La bioluminiscencia brillante de las bahías bioluminiscentes caribeñas se debe principalmente a un organismo microscópico unicelular llamado Pyrodinium bahamense, un dinoflagelado común oriundo de las costas tropicales que abunda más en las bahías que en las aguas circundantes. Los factores físicos, químicos y biológicos que afectan la abundancia de Pyrodinium van a cambiar, por lo tanto, los niveles de bioluminiscencia.
Nuestros estudios en Puerto Mosquito, Vieques, y en una bahía bioluminiscente en Santa Cruz, en las Islas Vírgenes Estadounidenses, han medido tanto los niveles de bioluminiscencia como la abundancia de Pyrodinium, así como la calidad del agua; para identificar cómo estos parámetros varían debido a las diversas condiciones ambientales, incluida la contaminación lumínica.
En las dos bahías bioluminiscentes estudiadas, los eventos de tormentas causaron una reducción a corto plazo en la bioluminiscencia y en la abundancia del Pyrodinium, aunque la recuperación fue rápida y ocurrió en una semana o menos. La bioluminiscencia no se correlacionó con la fluorescencia de clorofila, un indicador de la abundancia de comunidades de fitoplancton ni con otros parámetros de calidad de agua tales como la salinidad, los niveles de oxígeno disuelto y la turbidez. Los niveles bajos de la bioluminiscencia y de la abundancia de Pyrodinium fueron asociados a velocidades mayores de viento, las cuales pueden disminuir el crecimiento de Pyrodinium.
La contaminación lumínica puede afectar la bioluminiscencia de dos maneras. En primer lugar, se ha demostrado en estudios en laboratorios que las luces brillantes inhiben la bioluminiscencia de los dinoflagelados como Pyrodinium. En nuestros estudios no hubo ninguna evidencia de que la iluminación nocturna producida por la luz de la luna afectaba los niveles medidos de bioluminiscencia. Sin embargo, las luces artificiales, si son lo suficientemente brillantes, pueden inhibir la bioluminiscencia.
En segundo lugar, un efecto más sensitivo de la contaminación lumínica tiene que ver con la luminosidad percibida de la bioluminiscencia observada. Esta aparenta ser más brillante bajo condiciones más oscuras. Esta situación es bien conocida por los proveedores de recorridos turísticos, quienes aconsejan que la bioluminiscencia se observa mejor en las noches nubosas o sin luna.
Durante nuestro estudio en Santa Cruz la iluminación de fondo provista por el claro de la luna, disminuyó la luminosidad percibida de la bioluminiscencia, según la valoración de los observadores. Demostramos que la bioluminiscencia aparentaba ser más brillante bajo niveles más oscuros de iluminación aun cuando los instrumentos de medición indicaban resultados similares sobre los niveles de bioluminiscencia.
Por lo tanto, reducir la contaminación lumínica realzará la luminosidad observada de la bioluminiscencia y mejorará la visita de las personas que desean experimentan la bioluminiscencia espectacular de estas bahías. Las bahías bioluminiscentes caribeñas son bastante raras: comprenden un área total aproximada 5 millas cuadradas. Son ecosistemas inusuales en los que el miembro más dominante de fitoplancton es una sola especie de organismo unicelular: el dinoflagelado Pyrodinium bahamense, que por razones poco conocidas, persiste abundantemente.
Esta es una condición altamente improbable que es científicamente interesante para estudiar, debido a que en otras áreas del mundo a los dinoflagelados se les conoce por sus periódicos y altamente impredecibles episodios de alta abundancia, que raramente persiste durante el transcurso del año.
Las bahías bioluminiscentes caribeñas son un valioso recurso ecológico y ecoturístico que debe conservarse y manejarse cuidadosamente.