a la persona agresora, es importante acumular evidencia: no asearse, no bañarse y de ser posible no cambiarse de ropa, si no guárdala. No alterar el escenario físico donde ocurrieron los hechos. Las primeras 72 horas luego del incidente son claves para reconocer al agresor.
* Asegurarse de establecer contacto con la Policía lo más pronto posible.
Agencias y centros de apoyo para víctimas de agresión sexual:
Programa de Prevención de Violencia hacia la Mujer
UPR en Humacao
(787) 850-0000 ext. 9642 , 9629
Centro Mujer Eres Especial
Municipio de Lares
(787) 201-5840
Centro de Ayuda a Víctimas de Violencia
Departamento de Salud
(787)756-0910
Programa P.A.S.O.S.
Servicios médicos forenses
(787)316-9330
Para acceder al texto original puede visitar Universia Puerto Rico.