
Las noticias, como todo, se agotan, se desgastan. No así los hechos, éstos ocurren indistintamente sean parte o no de una noticia. Los recientes terremotos ocurridos en Haití y Chile ya cada vez son menos noticia, pero la secuela, la profunda cicatriz que dejaron son y seguirán siendo un hecho. Estas imágenes hablan por sí solas, y las palabras se amilanan, se quedan cortas. El espectáculo que pueden llegar a ser las catástrofes, se transfigura cuando es la inocencia cruda y sabia la que se nos muestra. Víctor Díaz, un niño de ocho años de edad y residente de la ciudad de Iloca en Chile, narra su experiencia durante el terremoto que azotó a este país hace ya un par de semanas. En un llamado sencillo y urgente le pidió al actual presidente de la nación suramericana que atendiera lo antes posible la situación precaria en que quedó sumido su pueblo. El mandatario acudió al lugar. El video, que le ha dado la vuelta al mundo, muestra que si para algo sirven los medios es para que ocurran este tipo de cosas.