Con solo 24 años, Jean Carlos Serrano, egresado del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR), ha logrado incursionarse exitosamente dentro del ámbito investigativo, lo que lo ha llevado a cursar estudios graduados en mecanobiología y bioingeniería en el prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT).
Pero para Serrano, detrás del logro que actualmente disfruta se encuentra una larga trayectoria de investigaciones, internados y experiencias que poco a poco trazaron su camino mientras se desarrollaba académica y profesionalmente.
“Creo que todo inició cuando empecé en el programa de traslado articulado de la UPR en Humacao al RUM bajo el campo de la ingeniería, en mi caso la ingeniería mecánica. Yo era un novato y no había hecho una buena investigación antes, así que empecé en mi primer año [en Humacao] a hacer investigaciones en la tecnología con aspiraciones a seguirlo en biomédica, y desde ese primer año me enamoré de la investigación”, indicó. Un año después, se trasladó al RUM para continuar sus estudios en ingeniería mecánica.
Durante el tiempo que estudió en el RUM, Serrano comenzó a buscar laboratorios y lugares donde pudiese trabajar y continuar sus investigaciones. “Me encontré con personas que estaban trabajando en ingeniería pero con aplicaciones en la área de biomédica, y otros que trabajaban en ingeniería computacional. Luego me encontré con un profesor de ingeniería mecánica que estaba colaborando con una profesora de biología y me resultó interesante porque toda esta área se trata especialmente de colaboraciones”, rememoró.
Serrano investigó por tres años cómo las señales mecánicas en el cuerpo humano influyen en la progresión del cáncer. Durante ese tiempo, mientras estudiaba en el RUM, realizó internados internados de verano en la Universidad de Princeton y en el Harvard Medical School.
“Eso me ayudó mucho a expandir mis horizontes, no solo dentro del ámbito de la universidad sino también a conocer las diferentes perspectivas de las personas para resolver el mismo problema. El internado en Harvard Medical School estuvo maravilloso porque trabajé con doctores en un hospital y tenía muestras humanas que me llevaban al laboratorio. De esas experiencias yo sabía que quería seguir en las escuelas graduadas, en la línea de la biomecánica”, explicó el joven nacido en San Juan pero criado en Carolina.
Sin embargo, confesó que el proceso para ingresar a escuelas graduadas fue “bien tedioso”, pues solicitó a alrededor de 12 instituciones. “Estuve trabajando todo el semestre en ese proceso y gracias a Dios logré entrar a ocho. A mí la más que me interesó fue MIT y es en la que me encuentro ahora”, dijo.
“Todas las universidades eran bien prestigiosas, así que no tenía idea de cómo me iba a ir, si me iban a aceptar en todas o en ninguna. Fue un proceso bien nervioso porque los próximos cinco o seis años de mi vida dependían de esa decisión. MIT fue una de las primeras opciones que me interesaban pero no la tenía acomodada porque no sabía en cuál me iban a aceptar, hasta que me llegaron todas las aceptaciones”, agregó.
Al final, fue aceptado en MIT, lo que representó una alegría y felicidad inmensa. “Era la que yo quería, donde estaban los profesores con los que quería trabajar y en verdad que la ciudad y todo se acoplaban a lo que yo estaba buscando”, sumó.
Pero no todo fue color de rosa, pues el proceso de adaptación a un nuevo ambiente académico y cultural representó un reto para Serrano. “El ambiente cultural es bien diferente en todos los sentidos –las personas, la comida, la interacción– así que el proceso de acoplarse culturalmente fue más difícil que el proceso de acoplarse académicamente”, relató.
“También el proceso académico tuvo sus retos, pero yo digo que poco a poco uno va encontrando gente que también tiene su misma historia y de alguna forma tiene un trasfondo similar a ti. Así que estamos conociendo gente nueva en estos ambientes, la gente que uno conoce aquí son de los mejores en su field y se dan mucho a conversar no solamente de su experiencia personal pero también de ideas. Es un sitio con tantas ideas, tanta creatividad que al mismo tiempo te vas disfrutando las experiencias nuevas”, mencionó.
Además, confesó que durante ese proceso llegó a sentirse “completamente fuera del ambiente de uno. No se siente el mismo calor que el de tu propia patria y yo diría que el aspecto emocional es lo que afecta más, porque tan pronto te llega una dificultad –por más pequeña que sea– no tienes ese apoyo que tendrías en tu patria. Puede ser lo más pequeño académicamente y comoquiera en verdad te quita la motivación. Yo me comunico casi todos los días con mis padres, con mis amistades, y a pesar de estar tan lejos, me dan el apoyo que necesito para seguir con mi rumbo. En verdad yo diría que mantener las comunicación con tus raíces es algo esencial. No he conocido a nadie que no mantenga esa conexión”.
En cuanto a sus planes futuros, Serrano tiene en mente graduarse de MIT en ingeniería mecánica, con una concentración en biomecánica, para luego perseguir un postdoctorado dentro de ese mismo campo. También tiene pensado regresar a la Harvard Medical School para seguir obteniendo experiencias y eventualmente solicitar posiciones académicas como profesor.