Hay pupilas que no se conforman con el intermitente parpadeo de los ojos y la rutina corpórea. Por eso se escapan. Y en su lontananza corren tras las huellas de la esperanza y la infinitud de la vida. Ellas no se buscan. Pero se encuentran en la nobleza que inevitablemente las une, mientras evocan la justicia y avivan el lenguaje de la libertad soñada. Ellas son la lágrima que acumulan los años y el silencio que vocifera la historia de quienes levantaron la patria. Ellas son el ceño fruncido, la mirada, la espera que -a pesar de 35 años de injusticia- nos mantiene unidos como pueblo, y por Oscar en marcha.
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Periodista. Es estudiante graduado del Departamento de Historia del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Completó un grado de Bachillerato en Información y Periodismo de la Escuela de Comunicación. Amante de los deportes y la literatura.
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