La Universidad de Puerto Rico (UPR) enfrenta un gran desafío y la gente tiene que entender de qué se trata. La institución intentará sobrevivir a un propuesto recorte presupuestario de $300 millones, con un plan fiscal que se entregará el próximo 15 de febrero y que sin dudas sacudirá sus cimientos.
Desconocemos el efecto concreto que esto tendrá sobre los servicios, la operación cotidiana y la internacionalmente reconocida calidad que emana de la actividad académica y cultural de sus 11 recintos. Tampoco sabemos el efecto socio-económico en las regiones del país. En aras de nuestra responsabilidad pública, particularmente con la región oriental y ante tanta desinformación, ofreceremos aquí algunos datos que exponen el caso de UPR en Humacao en el contexto general del sistema UPR.
La presencia de la UPR en Humacao (UPRH) es de notable influencia socio-económica en esta región. En los últimos diez años esta institución ha correspondido al país con $90 millones en proyectos educativos y de investigación científica, un equivalente a dos veces su presupuesto actual, ofreciendo a la gente un caudal de apoyos comunitarios, culturales, en salud, educación, empresarismo, entre otros. A algunos, eso les parece poco y costoso.
Con unos 800 empleos directos e indirectos, la UPRH es la única institución pública de educación superior por estos lares y atiende aproximadamente 4,000 estudiantes subgraduados. El 90% son residentes de las comunidades de esta región que reúne casi el 14% de la población de Puerto Rico en 16 pueblos: Patillas, Maunabo, Yabucoa, San Lorenzo, Gurabo, Juncos, Las Piedras, Humacao, Naguabo, Ceiba, Vieques, Culebra, Fajardo, Luquillo y Río Grande, la mitad clasificados bajo niveles socioeconómicos de pobreza.
Eso no es todo. Humacao es un recinto femenino (67%), ejemplo del nuevo posicionamiento de la mujer puertorriqueña en nuestra sociedad. De su matrícula, casi un 70%, es producto de las escuelas públicas. Alrededor del 80% necesita asistencia económica y cerca del 25% de sus estudiantes son parte de la primera generación de sus familias que la Universidad acoge.
Aun frente a tantos retos, el 48% de los estudiantes de UPRH obtiene un grado en seis años o menos, un colosal logro, ejemplar a nivel isla y que se debe al compromiso de su diezmada facultad y sus empleados no docentes. Ciertamente en UPRH se transforman vidas, se impugna un modelo de improductividad, desigualdad y marginalidad, un ser humano a la vez y por eso continuamos tras el éxito estudiantil con alianzas, acuerdos colaborativos y nuevas formas de servicio que adelanten pasos de sustentabilidad y liderato académico en el oriente de Puerto Rico.
Después de medio siglo, esta institución, aun con sus limitaciones, sigue ayudando a levantar un país de gente capaz, con conciencia, identidad y disposición creativa al trabajo. Por eso, nos preocupa la notable indiferencia de los líderes regionales ante esta inquietante amenaza. Los grupos comunitarios, las escuelas de la región, el tercer sector, los industriales, comerciantes, alcaldes, representantes y senadores de la región, entre otros, tienen que romper el silencio y empezar a participar seriamente de este difícil cuadro histórico. El llamado es a informarse para propiciar una discusión pública de altura y responsable sobre el desafío de la Universidad y sus implicaciones para el país a partir de los perfiles regionales.
En fin, la isla es la Universidad a partir de sus regiones y se le pide que se ofrezca en austero sacrificio frente a concesiones protectoras que le son extendidas a otras instituciones. Se le exige a la UPR que entregue el capital que no se reclama a otras entidades e instituciones públicas, algunas faltas de productividad e impacto social. Se injuria además la legitimidad de sus principios, objetivos, procesos y el carácter de la libertad del quehacer universitario, frente a cualquier poder político-económico que le aseche.
El pueblo tiene que saber que la Universidad cuenta una década de medidas cautelares que han significado grandes sacrificios. El pueblo tiene que saber que la UPR hace varios años redujo su presupuesto en un 10% añadiendo una reducción adicional de 5% en 2014. Que su claustro vio reducidas sus compensaciones y bonificaciones, que decenas de profesores(as) ofrecen cursos por el honor de la cátedra (libre de remuneración), que han visto sus ascensos diferidos por años sin derecho a retroactividad, que decenas de colegas no han tenido posibilidad de obtener un puesto docente a pesar de su preparación, visible compromiso y rigor académico. La UPR se ha sacrificado mucho y aun así, le sirve a sus regiones con excelencia y responsabilidad social. Así se hace en sus 11 recintos, así se hace en Humacao.
El Alma Mater Oriental es el principal activo y puente social del pueblo de Puerto Rico en el este de nuestras islas. La sociedad puertorriqueña siempre recuperará lo que invierte en esta Universidad a través del éxito y la movilidad social de cada estudiante que con disciplina personal adelanta su paso profesional. Por eso, aquí en la UPR en Humacao no claudicaremos en nuestra actitud educadora que advierte conciencia y busca solidaridad.
El autor es rector interino de la Universidad de Puerto Rico en Humacao.