
SOBRE EL AUTOR
Uno de los eventos que más se ha comentado este año por sus implicaciones geopolíticas y politológicas ha sido el Brexit, la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (UE).
¿Qué impacto tendrá el Brexit internacionalmente, particularmente para el Caribe y Puerto Rico?
Aunque no se pronostica una separación total en el ámbito económico-comercial como resultado del Brexit, es válido preguntarse, ¿cómo se aproximará ahora Reino Unido al mundo, particularmente al Caribe, frente a su nueva realidad geopolítica?
Históricamente, Reino Unido ha intentado mantener relaciones con aliados y partes del antiguo imperio británico, como parte de su política externa; esto viéndose en el contexto de proyectos como la Commonwealth of Nations.
Además, en el plano teórico y académico a lo largo de la historia se han visto muchas discusiones aunque no siempre fructíferas de alianzas geopolíticas, integración política y económica de algunos aliados del Reino Unido, como lo ha sido el llamado Round Table Movement desde el 1909.
Otro ejemplo es CANZUK, que toma su nombre de CANZUK Movement. Esta iniciativa, que surgió en 2015, aspira a recrear un bloque angloparlante como parte de una angloesfera y crear así una mancomunidad entre Canadá, Australia, Nueva Zelanda y el Reino Unido.
Con este trasfondo, entonces no sorprende ver artículos como “A Future of the English-Speaking peoples”, a partir del contexto post-Brexit, publicado por Edoardo Campanella y Marta Dassú en la revista Foreign Affairs. Los autores reclaman, precisamente, que ahora Reino Unido tiene la oportunidad de forjar una nueva relación con las otras naciones de la angloesfera bien sea desde CANZUK o como un proyecto geopolítico de índole geocultural mucho más expandido. Este esfuerzo, a nuestro entender, podría llegar a incluir algunas partes del Caribe incluyendo a Belice y Guyana (en el Caribe extendido), así como algunas de las Islas de Barlovento en las Antillas Menores.
Aunque a prima facie, el reto de la reorientación geopolítica de Reino Unido podría parecer difícil, como muestra el artículo “Brexit: Challenges and Opportunities for Jamaica and CARIFORUM Countries”, no es un proceso ausente de oportunidades.
Los estados unitarios que componen Reino Unido podrían insertarse en mercados internacionales con sus bienes y servicios así como otras naciones se le podrían acercar para formar nuevas relaciones bilaterales de comercio. En el artículo antes mencionado se plantea la posibilidad de formar una nueva relación de intercambio preferencial entre Reino Unido y CARIFORUM (que agrupa más de 15 países caribeños, la mayoría de ellos de habla inglesa) para incrementar las tasas de exportación entre las naciones constituyentes de esa organización y Reino Unido.
Ciertamente, el polémico referéndum que decidió la separación de Reino Unido de la Unión Europea en el 2016 plantea algunos desafíos. La declaración electoral del Brexit y la subsiguiente activación de protocolos para la separación de la UE implica para los británicos un nuevo estatus jurídico en lo que compete a su relación con la UE.
A base de este giro geopolítico monumental, su histórica posición en el mercado común de la Unión Europea y su participación en convenios de colaboración académicos o de investigación científica está sujeto a cambio, lo que coloca al Reino Unido nuevamente en la posición de negociación para construir nuevas alianzas.
En este contexto, no nos resultaría sorprendente la reorganización geopolítica de Reino Unido en términos de una angloesfera, según pronostica el artículo de Foreign Affairs y por ello, también un acercamiento británico hacia una nueva relación con las naciones del Caribe, particularmente las anglófonas.
Ahora bien, partiendo de la misma premisa teórica, probablemente no se reconstituya una unidad política como la de la Unión Europea, sino más parecida a la dinámica del Commonwealth of Nations. Bajo esta última, las relaciones se organizan a partir de líneas westfalianas (reglas de gobernanza internacionales establecidas en Europa en 1648), con actores soberanos gozando de libertad de acción y deliberación a partir de sus intereses nacionales y estatales.
¿Y Puerto Rico?
Ahora bien, ¿cuáles son los retos y oportunidades que ofrece el Brexit para nuestra nación?
Aunque Puerto Rico, como dependencia de los Estados Unidos, tiene mucho de sus poderes estatales muy limitados y su soberanía jurídica centrada en el Congreso de los Estados Unidos (más limitada ahora por la Junta de Control Fiscal creada por la ley Promesa), entendemos que esto históricamente no ha significado la imposibilidad de tener relaciones internacionales.
Ya se ha realizado paradiplomacia anteriormente, especialmente bajo la gobernación de Luis Muñoz Marín. Considerando esta experiencia como un importante precedente, Puerto Rico podría tener posibilidades de insertarse, dentro de sus capacidades, en lo que viene siendo la coyuntura histórica que representa la reorientación de la política al exterior del Reino Unido frente al Brexit.
Tomando en cuenta los señalamientos del cónsul británico David Prodger a favor del intercambio y la mayor presencia del Reino Unido como actor independiente en la esfera internacional en el primer congreso de la Asociación Puertorriqueña de Relaciones Internacionales el año pasado, la nueva reorientación geopolítica británica podría ofrecer un contexto favorable para insertar nuestro comercio nacional en la pronosticada apertura de Reino Unido a nuevas relaciones de intercambio.
Igualmente, es importante considerar las propuestas que brindaron en la misma conferencia los doctores Iván Ogando Lora, director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en la Republica Dominicana y Edwin Dávila, profesor en la Universidad Politécnica de Puerto Rico. Lora y Dávila plantearon por un lado el reto que podría representar una posible devaluación de la libra esterlina en un futuro pero igualmente la potencial necesidad de organizar negociaciones con la radicalmente cambiada Unión Europea y el independiente Reino Unido.
Asimismo, se propone la reorientación de nuestra mirada económica para buscar nuestra inserción en tratados de libre comercio y nuestra efectiva canalización de nuestro bilingüismo respectivamente.
No nos parecería del todo imposible ver a Puerto Rico tomar parte en esta coyuntura histórica. Es una gran oportunidad para poner su bilingüismo funcional en acción y según nos propone la tesis de Eduardo Lalo en su artículo “Guadloup” en 80grados, forjar lazos, entendidos y relaciones con las naciones angloparlantes tanto caribeñas como europeas.
El autor es estudiante de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.