Al momento de escribir este post el jueves 24 de septiembre por la tarde nos encontramos en medio de la cuenta regresiva para el anuncio de despidos masivos en el sector gubernamental—una política que aun el Economist de Inglaterra considera como “unwise” en el medio de una recesion. En Puerto Rico estamos en recesión desde hace 42 meses, la más larga desde que se empezaron a llevar estadísticas modernas en Puerto Rico en 1947. Cuando una economía entra en recesión, lo que se recomienda es aumentar el gasto público o bajar impuestos para estimular la economía. Todos los economistas están de acuerdo que el resultado de despedir 20,000 empleados públicos en una recesión va a tener los siguientes efectos: 1. Aumentar la tasa de desempleo a mas de 18%; 2. Agudizar la recesión, ya que habrá 20,000 empleados menos, lo que reduce el consumo agregado; 3. Aumentar la demanda por servicios públicos, por ejemplo, educación y salud; 4. Desempleo prolongado ya que el sector privado no va a reclutar masivamente en medio de una recesión; y 5. En el caso específico de Puerto Rico, empeorar la situación los bancos, ya que 46% de los empleados públicos tienen hipoteca. Sobre esto no hay debate. El problema en Puerto Rico es que se conjugó la crisis fiscal, que lleva gestándose más de 20 años, con la recesión. En esta coyuntura, el gobierno le prometió demasiado a las casas clasificadoras y se ha implantado un plan para recortar $2,000 millones en gastos y aumentar las contribuciones por otros $1,000 millones, cuando lo que se debió haber hecho es concentrarse en estimular la economía primero con el estimulo criollo y el dinero de Obama y trabajar con el déficit del gobierno después. Dada la experiencia reciente de California, donde se pagó la nómina del gobierno con vales por un tiempo y su crédito no fue degradado a chatarra, nos parece que la amenaza de la degradación a chatarra del crédito de Puerto Rico ha sido sobreestimada. Al implantar una política mixta donde se saca dinero de la economía por un lado (impuestos nuevos y reducción de gasto gubernamental) y se le inyecta por otro (plan de estimulo criollo y fondos ARRA) lo que se ha hecho es diluir el impacto del estimulo. De hecho, para el AF2010 el balance neto va a ser negativo ya que se estará retirando más de la economía de lo que entra nuevo. Para el AF2011 el efecto positivo debe predominar pero eso significa que nos queda mas o menos un año mas de crecimiento negativo. Finalmente, la realidad es que estamos en esta terrible coyuntura porque llevamos 20 años tomando malas decisiones. Hace 5 años quizás hubiéramos podido haber hecho algo para evitar llegar aquí. Pero ahora, la verdad es que todas las opciones son malas… El texto original fue publicado en el blog del Centro para la Nuevo Economía
