La frase que me sirve de título es de José Vargas Vidot. Aparece en su columna en El Nuevo Día, de ayer, 11 de agosto de 2011. Y es que, al parecer vivimos en un momento histórico de gusto por la creación de demonios. Hollywood nos llena las pantallas de demonios, así mismo los juegos de vídeo, los comics y como si eso no bastara inventamos otros.
Demonizamos al vecino que decide comprar un perro que ladra, al dominicano que se mudó al vecindario, a homosexuales, a mujeres insumisas y también al estudiante o profesor que no nos gusta. Nada nuevo. Amén de que nos encantan los cuentos de demonios, harina de otro costal aunque tema fascinante, en las épocas de crisis como la que vivimos siempre han aparecido los demonios. Quizá ante nuestro sentido de incapacidad, falta de poder para confrontar los peligros y apuros diarios, ante nuestra frustración, inventamos seres a quienes culpar por nuestros males.
Es más fácil que estudiar ciencia, artes, filosofía, historia y razonar, buscar soluciones. Manía que desde las premisas del neoliberalismo ha infectado a nuestros gobernantes. Mejor demonizar las ciencias humanas, las humanidades y endiosar la tecnología y práctica empresarial. Por demás, el pensamiento dicotómico es más manejable que el razonamiento complejo.
Esta reflexión es producto del sonado caso del doctor José Vargas Vidot que desde las primeras planas de todos los diarios nacionales nos acompañó en el desayuno de ayer jueves. Una persona que dice llamarse María Rodríguez y ser doctora acusa al doctor Vargas Vidot ante el Secretario de Justicia de los Estados Unidos de practicar la medicina sin estar licenciado y por ende capacitado legalmente en Puerto Rico para hacerlo.
Aparentemente la doctora Rodríguez no es médica pues en el Colegio de Médicos aparecen varias personas con ese nombre pero ninguna con el número de licencia que ésta dice tener. No voy a entrar en los detalles de la vida del doctor Vargas Vidot, están disponibles en la prensa y la red. Basta con decir que líderes de los tres partidos políticos principales del País, la presidenta de la Junta de Directores de Iniciativa Comunitaria, el presidente del Senado Médico y muchas personas a quienes el doctor Vargas Vidot ha ayudado a través de su desempeño en Iniciativa Comunitaria han encomiado la labor del doctor, su trabajo y su dedicación. Wilfredo López Montañéz, líder comunitario, me aseguró que Vargas es una persona de moral intachable y dedicación seria y capaz a las personas quienes menos solidaridad y apoyo reciben de nuestra sociedad.
Como la persona que ha difamado a Vargas Vidot ha preferido hacerlo desde el anonimato es difícil conocer sus razones. ¿Una mala interpretación de alguna acción del doctor, una resentida por no haber obtenido alguna licitación de trabajo, odio a quien se dedica a mejorar la vida de los marginados: desvalidos, deambulantes, adictos, enfermos de SIDA, los golpeados por la pobreza, la falta de educación, desempleados, ese “otro”, el ciudadano que es diferente. (Vargas Vidot en su columna ofrece una buena definición de la ciudadanía: “Nos hacemos ciudadanos cuando llegamos a tener conciencia de los sentimientos y emociones de los demás seres humanos. . .”) Hay personas que en el fondo de sus almas enajenadas preferirían que estos “otros” desaparecieran.
Pero aparte de la razón de la acusación –el tipo de querella que Jessica Smith, portavoz del secretario Eric Holder, afirma que no suelen atender- es preocupante su condición anónima. En una sociedad democrática cabe denunciar, pero precisamente por tratarse de una democracia las denuncias se hacen de frente, con nombre y apellidos, con datos, información veraz. Las acusaciones anónimas demonizan, agreden, pueden hacer graves daños y no caben en sociedades democráticas. No obstante, el evento vale para obligarnos a preguntar qué pensamos de la labor que hace este hombre, cuánta solidaridad le ofrecemos, por qué existen aún en nuestra sociedad tantas personas que necesitan su ayuda, qué hace el Gobierno para ayudarles.
Como profesora de la Escuela de Comunicación de nuestra Universidad no puedo dejar de reflexionar sobre lo que este evento significa en relación a los medios. ¡Qué mucho vende el chisme, la insinuación, la demonización! Los medios en su afán de proveer espectáculo nos tienen acostumbrados a ello. ¿Cómo fue que dejaron de ser fuentes de información veraz para convertirse en el nuevo chismoso del barrio? El Nieman Watchdog de ayer analiza el hecho de que la prensa estadounidense cada vez dedica menos espacio a lo sustantivo, situación que deja a la ciudadanía sin información vital y peor, promueve una particular postura sobre los asuntos internacionales y nacionales. Ayer nuestra prensa ejemplarizó esto.
Todos los diarios destacaban en sus primeras planas a Vargas Vidot pero junto a la Miss Universo de Puerto Rico y su ajuar, a crímenes y accidentes. La mayor parte de su cubertura la dedican a la farándula, deporte, crimen y chismes políticos. ¿Dónde está la sustancia? Quizá las guerras, la hambruna en Sudán, la situación económica mundial y la crisis económica y social puertorriqueña tengan un poquito más importancia que el ajuar de una “reina” de belleza.
La autora es periodista y profesora de la Escuela de Comunicación de la UPR, en Río Piedras.