Diálogo inició este semestre la publicación de una nueva sección: CONCiencia, un espacio donde se divulgarán contenidos sobre temas relacionados a las ciencias naturales. Comenzamos compartiéndoles una serie de artículos confeccionados por los alumnos de la doctora Carmen Maldonado, del Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Los textos, que se publicarán a continuación, se enfocarán particularmente en educar y concientizar al público en general sobre asuntos vinculados a la adicción de drogas. La meta principal de esta actividad educativa fue involucrar al estudiantado en la difusión del conocimiento adquirido en el aula con el fin de alcanzar otros sectores de la población que potencialmente se beneficien de lo investigado.
El asma es una enfermedad crónica de los pulmones que inflama y estrecha las vías respiratorias. Se conoce por enfermedades crónicas a aquellas condiciones de salud que afectan a las personas por largos periodos, con frecuencia por el resto de sus vidas.
Un ataque de asma ocurre cuando los músculos que rodean las vías respiratorias se tensionan y se inflama con mucosa. Esto reduce la cantidad de aire que puede pasar por ahí y hace la respiración y el intercambio de gases bien tedioso. Estos ataques se pueden desencadenar por la aspiración de alérgenos o desencadenadores como: polvo, moho, polen, estrés, ejercicio o cambios en el clima.
Algunos de los síntomas de esta condición son: tos, dificultad al respirar, sibilancia (sonido agudo al respirar), labios azulados, pulso rápido, dolor torácico y/o presión en el pecho. Esta enfermedad puede traer otros problemas a la salud y otras complicaciones a la vida diaria si no se trata o no se mantiene regulando los ataques de asma. Por ejemplo, el paciente asmático puede experimentar disminución en la capacidad para hacer ejercicio y tomar parte en otras actividades, tos persistente, cambios permanentes en la función pulmonar y dificultad para respirar. En los casos más graves puede que la persona requiera la asistencia de un respirador mecánico e incluso podría sobrevenirle la muerte.
Hasta ahora el asma no tiene cura, pero hay varios métodos para controlar los síntomas y mantener los ataques que produce esta condición al mínimo. Uno de ellos es la terapia con Albuterol. El Albuterol es un broncodilatador conocido también como Salbutamol y comercialmente como Ventolin, Proventil, Asthalin y Proair, entre otros. Es uno de los métodos más efectivos para prevenir y atender los ataques de emergencia y para tratar los broncoespasmos o contracción de los bronquiolos, producidos por el asma.
Este medicamento viene de forma líquida, pero mediante un “jet nebulizer” se convierte en aerosol. Por esto la droga se administra por inhalación. La dosis de Albuterol mediante inhalación se administra cada cuatro a seis horas, o tres a cuatro veces al día. También se puede utilizar de 15 a 30 minutos antes de hacer algún ejercicio de forma preventiva. Además, se puede administrar de forma oral o intravenosa, pero la mas común y mas fácil de utilizar es mediante la inhaladora. Cada inhaladora, dependiendo de su tamaño, tiene 60 o 200 dosis para inhalación.
La absorción y metabolismo de Albuterol, dependiendo de la vía de administración, se puede dar en los pulmones o en el tracto gastrointestinal. En los pulmones, tras la inhalación, del 20% al 47% del ingrediente activo pasa a las vías bronquiales más profundas, mientras que el resto se deposita en la boca y en la parte superior del tracto respiratorio y se traga posteriormente. La fracción que se deposita en las vías respiratorias se absorbe en los tejidos pulmonares y la circulación, pero no se metaboliza en el pulmón. Tiene que alcanzar la circulación sistémica para luego metabolizarse en el hígado y posteriormente excretarse por vía renal como fármaco inalterado y como sulfato fenólico. El cuerpo se tarda 72 horas en procesar el albuterol (ya sea por vía oral, intravenoso o inhalado) hasta excretarlo principalmente por la orina.
La sobredosis de Albuterol es posible y los síntomas pueden incluir: boca seca, temblores, arritmia, náuseas, convulsiones, mareos y desmayo. Algunos de los efectos secundarios del Albuterol que ocurren habitualmente son los temblores en las extremidades. Los efectos secundarios más comunes son: agitación, tos, diarrea, mareos, excitación, aumento del apetito, aumento de la presión arterial, náusea y nerviosismo, entre otros. Los efectos secundarios menos comunes y raros son: dolor torácico, dificultad al orinar, garganta seca, espasmos musculares, vértigo, falla cardiaca y diabetes. El Albuterol puede interactuar con otros medicamentos como glucocorticoides, diuréticos, laxantes y algunos antidepresivos.
¿Cómo el albuterol puede aliviar los síntomas del asma? El mecanismo de acción del albuterol involucra las neuronas adrenérgicas donde el neurotransmisor predominante es norepinefrina. Las neuronas noradrenérgicas se encargan de la estimulación de síntomas simpatéticos como aumentar los latidos del corazón, la presión, disminuir la digestión, aumentar el volumen del torrente sanguíneo y expandir los pulmones y bronquios.
El Albuterol es un agonista de estas neuronas. Un agonista es un compuesto químico que tiene la capacidad de simular el efecto de una sustancia producida por nuestro propio cuerpo. En este caso, el Albuterol es un agonista de los receptores Beta-2 (b-2) que responden a epinefrina. Este activa selectivamente los receptores b-2 que se encuentran periferalmente en alta densidad en los pulmones, específicamente en el músculo liso de los bronquios. Al activar los receptores b-2, permite la relajación de dichos músculos y el paso de aire se restaura casi inmediatamente. Además, disminuye la resistencia en las vías aéreas para que los asmáticos puedan respirar mucho mejor.
Esta droga se puede utilizar para tratar un asma aguda con el fin de detener los ataques que obstruyen las vías respiratorias. También se puede utilizar de forma preventiva contra el asma inducida por ejercicio.
En su libro, Psycopharmacology: Drugs, The Brain And Behavior, Jerrold S. Meyer y Linda F. Quenzer señalan que uno de los aspectos más importantes y de los más preocupantes para la sociedad es el efecto de los broncodilatadores como el Albuterol en el corazón. Sin embargo, al ser un agonista selectivo de receptores Beta-2, el Albuterol tiene un mínimo efecto en el corazón a dosis terapéuticas, ya que este tiene mínima densidad de estos receptores y su mayor concentración de receptores de neuronas adrenérgicas se basa en receptores Beta-1.
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