
Una ley natural
Al tratar al carbón como el “material principal” de la industria británica, Jevons enfatizó lo que veía como un cambio gradual en el desarrollo industrial respecto de lo que él refería como de un “producto de primera necesidad del país” a otro. La gran batalla en torno a las Leyes del Maíz ya había señalado el hecho -notado por su padre, Thomas Jevons, entre otros- de que un menor precio para un producto de primera necesidad expandiría enormemente su demanda y en última instancia llevaría a la escasez (que, en el caso del maíz, debía satisfacerse con importaciones).[19] Hacia fines del siglo XIX, era el carbón, no el maíz, el que constituía el foco de una especie de escasez Malthusiana.[20]
“La tesis de Jevons en este libro”, señaló Keynes, “era que el mantenimiento de la prosperidad y el liderazgo industrial de Gran Bretaña requería un continuo crecimiento de sus industrias pesadas en una escala que significaría una demanda de carbón creciente en progresión geométrica. Jevons propuso este principio como una extensión de la ley de Malthus sobre la población, y la denominó Ley natural del crecimiento social […] De aquí hay un corto paso para colocar al carbón en el mismo lugar que Malthus colocó al maíz”.[21]
Extendiendo la teoría mathusiana al carbón, Jevons escribió: “Nuestra subsistencia ya no depende de nuestra producción de maíz. La trascendental revocación de las Leyes del Maíz nos llevó del maíz al carbón. Demarca, de todas maneras, la época en la que el carbón fue finalmente reconocido como el alimento básico del país; -demarca la ascendencia de los intereses manufactureros, que es únicamente otro nombre para el desarrollo de la utilización de carbón”. Jevons sostenía que a pesar de que la población se había “cuadruplicado desde comienzos del siglo diecinueve”, el consumo de carbón se había incrementado por “dieciséis”, y que este crecimiento de la producción de carbón “por cabeza” era una necesidad del rápido desarrollo industrial, que debía llegar a un fin.[22]
Sin embargo la principal contradicción detrás de la paradoja que Jevons planteó -toda la dinámica de la acumulación o la reproducción ampliada intrínseca al capitalismo- no fue analizada en La cuestión del carbón. Como uno de los primeros economistas neoclásicos, Jevons abandonó el énfasis central en las clases y la acumulación que distinguía el trabajo de los economistas clásicos. Su análisis económico tomó la forma de una teoría de equilibrio estático. No hay nada en su argumentación parecido a la noción de Karl Marx sobre el capital como un valor autoexpansivo, y la consecuente necesidad de expansión continua.
El marco conceptual de Jevons estaba entonces mal equipado para lidiar en forma concreta con cuestiones de acumulación y crecimiento económico. La expansión de la población, la industria, y la demanda de carbón (como el “material central” de la vida industrial) era, en su perspectiva, resultado de una abstracta Ley Natural de Crecimiento Social construida a partir de Malthus. Al ver al capitalismo como un fenómeno natural más que como una realidad construida socialmente, no pudo encontrar una explicación para la demanda continuamente creciente, más que señalar el comportamiento individual, la demografía malthusiana, y el mecanismo de precios. Más que enfatizar sobre la búsqueda de ganancias en sí mismas, se basó en la abstracta ley de la energía de Justus von Liebig: “La civilización, dice el Barón Liebig, es la economía de la energía, y nuestra energía es el carbón”.[23] Las fuerzas que conducían la expansión económica, que alimentaban la industrialización, y resultaban en el crecimiento de la demanda de carbón, fueron extrañamente dejadas de lado en La cuestión del carbón, reflejando el hecho de que Jevons carecía de una concepción realista de una economía y sociedad capitalistas.
Nota del editor: Este texto es una mirada investigativa -desde las posturas de la economía política- realizada a la compañía Jevons de Estados Unidos y publicado en www.ecoportal.net. Diálogo comparte los resultados de la investigación en una serie especial.