Un argentino decidió las Eliminatorias del Cono Sur y fue el artífce de un nuevo pacto entre los “hermanos” del Río de la Plata. Unos pensarán que fue Mario Bolatti –volante de Huracán y autor de la victoria albiceleste en Montevideo- pero se equivocan, ese argentino no estuvo en Uruguay, ni siquiera estaba en la Argentina. Estaba con el seño serio, y caminaba hablando solo por la grama lateral del estadio Monumental de Santiago. Era Marcelo Bielsa, el bien llamado “Loco”, el actual Director Técnico de Chile y a quien en su país natal -Argentina- todos añoran. El mejor DT argentino del momento resolvía la clasificación sudamericana exigiendo nada menos que la perfección –fiel a su estilo- a sus pupilos, obligados por él a darle la alegría máxima al pueblo chileno de poder festejar de local la clasificación a Sudáfrica, conseguida en Colombia la fecha pasada. El mejor alumno de Bielsa fue el “Chupete” Suazo, quien con un golazo doblegó las esperanzas de Ecuador y destrabó las quijadas apretadas del Estadio Centenario de Montevideo. Tomás Guasch, enviado español del periódico AS y quien presenció el duelo en Montevideo, describe mejor que nadie la atmósfera: “El gol en Santiago lo descomprimió casi todo; el argentino fue una anécdota”. Las crónicas de La Nación, Clarín, El Mercurio y El País coinciden en ello: el gol más celebrado en el duelo entre argentinos y uruguayos no fue el definitivo 0-1 de Bolatti, sino el 1-0 de la victoria chilena que anunciaba el sonido del estadio y que clasificaba tanto a Argentina, de manera directa, como a Uruguay al repechaje. El “Clásico del Río de la Plata” no fue un buen partido de fútbol. Fiel a su mitología, Uruguay apostó a “La garra charrúa”, a meter, a morder y no se le vio cómodo en su papel de dueño de la pelota. Este Uruguay es más efectivo al contragolpe. Argentina, totalmente en contra de su riquísima historia, no propuso nada. Diego Armando Maradona alineó a cinco defensas y potenció que Messi e Higuaín pasaran la noche desapercibidos. Más allá del buen gol de Bolatti, de Argentina siguen llamando la atención dos cosas: el pésimo accionar futbolístico y la desmesura de Maradona a la hora de hacer declaraciones. Si alguien pensaba que “el clavadazo” con que El Diego festejó la agónica victoria ante Perú iba a ser un hito insuperable, hoy dejaba una frase impresentable: “Estoy agradecido a la gente y a los jugadores y después a nadie más. Y que la sigan chupando…”, declaró un Maradona enardecido. Argentina pudo clasificarse directo al Mundial y Uruguay tendrá que jugar en la grama artificial de San José de Costa Rica . Los “ticos” hicieron un partido bipolar en Estados Unidos. Costa Rica jugó una primera mitad perfecta, sublime y se fueron al descanso con un cómodo 2-0 con el que clasificaban directamente a Sudáfrica. Pero, el espíritu combativo de los estadounidenses y la debacle psicológica de Costa Rica terminaron por conjurar un empate a dos tantos. Resultado lapidario que se empalmaba con la victoria de Honduras en el Salvador que clasificaba a los catrachos de forma directa para la Copa del Mundo y sumía en la desgracia a Costa Rica, escuadra que tendrá una complicada serie en contra de Uruguay.