
Abracadabra es uno de esos lugares asombrosos que han surgido en la Ponce de León por la necesidad de hacer que tienen los artistas de la generación de “Tata”.
Con la tarima de fondo, la actriz y teatrera toma asiento junto a nosotros, toda sonrisa como es ella, interpretándose esta vez a sí misma. Lo que se suponía fuera una entrevista a la artista puertorriqueña Marisé “Tata” Álvarez, se ha convertido, por arte de magia, en un encuentro amistoso para compartir espontáneamente de lo bueno que ofrece este maravilloso café.
La conversación fluye tan amena y cercana que es natural tratarla de Tata. Sin hacer pregunta, ya hemos comenzado a hablar de su experiencia actuando como uno de los personajes de la serie de televisión “Crossbones”, grabada en Puerto Rico el año pasado y que actualmente transmite todos los viernes la cadena NBC.
Durante la filmación de la serie “Crossbones”. / Suministrada
“Era una producción grande, de mucho dinero, de muchos detalles”, reconoce la actriz que ha colaborado en cantidad de cortometrajesy películas pero no a ese nivel. Para Tata eso no es lo más importante de haber trabajado en este proyecto protagonizado por John Malkovich. “Lo veo como un escalón más en mi carrera, un reto más”, dice sobre esta experiencia de la cual valora el haber podido trabajar con actores veteranos de la industria y además haber sentido el apoyo del “crew” de filmación boricua a la hora de grabar sus escenas. “Estaban súper orgullosos. Me decían ‘¡métele, Tata!’… fue súper divertido”, cuenta.
En uno de los episodios de la serie, que ya se encuentra en la página web de la cadena, Marisé Álvarez tiene una participación destacada. Se enfrenta al reto de actuar con el acento del inglés británico mientras interpreta a una mujer en pleno parto. Sin embargo, cada experiencia tiene su valor. “Te puedo decir que hace unas semanas hice mi primer ‘stand-up’ con Teatro Breve, y fue igual de retante”, aclara.
A la hora de describir su trabajo como teatrera, actriz e intérprete de realidades y personajes, la palabra “diversión”está presente de una forma u otra. Desde sus inicios con los Jóvenes del 98, el Teatro Rodante, y la fundación de Teatro Breve, hasta los cortometrajes, películas y comerciales en los que ha trabajado a lo largo de casi 12 años de carrera, la escuchamos repetir que siempre ha sido “bien divertido”. Para ella su trabajo lo es.
En una interpretación de Teatro Breve. / Ricardo Alcaraz
“Para mí es un juego, de verdad. Fuera de todas las responsabilidades que conlleva y el entrenamiento, es un juego. Esa inocencia de los niños que juegan y lo entregan todo es necesaria en el trabajo actoral. Yo siento que si uno pierde eso uno puede perder la verdad y la magia de lo que quieres proyectar”, reflexiona sobre su trabajo.
El “juego”de Tata comenzó como una búsqueda personal de aquello que le apasionaba. Pero no siempre lo tuvo muy claro. “Yo entré en la Iupi (UPR-RP) por Administración de Empresas, después Naturales y terminé en Educación”. En aquellos días recuerda que no se sentía feliz con lo que estudiaba. Durante su pre-práctica se encontró con la dura realidad del sistema de educación pública. “No todos los niños son iguales, y el sistema te encajona a tener que hacer las cosas de determinada manera para todos. Yo estaba frustrada”, recuerda. Por suerte le faltaba tomar el curso de Educación en Teatro del profesor William Padín.
“Él me cuestionaba acerca de lo que yo estaba estudiando, lo que estaba haciendo con mi vida y si realmente me gustaba. Me decía que yo tenía talento para eso del teatro, que por qué no me matriculaba en una clase de actuación”, y eso hizo. En Drama se matriculó en la clase de actuación con Carola García. “Con esa mujer yo me enamoré de la actuación”. Y así todo se fue dando.
Compartiendo escenario con Julio César Morales cuando formaba parte del Teatro Rodante. / Ricardo Alcaraz
Con el impulso que le dieron figuras como Maritza Pérez, Rosa Luisa Marquéz, y Carola García, además del profesor William Padín, y el empuje de una de las últimas conversaciones que tuvo con su madre, se despojó de sus miedos y se lanzó sin pensarlo a asumir las riendas de una vida dedicada a lo que le apasiona: la actuación y el teatro.
“Todos tenemos la responsabilidad de descubrir y buscar eso que nos apasiona y dedicarnos a ello”, opina Marisé. “En esa época yo no me estaba cuestionando nada, yo estaba haciendo lo que yo sentía que tenía que hacer. Y así ha sido hasta el día de hoy”.
Un juego que transforma
La toma de conciencia acerca de la capacidad de transformación social que tiene el teatro la llevó al final del bachillerato a dar talleres a jóvenes en distintas comunidades y cooperativas bajo una compañía a la que llamaron Brincadeira (definido por Tata como “juego/ jugueteo”, en portugués). Más adelante, encontraría en la Universidad de Manchester en Inglaterra una maestría en la cual poder aplicar estos principios.
En el programa denominado ‘Applied theatre’, Marisé tuvo la oportunidad de trabajar talleres de teatro social mediante el uso de la tecnología. “Ya yo había participado en Maldeamores y me había enamorado del cine”, recuerda Marisé acerca de lo que la motivó a incorporar pequeños cortometrajes grabados con celulares como parte de su investigación.
Desde entonces Marisé ha seguido trabajando sin parar en lo que le gusta.
Cuando no está grabando un comercial, o practicando un nuevo acento, está dando talleres o preparando la próxima presentación de Teatro Breve.
Marisé “Tata” Álvarez encuentra en la comedia, elemento que lleva en la sangre por parte de su padre (un exterminador al que no le falta un chiste), su modo de aportar a la sociedad en que vivimos. “No te puedo decir que estamos educando a la gente porque no es así. Pero hacemos que la gente se vea a sí misma, y eso es parte de hacer que cambien las cosas”, expresa la actriz para quien su trabajo es un privilegio que le da la vida.
Ya casi finalizado el encuentro surgió una pregunta: ¿El hijo que tienes en la serie es de Barbanegra? Muchos ya le han hecho la pregunta, pero ella misma no lo sabe. Espera que sí. Sería otra oportunidad para “seguir” jugando.
Foto por Ricardo Alcaraz