
A partir de octubre Diálogo inició la publicación de una nueva sección: CONCiencia, un espacio donde se divulgarán contenidos sobre temas relacionados a las ciencias naturales. Comenzamos compartiéndoles una serie de artículos confeccionados por los alumnos de la doctora Carmen Maldonado, del Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Los textos que se publicarán en esta ocasión, se enfocarán particularmente en educar y concientizar al público en general sobre asuntos vinculados a la adicción de drogas. La meta principal de esta actividad educativa fue involucrar al estudiantado en la difusión del conocimiento adquirido en el aula con el fin de alcanzar otros sectores de la población que potencialmente se beneficien de lo investigado.
“Si vamos a verlo desde el punto de vista médico, esa sería la sustancia perfecta para los hechos delictivos, porque la víctima no va a recordar nada, por lo tanto no denuncia”, declaró la doctora Miriam Gutiérrez del Departamento de Toxicología de la Universidad Nacional de Colombia, en una entrevista con VICE News, refiriéndose a la droga escopolamina.
De acuerdo con Gutiérrez, los criminales drogan a sus víctimas con esta sustancia y estas quedan hipnotizadas, “y cuando ya ha sido despertado y se entera que ha sido robado, no se recuerda que él mismo había colaborado”.
El uso de esta droga por criminales en Colombia durante los últimos años ha sido alarmante. Estimados preliminares hechos por el Departamento de Estado de los Estados Unidos en el 2015 reportan de alrededor de 50,000 incidentes al año en suelo colombiano. Otros reportes demuestran que la droga ha sido utilizada de forma similar en otros países; incluso se han reportado casos de robo y violaciones con escopolamina en las ciudades de Nueva York y París.
La escopolamina no es una droga nueva. Existe desde la antigüedad. Es un alcaloide que se deriva de la familia de plantas conocidas como las solanáceas, comunes en Europa, América Central y Sudamérica. En el medioevo su uso se asociaba con brujería, ya que los extractos de las semillas producían alucinaciones y delirios en las personas.
No fue hasta finales del siglo 19 que se comenzó a utilizar en el campo médico en Alemania, principalmente como anestésico y analgésico en operaciones quirúrgicas y en partos. Igualmente, se observó que el uso de escopolamina con morfina en madres durante el parto inducía a un estado semihipnótico, en el que las madres permanecían conscientes y despiertas, pero no sentían dolor, ni podían recordar el proceso de parto.
Este efecto también fue observado por el doctor Robert House en 1920 en los Estados Unidos. Los estudios que surgieron de estas observaciones inspiraron al gobierno estadounidense a utilizar escopolamina como un “suero de la verdad”, útil durante interrogaciones en el periodo de la Segunda Guerra Mundial. En el presente, aún se utiliza la escopolamina en bajas dosis para reducir náusea y prevenir vómitos y mareo.
Los efectos farmacológicos de la escopolamina se han estudiado en diferentes modelos. Su efecto hipnótico y depresivo en los individuos es causado por su acción en las neuronas del sistema nervioso central y periférico, específicamente en neuronas que utilizan un neurotransmisor llamado acetilcolina para comunicarse.
En el cerebro, la función de acetilcolina se asocia con el funcionamiento de la memoria, el aprendizaje, y la atención. Por otro lado, las neuronas del sistema periférico utilizan acetilcolina para controlar las funciones vitales e involuntarias de nuestro cuerpo, tales como la respiración, la digestión y el latido del corazón. Este sistema se divide en dos partes: el sistema simpático y parasimpático.
Imagínese que usted esté un día en su casa y le dé hambre. Decide calentar una pizza en el horno, comérsela, y luego tomar una siesta. Pasan unos minutos, y de repente se levanta agitado, un olor a humo emana de la cocina. Evidentemente, ya se habrá dado cuenta que se le olvidó apagar el horno y su cocina entera está encendida en llamas. La respuesta inmediata es clara: corre fuera de la casa y busca ayuda. El sistema simpático lo prepara para esta actividad, inhibiendo la digestión de la pizza que se comió, dilatando las pupilas, e incrementando su ritmo cardiaco. El sistema parasimpático efectivamente hace lo opuesto, relajando los pulmones, permitiendo la digestión, y relajando los vasos sanguíneos.
En el sistema nervioso periférico, la escopolamina inhibe ciertas partes del sistema parasimpático, inhibiendo la función de acetilcolina. Por ello, produce vasodilatación, taquicardia, dilatación de las pupilas, e inhibe secreciones estomacales. Sin embargo, su efecto más significativo es en el cerebro, donde la inhibición de acetilcolina produce efectos sedativos. Igualmente, afecta gravemente la memoria a corto plazo, como también la función cognitiva del paciente. Pacientes intoxicados con esta sustancia muestran alucinaciones, desorientación, irritabilidad y estupor. Altas dosis de escopolamina pueden causar la muerte; un gramo es suficiente para matar a múltiples personas.
Por ello, el uso incrementado por entidades criminales alrededor del mundo es preocupante. El periódico The Guardian reportó varios casos en París, donde tres mujeres fueron arrestadas por intoxicar a una docena de víctimas con escopolamina. La publicación describe que las féminas se amigaban de las víctimas y le mezclaban la droga en sus tragos. Minutos después, se dirigían con las víctimas a sus casas para robarle sus pertenencias.
Periodistas de VICE News fueron a Colombia en 2012 y entrevistaron a varias víctimas. Una de ellas contó que estuvo en una discoteca en Bogotá con un amigo y luego despertó en la esquina de un parque sin recordarse de lo ocurrido. El reportaje destacó que los vecinos no impidieron el robo, ya que la misma víctima estaba asistiendo a los ladrones en vaciar su propio apartamento. Luego, el entrevistado se enteró que la policía encontró el cuerpo de su amigo, quien murió intoxicado con escopolamina.
Aunque el uso de escopolamina en Puerto Rico no es común, es importante conocer al respecto para estar precavidos, especialmente si se visita un país donde su uso es popular.
Recuerde siempre velar por su trago si se encuentra en una barra. La droga también se coloca en papeles de presentación; preste atención a hojas o panfletos que se entreguen por desconocidos en centros comerciales.
Si sospecha que ha sido intoxicado, vaya al centro de emergencias más cercano. El tratamiento más común es con fisostigmina, que produce efectos contrarios a los de escopolamina.
En fin, siempre debe tener precaución en sitios públicos, la escopolamina es peligrosa no tan solo por su toxicidad y sus efectos hipnóticos, sino porque el método de administración es muy fácil y es difícil de percibir.
Escopolamina- El Suero de La Verdad by Diálogo on Scribd
El autor es alumno de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Este texto constituyó el proyecto final del curso: Bases psicofarmacológicas de la adicción a drogas (BIOL 3576), que dictó la doctora Carmen Maldonado el pasado semestre.