Durante este semestre, la administración de la Universidad de Puerto Rico en Humacao tomó la decisión de ofrecer clases de lunes a sábado entre marzo y abril.
El objetivo fue poder terminar las clases en mayo para permitir que los estudiantes que habían sido aceptados en universidades fuera de Puerto Rico pudieran asistir sin contratiempos. Además, me indicó el decano de Asuntos Académicos, esto permitiría ofrecer un curso de verano durante el mes de junio.
En mi opinión el experimento fue uno fallido.
Hubo profesores que trabajaron los seis días (durante los dos meses), algunos de los cuales comenzaban a impartir clases, diariamente, a las 7:30 a.m. Faltando un mes para acabarse las clases ya estos compañeros se notan agotados.
Los que trabajamos los sábados fuimos aquellos que teníamos laboratorios y que no podíamos sustituir dicha experiencia por una asignación. A tales efectos, mientras en el área de ciencia se observaba actividad, el resto de la universidad parecía desierta.
En el área de ciencias, no hubo un solo sábado en donde no tuviéramos contratiempos. A la persona encargada de abrir salones, laboratorios y pasillos de acceso a las oficinas siempre se le olvidaba algo. Peor aún, luego de las 9:00 a.m. a dicha persona era virtualmente imposible de conseguir. Así que estábamos a expensas de que apareciera uno de los compañeros que tenía llaves de las instalaciones.
Cabe señalar que este asunto se denunció en varias ocasiones por diferentes profesores y nunca la administración pudo resolverlo.
Tampoco se planificó para que al menos cada sábado hubiera un técnico en las diferentes áreas. A tales efectos, nunca tuvimos a nuestra disposición tan importante personal de apoyo. El temor que teníamos algunos es que le pasara algo a uno de los estudiantes y no tuviéramos quien nos ayudara de inmediato, ya fuera con la persona accidentada o el resto del grupo de estudiantes.
No menos importante, el ausentismo fue notable, y en gran medida, esperado, dado el caso de que muchos estudiantes trabajan los fines de semana y otros no asisten por convicciones religiosas.
Yo comprendo que tenemos una administración nueva, sin mucha experiencia y es de esperar que cometan errores. Sin embargo, es penoso tener que indicar que, en todo este asunto, no hubo buen ejemplo de parte de estos.
Mientras se nos hacía trabajar de lunes a sábado, la regla no parecía aplicar a los administradores. La generalidad fue que los sábados rectoría estaba cerrada y había una o dos personas en uno de los decanatos.
Todavía no sabemos si en junio se pueda ofrecer una sección de verano, pero lo que no se resolvió a cabalidad fue el asunto de los estudiantes que van a estudiar a Estados Unidos.
Hice recomendaciones a unos 15 estudiantes. En días pasados cotejé la fecha de comienzo de dichos programas y resultó que casi la mitad comienzan a finales de mayo.
Así que estos estudiantes no se van a beneficiar de la decisión tomada por la administración y van a tener que hacer ls mismo que hicieron otros en años anteriores: hacer arreglos para que los profesores le adelanten el material y puedan tomar los exámenes más temprano o negociar un incompleto.