
Hablar sobre el origen del calentamiento global conlleva a echar culpas a los países industrializados por el mal manejo de los recursos. Plantear una solución a este fenómeno, significa una responsabilidad que debe enfrentar la comunidad mundial. Dichas conclusiones han marcado gran parte de la carrera de Graciela Chichilnisky, catedrática de la Universidad de Columbia, Nueva York, y quien diseñara la estructura operacional del Protocolo de Kioto. Para la doctora, el cambio climático tiene un “efecto unificador del Norte y el Sur” porque a pesar que las causas son económicas y parten de naciones desarrolladas, las consecuencias nefastas también se sienten en los países más pobres. No obstante, según reconoce Carlos Severino Valdéz, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, actualmente se están creando “nuevas políticas públicas conducentes a la reducción de la emisión de gases invernaderos” para contrarestar los futuros efectos negativos. Es por ello, que desde el 2006 se introdujo al mercado global la alternativa del carbón como posible recurso limpio y energético frente a los derivados del petróleo. El auge que cobró esta opción consolidó las expectativas del Potocolo de Kioto, vuelto Ley Internacional en diciembre 2005, para disminuir la producción de gases dañinos a la atmósfera. “El mercado del carbono es el único que transacta el bien público global con los recursos del planeta”, explicó Chichilnisky, desarrolladora del concepto y una de las autoras del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). Esta idea, cuyas ganancias en el 2007 han sido de $50 billones, surge de la inquietud de qué pasará en el 2012 cuando el término establecido por el Protocolo de Kioto caduque. ¿Estados Unidos promoverá una política más afable hacia el ambiente? ¿O China se despuntará como posible potencia verde? La realidad geopolítica, según Chichilnisky, es que los países subdesarrollados tomarán las riendas de la economía global. “Si África sigue el curso de carbono, como nosotros, causaría trillones (de dólares) en pérdidas en solamente Estados Unidos”, así define la catedrática el rol crucial del recurso en el mercado financiero. El país norteamericano se vería perjudicado por ésa alternativa, ya que ésta tasaría el exceso de carbono producido por cada país, obligando que los que producen más paguen a los que produzcan menos.

El grave problema de este mercado consiste en poner límites a la emisión de carbono, pues se repitiría otro ciclo de contaminación atmosférica por el uso descontrolado de la energía proveniente del petróleo. Quizás la más devastadora consecuencia del Protocolo de Kioto sea, remplazar la infraestructura global, específicamente de las grandes capitales. Todo sea con el fin de hacer inversiones limpias más rentables siguiendo el contexto que Chichilnisky hace referencia, de que “necesitamos más energía y no menos”. De acuerdo a las expectativas del Convenio Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (UNFCCC, por sus siglas en inglés), decidir la respuesta internacional a seguir, una vez culminado el tratado, es imperativo. Por tal razón, la UNFCCC se está preparando para celebrar en Copenhagen, Dinamarca, la Conferencia de Cambio Climático del 7 al 18 de diciembre que determine los pasos a seguir por la comunidad mundial. Después del 2012, el Protocolo de Kioto pasará a la historia como un intento de los países industrializados de aminorar la contaminación desmedida. En Copenhagen 2009, se plantearán alternativas y probablemente surgirá un nuevo tratado dedicado a lidiar con las consecuencias. Lo que sí queda pendiente es la postura de la administración de Barack Obama y los objetivos a gran alcance del gobierno chino en cuanto a si firmarán el próximo tratado o si se mantendrán reticentes a cualquier iniciativa global a favor del ambiente.