Llegó a la clínica con un taco en la garganta. Con las rodillas temblorosas y las manos sudadas, se dirigió a la oficina rezando que su identificación falsa la dejara pasar. La tarjeta decía 18, pero tan sólo tenía 15 años. Respiró hondo, escondió sus lágrimas y se dijo así misma: “estoy lista”. ¿Es una chica de 15 años, igual a un asesino? ¿Debe ser visto el deseo de una mujer de proteger su salud y su tranquilidad como un crimen? ¿Una joven que ha sido violada no debería tener derecho a rehacer su vida? ¿Tienen las mujeres del siglo XX el derecho a decidir? ¿Quién escoje el curso de sus vidas, la Iglesia, el Estado? “Cuando me enteré que estaba embaraza, tenía 15 años, sabía que no tenía el apoyo de mi familia en lo absoluto, y, para colmo, al ser menor de edad, se me iba a hacer imposible mantenerlo”, narró una estudiante del Colegio Universitario de Mayagüez, quien pidió no ser identificada. El aborto es un tema sumamente controversial y una opción real para muchas jovenes entre los 15 a los 25 años. A la clínica de planificación familiar Women’s Metropolitan Center, llegan alrededor de cinco jóvenes menores de 25 años a practicarse abortos diariamente. Muchas de ellas han acudido más de una vez. En Puerto Rico, el aborto es legal mientras el feto se encuentre en las primeras 14 semanas de embarazo. Por tal razón, cuando llegan a la clínica, se les práctica un sonograma para identificarlo. Si ya transcurrió el tiempo límite, son referidas a Pro-Familia en Hato Rey, para recibir información sobre las desiciones que pueden tomar, como dar el niño en adopción y recibir ayuda psicológica. Sin embargo, hay mujeres en tal desesperanza que viajan a Estados Unidos y visitan una clínica en Orlando, Florida, donde practican abortos hasta los ocho meses de embarazo, según reveló una enfermera y recepcionista de la Clínica, quien tampoco quiso ser identificada. Es vital informar a las mujeres jóvenes, ya que muchas sienten que no tienen salida (especialmente las menores de edad) y optan por utilizar métodos no aprobados para abortar. Entre estos, el mito de tomar malta caliente y distintas pastillas. “Eso es muy peligroso. En primer lugar, si las toman antes de las 5 semanas, lo único que hacen es sangrar y no abortar, siguen con el feto y éste puede nacer con defectos. Si las toman después, abortan pero se quedan con tejidos en el útero lo que causa infecciones”, aclaró la enfermera. Según su criterio, todo procedimiento practicado en la Clínica, localizada en el Reparto Metropolitano, es legal. Además, poseen una licencia del Departamento de Salud. El proceso es el mismo que se lleva a cabo cuando una mujer tiene un aborto natural y quedan tejidos en el útero. “Toma alrededor de cinco minutos. Se pone un “speculum”, con el cual el doctor puede ver el útero, se esteriliza el área y se aplica anestesia local. Después, se abre el útero con un dilatador, en ese momento, la paciente siente un dolor padecido al pre-menstrual. Entonces, se pasa a la succión del tejido. Cuando termina pasa a realizarse un sonograma, para verificar que no queda ningún tejido y luego pasa a una sala de recuperación por 30 minutos”, señaló la enfermera entrevistada. El precio de un aborto tiende a ser el mismo en todas las clínicas. Dependiendo del tiempo de embarazo, comienza en $250 hasta $475, si tiene las 14 semanas. No obstante, no todas las mujeres que van a la clínica van a abortar porque no tienen dinero o un futuro para ofrecerle a su hijo, sino que muchas han sido víctimas de violación. ¿Qué aconsejaría a una mujer que ha sido violada y no sabe si tener el hijo o no? “¡Qué aborte enseguida!”, contestó el psicólogo Angel Mercado. Mercado, quien lleva 30 años trabajando con el Departamento de Corrección y Rehabilitación explicó que estos niños tienen predisposición a ser violentos, tienden a odiar, a ser agresivos e imperactivos, por lo que tienen que ser tratados. “Es algo muy difícil…la madre va a reaccionar de acuerdo al comportamiento del niño, quién va a ser un recuerdo de la violación por siempre”, explicó. “Vivir en una sociedad dónde las personas rapidamente te juzgan no es fácil. Todas esas personas que luchan en contra del aborto, probablemente te juzgan porque nunca han estado en ese aprieto, nunca han pasado por la situación, no saben lo que es estar desesperados, sufriendo, sin tener nada y completamente solos. Traer un hijo al mundo sabiendo que no tienes nada que ofrecerle, traer un niño para que sea infeliz, para que sufra o que esté psicológicamente enfermo, eso sí es pecado”, sentenció la estudiante de cuarto año de ingeniería.